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Contra los monocultivos y minería contaminantes y a favor de la Soberanía Alimentaria y de un Proyecto Nacional Sustentable

18 de septiembre de 2011

¿Que sabemos sobre los organismos genéticamente manipulados?



Respuestas a las preguntas más frecuentes
sobre los organismos genéticamente manipulados


Í n d i c e
1. ¿Qué son los organismos genéticamente modificados o transgénicos?
2. ¿Cómo se pueden identificar los alimentos genéticamente modificados? ¿Cómo se pueden evitar?
3. ¿Son distintos los cultivos transgénicos de los híbridos y los tradicionales?
4. ¿Los alimentos transgénicos son más nutritivos?
5. ¿Qué efectos tienen los transgénicos sobre la salud humana?
6. ¿Qué efectos tienen sobre el medio ambiente?
7. ¿Qué tipo de beneficios tienen? ¿Por qué se los usa?
8. ¿La polémica sobre los alimentos transgénicos tiene algo que ver con las "vacas locas" o las dioxinas en la comida?
9. ¿Es verdad que esta tecnología terminará con el hambre en el mundo? ¿Quiénes introdujeron estos cultivos al país?
10. ¿Qué tipo de efectos económicos tendrá el cultivo masivo de transgénicos? Por mayor información: Greenpeace Argentina, campaña de Biodiversidad Mansilla 3046 (1425) Buenos Aires, Argentina - http//: www.greenpeace.org.ar

1. ¿Qué son los organismos genéticamente manipulados o transgénicos? 

LOS NUEVOS FRANKENSTEIN Los encontramos mezclados en nuestros alimentos en las góndolas de supermercados (maíz y porotos de soja genéticamente manipulados). Los encontramos creciendo en campos de experimentación y de cultivo en nuestro país. En la Argentina hoy existen la soja, el maíz y el algodón transgénicos, pero ya se habla de peces o cerdos transgé-nicos y otros organismos vivos que in-gresan en esa categoría. A la técnica emplea-da se la conoce bajo diversos nombres como ingeniería ge-nética, modificación genética o manipula-ción genética. Los tres términos signi-fican la misma cosa, el traslado de genes, generalmente de una especie a otra. Los cultivos existentes incluyen máiz con genes de bacterias, tomates con genes de peces, o cerdos con genes de humanos. La ingeniería genética llega camuflada bajo el título de “biotecnología”. Como se observa este procedimiento puede hacerse entre plantas de igual especie, entre espe-cies no relacionadas o incluso trasladando genes de una planta a un animal y vice-versa. Con esta técnica, llamada "ingeniería genética" se han roto las barreras naturales para la reproducción y creación de seres vivos, pues en condiciones naturales sólo es posible el cruzamiento de plantas o animales de la misma especie o de especies relacionadas. A diferencia de otros métodos biotecnológicos de mejoramiento genético (cruzamientos entre especies parientes), la ingeniería genética va mucho más allá: transforma a los seres vivos.
Greenpeace los apodó "cultivos Frankenstein" porque son seres mutantes, seres vivos que nunca podrían haber existido en la naturaleza de no mediar el accionar del hombre en un laboratorio. 

UNA DECISIÓN CORPORATIVA

La poderosa industria de la biotecnología ha invertido cientos de millones en un nuevo producto: las semillas transgénicas. Se trata de exactamente las mismas empresas que hasta el momento comercializaban semillas y agroquímicos a nivel global. Postuladas por las empresas como salvadoras del hambre mundial, o solución a la aplicación del cóctel de agroquímicos, las semillas transgénicas significan de hecho la renovación del catálogo de productos de Monsanto, Novartis, Du Pont, Aventis ó Astra Zéneca, quienes dominan por completo el mercado mundial de estas semillas. Los organismos transgénicos no obedecen a un requerimiento de Unicef o de la Organi-zación Mundial de la Salud, sino a la lógica misma de la tendencia del mer-cado: la concentración y la búsqueda de una posición de poder y liderazgo en la base de la agricultura industrial, es decir la industria global de alimentos.

TIPOS DE CULTIVOS TRANSGÉNICOS 

En la Argentina ya existen en el mercado plantas transgénicas con tolerancia a herbicidas (Soja RR) y plagas (Maíz y algodón Bt). En otras partes del mundo, en tanto, se encuentran en distintas etapas de desarrollo plantas resistentes a climas desfavorables, con mayores cantidades de una determina-da propiedad, o plantas con capacidades para prolongar sus períodos de vida. Existen además, la colza resistente a herbicidas; tomates con genes de pez para retardar su maduración; algodón Bt, que al
La palabra "transgénico" proviene de "trans" (cruzar de un lugar a otro) y "génico" (referido a los genes). En resumidas palabras, es todo aquel organismo que tiene incorporado un gen extraño. 
Existen además, la colza resistente a herbicidas; tomates con genes de pez para retardar su maduración; algodón Bt, que al igual que el maíz, produce su propio insecticida y por eso es resistente a una plaga determinada. Siguen en la lista variedades de cultivos transgénicos que están siendo probados en distintos lugares del mundo incluida la Argentina; algunos de ellos son: la papa, el brócoli, la coliflor, la papaya, la mandioca, el sorgo, el melón y hasta árboles, como el eucaliptus.

EL GEN TERMINATOR 

En estos momentos, existe una gran presión por parte de la industria biotecnológica para difundir masivamente las "semillas estériles" que contienen el llamado "gen Terminator". Con este gen, patentado como "Sistema de Protección Tecnológica", las corporaciones biotecnológicas quieren obligar a los productores a comprar todos los años la semilla y los productos agroquímicos que ellas mismas producen. En pocas palabras, pretenden controlar la agricultura y el mercado alimentario mundial. El “gen Terminator” está especialmente pensado para afectar a países como la Argentina, según se deduce de las expresiones del presidente de la empresa Delta & Pine Land Co. (subsidiaria de Monsanto, compañía que desarrolló la Soja RR, utilizada en el país): “Esperamos que [el terminator] tenga implicancias globales, en particular en mercados o países donde las leyes de patentes son débiles o directamente no existen”. Por el momento la empresa Monsanto ha anunciado que no insistirá en imponer el “Terminator” en sus semillas aunque se trata de una decisión transitoria.
Un gran número de entidades civiles está cuestionando la seguridad sanitaria y ambiental de esta clase de organismos 

TRANSGÉNICOS EN NUESTRO PAÍS
 

El gobierno argentino ha promovido la ingeniería genética en forma tal que se ha convertido en el segundo productor mundial de organismos vegetales genéticamente manipulados. Muchos alimentos contienen ingredientes modificados genéticamente. Se calcula que el 60% de los alimentos procesados contienen soja y durante la última cosecha este cultivo cubrió el 90% de la producción total con transgénicos con lo que es altísima la probabilidad de estar consumiendo, sin saberlo, soja transgénica. Con respecto al maíz transgénico, la superficie cultivada alcanza un 20% del área sembrada, según estadísticas oficiales. Otro cultivo transgénico, de menor difusión, es el algodón resistente a plagas. La Red de Alerta sobre Transgénicos (Redast) y el Foro de Asociaciones de Consumidores han recomendado a la gente que exija a empresas y autoridades gubernamentales el etiquetado de los alimentos que contienen componentes derivados de organismos manipulados genéticamente. Quienes consumen transgénicos son privados ilegítimamente de su derecho a elegir si quieren o no correr el riesgo de contraer alergias o resistencia a antibióticos. Estos dos últimos riesgos son los más discutidos actualmente por la comunidad científica, sin que hasta el momento exista un fuerte consenso en una u otra dirección. En la Argentina, los supermercados y las autoridades gubernamentales no han reparado en ello, y hasta la fecha los consumidores no pueden identificar entre la comida producida mediante la agricultura tradicional o la que se origina en los laboratorios de la ingeniería genética.

Cultivos (est. 2000)Genéticamente manipuladoNaturaleza convencional
SOJA90%9%
MAÍZ25%70%
ALGODON1.2%sin datos
Quienes consumen transgénicos son privados ilegítimamente de su derecho a elegir si quieren o no correr el riesgo de contraer alergias o resistencia a antibióticos



2. ¿Cómo se pueden identificar los alimentos genéticamente manipulados?
LAS ETIQUETAS DE LOS ALIMENTOS EVITAN DECIR SI CONTIENEN INGREDIENTES TRANSGÉNICOS




Es difícil identificarlos. Los consumidores argentinos, a diferencia de los europeos y japoneses, no pueden elegir lo que comen porque no existe un etiquetado en los productos que advierta si en sus ingredientes o procesados contienen, o no, organismos genéticamente manipulados. El Gobierno no ha previsto ninguna ley que regule este tipo de tráfico de genes en nuestra comida, y ni siquiera le ha dado a los ciudadanos la posibilidad de estar advertidos de ello. Y pese a los reclamos de los consumidores y Greenpeace, las autoridades argentinas siguen dándole la espalda al reclamo de la gente de saber qué es lo que se lleva a la boca. Las empresas, hoy por hoy, no están obligadas a etiquetar. Las comidas vegetarianas han sido las primeras en ser contaminadas genéticamente. Le siguieron las carnes elaboradas (en especial los bocaditos de pollo o las hamburguesas), luego los aceites, que suelen utilizarse en margarinas o mayo-nesas (obviamente también los aceites de cocina contienen componentes de so-ja) e incluso las golosinas y otros productos de panadería. La soja de Monsanto también estaría en los productos dietéticos. Hoy, en la Argentina, consumir algún alimento que contenga ingredientes con soja, es exponerse a un alto riesgo de introducir en nuestros cuerpos organismos concebidos por la ingeniería genética. Distintas oficinas de Greenpeace en todo el mundo han confirmado en varios test de laboratorios científicos la presencia de soja o maíz transgénicos en los alimentos de consumo masivo. En la Argentina no existen mecanismos para detectarlos o advertirlos en la comida que se consume diariamente.
Hoy, en la Argentina, consumir algún alimento que contenga ingredientes con soja, es exponerse a un alto riesgo de introducir en nuestros cuerpos organismos concebidos de la ingeniería genética.

CÓMO DETECTAR TRANSGÉNICOS EN PRODUCTOS NO ETIQUETADOS

Queda todavía un resquicio para detectar en forma aproximada a la mayoría de estos organismos genéticamente manipulados. Como se sabe, la soja está presente en el 60% de los alimentos, y debe recordarse que el 90% de la soja que se produce en Argentina proviene de la variedad transgénica patentada por la empresa Monsanto. Teniendo en cuenta esos datos, lo más lógico es suponer que alguien que consume algún producto con derivados de soja, está comiendo la soja transgénica de Monsanto. Lo más práctico es analizar la declaración de ingredientes. Hay que prestar atención en las siguientes palabras en los productos que se compran en los super-mercados: lecitina (la mayoría contiene bases de soja) o lecitina de soja (también aparece camuflado con la insripción INS 322 o 322), proteína vegetal texturizada, proteína texturada de soja, dextrosa, aceite vegetal hidrogenado, emulsificante, proteína de soja aislada o harina de soja. Por el momento, lo único que se puede hacer es evitar aquellos productos que contengan los ingredientes citados en el cuadro de la siguiente página. 
Las comidas vegetarianas han sido las primeras en ser contaminadas genéticamente.



RUBROPRODUCTOS ELABORADOS
CARNESsalchichas, medallones, supremas, rebosados o bocaditos de pollo, hamburguesas, milanesas, patés, etc.
PASTASfideos, capellettis, ñoquis, pizzas de mozzarella, ravioles, etc.
CONDIMENTOScaldos o cubitos de pan.
CEREALESarroz y cereales para desayuno
GOLOSINASgalletitas, alfajores, bocaditos, bombones, bizcochos, caramelos, chupetines, chocolates, obleas, turrones, etc.
PANADERÍApanes lactales, magdalenas, budines, bizcochuelos, tostadas, galletitas de agua o saladas, pan de salvado, etc.
OTROSleches y chocolatadas en polvo, chocolatadas líquidas, milanesas de soja, sopas, helados, productos de repostería (bizcochuelos, baños de repostería, cubretortas, mouse, etc.), jugos, cervezas, empanadas elaboradas, margarinas, mayonesas, papas fritas, rabas o aceites.


DERECHO A LA INFORMACIÓN 

"Los consumidores tienen derecho a una mayor protección e información... En primer lugar exigimos a las autoridades que se encargan de ejercer los mecanismos de control que realicen su trabajo sin ceder ante los imperativos comerciales y políticos.... que los productores adopten una política de transparencia de cara a los consumidores y que faciliten el acceso a la información que manejan sobre sus experimentos, aplicaciones, controles, etc." ( del Consumidor, Adelco, Buenos Aires).



3. ¿Son distintos los cultivos transgénicos de los híbridos y los tradicionales? 

LAS DIFERENCIAS

La producción de híbridos y el mejora-miento genético tradicional de distintas variedades ha sido una técnica de producción agrícola practicada desde los inicios de la agricultura. Los cruces desarrollados a través de estos métodos convencionales se realizan en variedades iguales o similares. Estas especies tanto animales como vegetales son el resultado de miles de años de evolución. El entrecruzamiento tradicional es el resultado de un proceso natural de reproducción sexual dentro de la misma especie. La información hereditaria de ambos padres se combina y pasa a la cría. En este proceso las mismas secciones de información genética de la especie, conocida como ADN (ácido desoxirribonucleico) se intercambian con los mismos cromosomas (cuerpo del núcleo de la célula que alberga al ADN), pero los genes casi siempre quedan exactamente en el mismo orden y en las mismas ubicaciones dentro de los cromosomas. Un gen estará entonces siempre rodeado por la misma secuencia de ADN a menos que ocurra un accidente o una mutación. Especies que están emparen-tadas también pueden reproducirse, como el caballo y el burro, si bien sus crías (híbridos) la mula serán muy probablemente estériles. La esterilidad y otras disfun-ciones en los híbridos son el resultado de diferencias genéticas entre dos especies, diferencias que devienen en la incompatibilidad genética. Cuando alteramos el paso natural de la evolución y mezclamos en un mismo organismo vivo, un animal con un vegetal o viceversa, se termina allí el entrecruzamiento tradicional y empieza la ingeniería genética. Los cultivos transgénicos son por lo tanto claramente diferentes a los cultivos tradicionales dado su método de creación. Los primeros son concebidos en un laboratorio, mientras que los segundos son concebidos en la naturaleza. Sólo en un laboratorio es posible introducir un gen de un organismo en el ADN (estructura genética) de otro organismo, cuando se trata de otra especie completamente distinta, o incluso de un reino diferente (hay vegetales genéticamente modificados que poseen genes de animales, bacterias, virus, etc.) para añadirle un rasgo o condición específica nueva .
“Hace miles de años nuestros ancestros iniciaron la domesticación y la conservación de las plantas que forman la diversidad de cultivos que hoy asegura nuestra alimentación. Está en nuestras manos decidir si queremos ser recordados como la generación “terminator” o si queremos conservar nuestra diversidad, herencia global propiedad de nuestros descendientes”. Centros de Diversidad, Greenpeace Internacional septiembre de 1999.

CÓMO SE LLEGA A UN ORGANISMO VIVO GENETICAMENTE MODIFICADO


La ingeniería genética se utiliza para tomar genes y segmentos de ADN de una especie, por ejemplo de un pez, y ponerlos dentro de otra especie, por ejemplo un tomate. Al hacerlo, la ingeniería genética provee un grupo de técnicas para cortar el ADN ya sea al azar o en un número específico de lugares. Una vez aislado, uno puede estudiar los diferentes segmentos del ADN multiplicarlos y montarlos (pegarlos) junto con el ADN de cualquier otro organismo. La ingeniería genética hace posible romper la barrera de las especies completamente diferentes o no emparentadas; hace posi-ble por ejemplo, empalmar el gen anticongelante de un pez en los tomates, pasar el gen de una toxina que mata insectos presente en una bacteria al maíz o al algodón, o pasar genes humanos a cerdos. Aún así existe un problema -el gen de un pez no puede trabajar en un tomate a menos que se le adicione lo que se llama un promotor con instrucciones que las células del tomate reconozcan-. La secuencia de ADN de este promotor tendría que ser una secuencia de tomate o una especie similar. 
La ingeniería genética hace posible romper la barrera de las especies completamente diferentes o no emparentadas
Las empresas y la mayoría de los científicos toman aquí un atajo y no se molestan en buscar un promotor apropiado para el tomate, ya que les tomaría años comprender cómo trabajan la regulación y la comunicación interna de las células del tomate. De manera de evitar largos testeos y ajustes la mayoría de las plantas modificadas genéticamente se hacen con promotores virales (sigue).
Cultivos autorizados por el gobierno argentino para su comercialización


CULTIVOSPROPIEDAD
Soja RRTolerancia a herbicidas
Maíz BtResistencias a insectos
Algodón BtResistencias a insectos

Fuente: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (Sagpya)

(viene del anterior párrafo) Los virus, como generalmente se conoce, son muy activos. Nada o casi nada los detendrá una vez que hayan encontrado una nueva víctima u organismo que los albergue. Integran su información genética dentro del ADN de la célula que los alberga (tales como nuestras células), se multiplican, infectan a las células vecinas y vuelven a multiplicarse. Esto es posible porque los virus han evolucionado como promotores muy poderosos que comandan a la célula que los alberga para leer constantemente los genes virales y producir proteínas virales. Simplemente al tomar un elemento de control es decir, un promotor (el virus de una planta), y colocarlo delante del bloque de información del gen anticongelante del pez, es posible obtener este gen combinado virus/pez para que funcione en la planta en cualquier parte de ella y cuando se requiera. En la Argentina, como se ve en este gráfico, el crecimiento del cultivo de OGMs ha crecido de manera alarmante en los últimos dos años.

NOTA AL MARGEN: El organismo oficial que aprueba los OGMs en la Argentina es la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación.


4. ¿Los alimentos transgénicos son más nutritivos? 
NO SON MÁS SALUDABLES, NI SON MÁS NUTRITIVOS

No son más nutritivos, más sabrosos, ni mucho menos más saludables que los convencionales. Hasta el momento, esta rama de la biotecnología ha sido desarrollada principalmente para bajar los costos de producción, no para producir alimentos más saludables. En estos momentos, se está trabajando en alimentos con mayor contenido de hierro y vitaminas, pero el curso de esos proyectos (que se encuentran en distintas fases de investigación y desarrollo) ha encontrado serios reparos en la comunidad científica.

SUPUESTAS VENTAJAS PARA SALVAR EL HAMBRE DE... LAS EMPRESAS 

En la actualidad, debido al temor que generaron estos organismos manipulados en varios países de Europa, Asia y Norteamérica, algunas corporaciones están buscando costados más "atractivos" de esta clase de transgénicos para el consumidor. Por eso se están promocionando vegetales que reduzcan la deficiencia de la vitamina A, por poner sólo un ejemplo. Hasta el momento no han aparecido en el mercado los llamados transgé-nicos de 2da. generación que, según la industria, tendrán inclusive un costo adicional por los beneficios farmacológicos que traerán. Greenpeace ha puesto de manifiesto que estos alimentos deberán pasar las mismas pruebas de seguridad que los transgénicos de primera generación, de los que todavía no se sabe que podría ocurrir y donde el consenso científico sobre su conveniencia esta lejos de concretarse. Los problemas de una dieta balanceada, el acceso a los alimentos y mejor niveles de sanidad pueden ser atacados con soluciones que existen desde hace mucho tiempo y no se implementan por falta de voluntad política. Greenpeace advierte sobre el peligro que podría surgir del desarrollo de “alimentos mágicos” para solucionar males como la deficiencia de vitamina A, debido a que pueden convertirse en una distracción que derive recursos en la dirección contraria a la aplicación de soluciones actualmente disponibles. Muchos quieren presentar al arroz con vitamina A como una solución... Pero el Banco Mundial ha destacado que los planes de la Organización Mundial de la Salud y la Unicef para paliar el hambre y mejorar los niveles de higiene, en los setenta países más pobres del mundo, constituyen las soluciones de menor costo que se puedan aplicar. Las herramientas para eliminar el problema del hambre y la deficiencia de vitamina A ya están disponibles. Y son libres de los riesgos que cualquier organismo transgénico trae. Utilizar esas herramientas, como se dijo, es sólo una cuestión de voluntad política. 
En estos momentos, se está trabajando en alimentos con mayor contenido de hierro y vitaminas, pero el curso de esos proyectos (que se encuentran en distintas fases de investigación y desarrollo) ha encontrado serios reparos en la comunidad científica. Greenpeace ha puesto de manifiesto que estos alimentos deberán pasar las mismas pruebas de seguridad que los transgénicos de primera generación de los que todavía no se sabe que podría ocurrir y donde el consenso científico sobre su conveniencia esta lejos de concretarse.

5. ¿Qué efectos tienen los transgénicos sobre la salud humana?

LOS TRANSGÉNICOS SON SERES EXTRAÑOS EN NUESTRA DIETA

Es importante destacar que muchos de los genes usados en esta clase de alimentos no habrían integrado jamás la dieta humana si no fuera por la ingeniería genética. Es decir que es imposible saber cuáles serán los efectos de la ingesta de estos genes sobre la salud humana. Después del desastre sanitario producido con el Mal de la Vaca Loca (generado por la alimentación de elementos ajenos a la dieta de las vacas), la comunidad científica internacional está reclamando, cada vez con más firmeza, un mayor cuidado en el manejo de la tecnología para producir alimentos. Todavía no se sabe mucho acerca de los tan promocionados "alimentos del futuro". Aún así, las advertencias científicas llaman a la alarma. Aquí dos de ellas: 1. Alergias: El New England Journal of Medicine aseguró que los productos modificados por ingeniería genética tienen un potencial alergénico incierto, impredecible e imposible de dimensionar. Algunos alimentos con base de soja ya han generado efectos adversos a la salud humana al transmitir el potencial alergénico de algunos genes Este es el caso, por ejemplo, de la soja que contiene el gen de una nuez de Brasil para aumentar su valor proteico que ha ocasionado serios problemas a personas alérgicas a las nueces. De allí la importancia de que los consumidores sepan qué están comiendo realmente. 2. Resistencia a los antibióticos: La Sociedad Británica de Médicos alertó sobre la resistencia a los antibióticos en los seres humanos que consumen transgénicos en forma reiterada. Es decir: existe la posibilidad de que los genes resistentes a los antibióticos presentes en los alimentos genéticamente manipulados emigren a bacterias patógenas que afectan la salud humana, y desarrolle su propia resistencia.

MÁS PREGUNTAS QUE RESPUESTAS

"Existen más preguntas que respuestas en relación a esta delicada cuestión. Sigo creyendo en el futuro de la biotecnología, pero considero justificado preguntar: ¿es segura esta comida para el consumo humano?, ¿Los cultivos transgénicos son seguros para el ambiente? ¿Cómo van a afectar a la biodiversidad? ¿Cómo van a afectar a otras plantas, insectos y pájaros?". Lo dijo el propio Robert Shapiro, presidente de Monsanto, en una teleconferencia organizada por Greenpeace en Londres, Reino Unido. El discurso fue calificado por el prestigioso diario The Financial Times, como el más sincero mea culpa jamás pronunciado por algún ejecutivo de la industria biotecnológica.

6. ¿Qué efectos tienen los transgénicos sobre el medio ambiente?

LA CONTAMINACIÓN GENÉTICA

Greenpeace ha visto en este explosivo crecimiento del uso de plantas transgénicas, una verdadera amenaza para la salud de la gente y el equilibrio ambiental del planeta. Estos organismos, al ser liberados fuera del laboratorio, originarán indefectiblemente una contaminación genética que en la mayoría de los casos se volverá irreversible. La comunidad científica ha dado cuenta de casos de contaminación genética al quedar documentado que las plantas transgénicas liberadas al medio transmiten sus genes de resistencia a herbicidas a especies emparentadas generando las llamadas “supermalezas”. Además las mismas empresas que comercializan el maíz transgénico admiten que en poco tiempo habrá que lidiar con una generación de insectos plaga resistentes a ese tipo de maíz. En enero de este año y bajo el auspicio de las Naciones Unidas más de 130 países admitieron que los organismos vivos modificados genéticamente plantean riesgos ambientales que deben ser debidamente controlados y adoptaron el Protocolo de Cartagena sobre la Seguridad Biológica. PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD 
Detrás de la promoción de los organismos transgénicos, existe una clara estrategia de homogeneizar el capital genético de la naturaleza con cultivos que sólo generen ganancias a las corporaciones biotecnológicas. Los organismos genéticamente modificados podrían erosionar el banco genético de especies clave para la alimentación y contribuir a una importante reducción de variedades locales de maíz, colza, girasol o papa. Incluso, si el uso o destino es para alimento humano o de animales, existe el riesgo de que se regeneren inintencionalmente, de manera accidental o que el destino original se desvíe y se utilicen para la siembra. Greenpeace advirtió en enero pasado que las variedades de maíces del norte argentino y el sur boliviano podrían desaparecer o contaminarse si continúa el desarrollo de los cultivos transgénicos de ese vegetal. El maíz se originó y se domesticó en México y posteriormente fue domesticado en otras regiones de Sudamérica. A lo largo del tiempo, los indígenas y las comunidades campesinas fueron descubriendo los secretos del cultivo del maíz y lo domesticaron extensivamente. Existen variedades ubicadas en las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco y Formosa. En la actualidad, las variedades locales de los maíces se ven amenazadas por la difusión del maíz Bt, un vegetal al que se le insertó una toxina resistente a las plagas, producido por empresas como Novartis, Aventis y Monsanto, multinacionales dedicadas a la biotecnología con base en Estados Unidos y en otros países de Europa
Los transgénicos, al ser liberados fuera del laboratorio, originarán indefectiblemente una contaminación genética que en la mayoría de los casos se volverá irreversible. Los organismos genéticamente manipulados podrían erosionar el banco genético de especies clave para la alimentación y contribuir a una importante reducción de variedades de locales de maíz, colza, girasol o papa.

LA SOJA TRANSGÉNICA ¿MÁS O MENOS AGROQUÍMICOS?

La soja transgénica conocida comercialmente como Soja RR (por Round Up Ready) fue diseñada para resistir un herbicida total creado por la misma empresa que vende este herbicida de nombre comercial Round Up, cuyo principio activo se llama “glifosato”. Es decir, la empresa vende la semilla resistente solamente al herbicida que ella produce. Uno de los principales argumentos que da esta industria es el hecho de que no será ya necesario utilizar tantos agroquímicos como en el caso de la soja tradicional, donde deben combatirse las malezas con un cóctel de varios agroquímicos diferentes. Esto es una verdad a medias. Si bien las ventas de los agroquímicos en general bajaron y disminuyó notablemente su aplicación, las ventas del herbicida Round Up subieron estrepitosamente y por supuesto también su aplicación (ver gráfico). Existe un sólido consenso entre los expertos del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) de que es mala idea y podría ser muy perjudicial para los agroecosistemas la aplicación masiva de un solo herbicida. Esto genera un fenómeno llamado presión selectiva que puede activar el crecimiento desmesurado de malezas resistentes al glifosato. Y estas malezas ya están apareciendo en nuestros campos. Esto además puede llevar a un incremento en el nivel promedio de residuos de insecticida y herbicida en los alimentos y puede tener un efecto negativo en los insectos beneficiosos y la vida silvestre. Hay otras amenazas derivadas del uso comercial de la ingeniería genética con fines agrícolas. Por ejemplo, a muchos cultivos transgénicos se le han incorporado genes de una bacteria llamada Bacilus thuringiensis (Bt),que existe naturalmente en el suelo y que sintetiza una toxina que mata larvas de insectos. Esta toxina natural, hoy apropiada por las corporaciones biotecnológicas, puede matar a insectos útiles, generar que otros insectos desarrollen resistencias, o integrarse al suelo por intermedio de los restos de los vegetales (esto generaría efectos adversos en los organismos del suelo, y podría moverse a través de las cadenas alimentarias).
Evolución de la superficie de Siembra Directa, Consumo de glifosato y superficie implantada con sojas Roundup Ready (tolerantes al glifosato) en la Argentina.

AñoTotal de hectáreasConsumo glifosatoSojas RR hectáreas
1991/92500.0001.000.000---
1992/93700.0002.500.000---
1993/941.600.0005.000.000---
1994/952.400.0008.000.000---
1995/962.800.00012.000.000---
1996/973.300.00020.000.000800.000
1997/984.000.00028.000.0001.417.500
1998/997.500.00058.000.0007.000.000

(*) Fuente: Walter Pengue, Evaluación tecnoecológica de la producción sojera, de próxima aparición. (*) Un 50% de la semilla utilizada en esta siembra responde a lo que se conoce como “bolsa blanca” (aquella semilla cosechada y guardada por el propio productor o comercializada sin marca). Este cuadro fue publicado como gráfico adjuntado de un artículo de W. Pengue, en la revista Le Monde Diplomatique, edición de mayo de 2000.
Si bien las ventas de los agroquímicos en general bajaron y disminuyó notablemente su aplicación, las ventas del herbicida Round Up subieron estrepitosamente y por supuesto también su aplicación.


7. ¿Qué beneficios traen? ¿por qué se los usa? 
MENOS COSTO, MÁS RIESGO 

Esta clase de cultivos es promocionada como un ahorro para los agricultores, ya que ahora pueden plantar vegetales que matan pestes (porque se les incorporó ADN de una bacteria a su genoma, permitiéndole producir una proteína insecticida). O que toleran poderosos venenos (científicos de Monsanto aplicaron un gen en la soja que resiste al glifosato, llamado comercialmente Round Up, marca de esa misma corporación). Esto, aparen-temente, generaría una baja en sus costos. Pero la realidad es otra. Los que hacen el verdadero negocio son las corporaciones multinacionales que, como se dijo, venden las semillas genéticamente adaptadas a los químicos que también venden. Los productores sólo son parte del negocio, pero jamás se beneficiarán de él.

LA CARRERA BIOTECNOLÓGICA 

La ingeniería genética nació cuando se descubrieron los datos necesarios para producir un ser vivo, cuando los científicos empezaron a explorar una larga cadena molecular llamada ADN, compuesta por genes que poseen la información fundamental de todo ser. Así, las empresas apostaron en una fuerte carrera dentro de la tecnología biológica (o biotecnología) y contrataron a científicos para desarrollar métodos de corte o inserción de genes de unos seres vivos a otros, gestando de esta forma la llamada ingeniería genética. Rápidamente, crecieron las inversiones para investigar las posibilidades económicas de estos nuevos organismos, generando una competencia feroz entre las compañías agrícolas, que con el tiempo cambiaron su denominación y pasaron a autoproclamarse como "biotecnológicas" o empresas de "ciencias de la vida". Así, las mismas corporaciones que hace 40 años habían contaminado el mundo con sus agroquímicos, ahora habían creado divisiones de investigación molecular para concebir plantas resistentes a sus tóxicos. En poco tiempo, los productores podían comprar cultivos resistentes a sus propios parásitos o a los herbicidas, lo que se tradujo en un aumento vertiginoso de la superficie cultivada con transgénicos.

LOS TRANSGÉNICOS NO PUDIERON ELEVAR RENDIMIENTOS EN CULTIVOS 


En el suplemento Rural del diario Clarín, del 18 de setiembre de 1999, Vernon W. Ruttan, un reconocido experto en políticas biotecnológicas, afirmó: "Los productos de la biotecnología fueron diseñados casi en su totalidad para que los productores logren rindes que se acerquen a los actuales techos y no para que los superen". Y luego señaló: "Cuando le pregunté al director de investigación de una importante compañía de semillas comerciales cuándo esperaba un mayor potencial biológico, respondió: `No sé. Se exagera mucho allí afuera'. Uno de los motivos de su cautela es que el rinde está comenzando a pasar a segundo plano, para dar lugar a una segunda generación que hace énfasis en los rasgos de calidad (...) Aun cuando nos encontramos en los años iniciales de la primera generación de biotecnologías agrícolas, las tecnologías de segunda y tercera generación están siendo proclamadas con entusiasmo". En la Argentina, Greenpeace ha consultado a los profesionales del INTA acerca de los supuestos mayores rindes de la soja transgénica. En todos los casos la respuesta fue que no hay mayores rindes, sólo mayor comodidad en la labor del productor, una reducción de los costos que ronda el orden de un 15 por ciento.
En la Argentina, Greenpeace ha consultado al INTA acerca de los supuestos mayores rindes de la soja transgénica. En todos los casos la respuesta fue que no hay mayores rindes. Sólo una reducción de costos.


8. ¿La polémica sobre los alimentos transgénicos tiene algo que ver con la "vaca loca" o las dioxinas en los alimentos? 

SERIOS PRECEDENTES 

No existe una relación directa entre el Mal de la Vaca Loca o los alimentos contaminados con dioxinas con los organismos genéticamente manipulados. Sin embargo, estas alertas dejaron en claro que los procedimientos normativos y las regulaciones no eran confiables. Y que la gente debe estar previamente informada sobre lo que come. La oposición a los productos transgénicos, o la fuerte exigencia de los consumidores al etiquetado, es la reacción más razonable frente a lo sucedido. El etiquetado en Europa y Estados Unidos dejó en evidencia que ni gobiernos, ni empresas alimenticias ni consumidores confiaban en Monsanto. La gota que colmó el vaso de la paciencia de la gente se relacionó con dos recientes "incidentes" de Monsan-to, y que tuvieron a sus productos farmacéuticos y alimenticios como sus principales protagonistas: el aspartame y la hormona de crecimiento bovina. La Coalición para la Prevención del Cáncer exigió a las autoridades gubernamentales que retiren la hormona de crecimiento bovina (de Monsanto) por el alto riesgo de cáncer de mama, entre otros cánceres importantes como los de colon y próstata.

EL ETIQUETADO: EL DERECHO DE TENER LA POSIBILIDAD DE ELEGIR


La industria de la biotecnología y los supermercados argentinos, en el ánimo de bajar costos, se han encargado de infiltrar en nuestros alimentos ingre-dientes que provienen de seres vivos genéticamente modificados en las gón-dolas de los supermercados para que la gente, sin saberlo ni quererlo, los consuma. Anteriormente hablábamos de la poca voluntad del gobierno argentino de etiquetar los transgénicos. Hay que exigir a gobiernos y compañías una mayor transparencia informativa. Existen empresas operando en la Argentina, que ofrecen el etiquetado en países de Europa. Es decir, tácitamente están discriminando entre consumidores de primera y consumidores de segunda. En el viejo continente, las principales compañías alimenticias han asegurado que en sus productos no se utilizan vegetales transgénicos. Pero en la Argentina, Nestlé, Danone o Knorr, por sólo citar algunas de ellas, todavía no se animan a decir que los productos que venden en el país no poseen la soja de Monsanto. Carrefour y Auchan dijeron en el viejo continente que no poseen transgénicos. Pero aquí no. En otros casos, tanto supermercados como compañías de alimentos etiquetan sus productos, respetando los derechos de la gente a conocer previamente lo que se lleva a la boca. Pero esto no ocurre aquí. Greenpeace quiso saber qué posición tienen en el país esos supermercados y esas empresas alimentarias, al igual que las de origen nacional. La mayoría no contestó. Las respuestas de las que sí lo hicieron estuvieron viciadas de una notable ambigüedad. Todo ello, sumado al hecho de que el 60% de la soja que hoy se produce en el país es transgénica, nos hace suponer que estamos comiendo alimentos transgénicos sin saberlo. Ni el gobierno ni las empresas quieren que sepamos lo que comemos.

MALA CIENCIA

"La combinación, habitual en Monsanto, de mala ciencia, reclamos engañosos, silenciamiento y eliminación de los oponentes y de las informaciones perjudiciales, es más que evidente en el caso del primer producto manipulado genéticamente que se ha comercializado: la hormona de crecimiento bovina", dijo Paul Kingsnorth, un reconocido periodista británico en un artículo publicado en la prestigiosa revista The Ecologist.

9. ¿Es verdad que esta tecnología terminará con el hambre en el mundo?, ¿quiénes introdujeron estos cultivos al país?


ES MENTIRA: LA INGENIERÍA GENÉTICA NO TERMINARÁ CON EL HAMBRE EN EL MUNDO
 
La ingeniería genética aplicada a la agricultura no solucionará el hambre en el mundo, como afirman las empresas biotecnológicas. Al contrario: tiene el potencial de generar una mayor dependencia alimentaria. Hoy se produce el 50% más de los alimentos necesarios, según el Programa de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, unas 53 millones de personas, sólo en América latina pasan hambre. Ellos forman parte de los 795 millones de seres humanos que se encuentran en distintos estados de desnutrición. La cuarta parte de ellos son niños. Mientras en los países industrializados mucha gente se muere por exceso de comida (colesterol, etc.), en el Tercer Mundo muchos pasan hambre, o mueren por malnutrición. Monsanto dice que los alimentos transgénicos pueden alimentar al planeta. Lo cierto es que la propaganda de Monsanto se alimenta de numerosos mitos de la agricultura moderna en torno al hambre, la producción de alimentos y la propia agricultura. Desgraciadamente estos mitos han sido y continúan siendo repetidos tan a menudo, que se toman como ciertos. La leyenda creada no se refiere al hambre sino a la causa principal que la genera. Monsanto nos hace creer que la producción agrícola no está aumentando al mismo ritmo que crece la población. Hasta ahora numerosos estudios y estadísticas refutan esta afirmación. Aunque el hambre en el mundo aumentó desde 1970, también lo ha hecho en la misma proporción la producción alimentaria per capita. En Sudamérica el número de hambrientos aumentó en un 19%, y los suministros per capita en casi un 18%. En el Sur de Asia el hambre y los alimentos per capita han crecido en un 9%. Estas estadísticas y muchas otras indican que el crecimiento demográfico no ha sido, por lo menos actualmente, la razón principal del aumento del hambre desde 1970. En teoría el volumen total de alimentos disponibles por individuo ha aumentado de manera significativa. El prestigioso biólogo Tewolde Egziabher, el representante de Etiopía ante la Convención sobre Diversidad biológica, indicó: "Todavía hay gente hambrienta en Etiopía, pero padecen hambre porque no tienen dinero, no porque no haya comida... rechazamos enérgicamente la manera abusiva con que se emplea nuestra pobreza para influir sobre la opinión pública".
Todavía hay gente hambrienta en Etiopía, pero padecen hambre porque no tienen dinero, no porque no haya comida... rechazamos enérgicamente la manera abusiva con que se emplea nuestra pobreza para influir sobre la opinión pública" (Tewolde Egziabher, jefe nacional del departamento ambiental de Etiopía).

LA DEPENDENCIA ALIMENTARIA

¿Entonces cuál es la razón principal del hambre en el mundo? Básicamente la dependencia alimentaria. El sistema industrial, desde hace siglos y prácticamente en todas las partes del planeta, ha expulsado a las comunidades indígenas o campesinas de sus tierras apropiándoselas para instalar allí cultivos de exportación. Esto también está sucediendo en la Argentina: cada vez hay más territorios concentrados en menos propietarios. Como queda reflejado en un reciente informe de Food First: "Si no se accede a la tierra donde poder cultivar alimentos y no se puede comprarlos, se pasará hambre aunque la tecnología incremente los rendimentos". Expulsadas de sus tierras, muchas personas emigran a las nuevas ciudades industriales donde rápidamente pasan a formar parte de las clases urbanas empobrecidas que compiten por trabajos mal pagados en los complejos industriales urbanos. Actualmente más de 500 millones de habitantes de zonas rurales de los países en vías de desarrollo no poseen tierra, o por lo menos no la suficiente para autoabastecerse. Así comienza la dependencia alimentaria. Adquirir alimentos es posible únicamente mediante pago, y si perdieran su poder adquisitivo se verían privados del alimento. Incrementar la producción agrícola no es el remedio para solucionar el hambre, ya que esta está causada fundamental-mente por la imposi-bilidad de acceder a la tierra y/o a mantener el poder adquisitivo. Esto está afectando especialmente a los países en desarrollo, entre ellos a la Argentina, otrora “granero del mundo” y actual “campo de experimentación”. La estrategia comenzó en 1996 y se convirtió en un gran productor de transgénicos.
"Si no se accede a la tierra donde poder cultivar alimentos y no se puede comprarlos, se pasará hambre aunque la tecnología incremente los rendimentos" (Informe de Food First). En 1996, luego de una serie de presiones de los funcionarios de la Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos, la empresa norteamericana Monsanto logró que el gobierno argentino aprobara para la comercialización masiva en el país una semilla de soja mutante que podía resistir un poderoso herbicida de su propia marca. 

LA PRESIÓN DE LA INDUSTRIA BIOTECNOLÓGICA EN LA ARGENTINA


En 1996, luego de una serie de presiones de los funcionarios de la Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos, la empresa norteamericana Monsanto logró que el gobierno argentino aprobara para la comercialización masiva en el país una semilla de soja mutante que podía resistir un poderoso herbicida de su propia marca. Ya en 1991 la corporación había liberado estas semillas en la Argentina para experimentación, comenzano así una ambiciosa política de las empresas biotecnológicas por el manejo de los genes en los seres vivos. Así, desde 1996, Mon-santo ofreció este cul-tivo manipulado para que los productores puedan utilizar cantidades superiores de su herbicida sin dañar demasiado al cultivo y de esta manera multiplicar sus ventas. En la Argentina la soja transgénica fue aprobada por resolución de la Secretaría de Agricultura. Sin embargo, el principal organismo de control sobre la calidad alimentaria del Estado argentino, el SENASA (Sevicio Nacional de Calidad Agroalimentaria) no emitió dictamen y la soja transgénica se aprobó igual. Las advertencias de Greenpeace y de otros expertos en esa época, sobre eventuales efectos adversos en la salud humana y en el ambiente, no fueron tomadas en cuenta y la Argentina inició una carrera desenfrenada por la promoción de esta clase de vegetales, aprobando además de la soja transgénica, dos variedades de maíz resistente a plagas (de las empresas Novartis y Aventis) y una variedad de algodón también resistente a plagas, perteneciente también a Monsanto.

DESINTERÉS GUBERNAMENTAL Y DESINFORMACIÓN 

En esa época, el gobierno argentino argumentaba que había aprobado la soja y el maíz genéticamente manipulados basándose en las aprobaciones sanitarias y ambientales de las autoridades estadounidenses a esas semillas patentadas por las empresas biotecnológicas en ese país. Sin embargo, documentos recientes revelan que la Food and Drug Administration (Administración de Alimentos y Medicinas) de los Estados Unidos, ignoró las advertencias procedentes de sus propios científicos, acerca de la seguridad en el consumo de estos organismos. Misteriosamente, hasta el momento, el escándalo que produjo esta revelación en Washington, parece todavía no alertar a las autoridades nacionales. La población jamás fue informada sobre la medida. La sociedad nunca fue llamada a participar si deseaba esta clase de alimentos mutados en sus mesas. Las empresas y las autoridades gubernamentales decidieron la introducción de esos genes sin ningún mecanismo de consulta previa. Aún hoy, el desconocimiento es generalizado. Y la gente come transgénicos sin saberlo. El cultivo de la soja transgénica creció en la Argentina a niveles tales, que en tan sólo cuatro años acaparó más del 90% de la superficie total cultivada, dejando a Monsanto millonarias ganancias, y a los campos argentinos totalmente dependien-tes de su herbicida... sin contar con la no muy lejana posibilidad de que el país deje de ser el "granero del mundo" por el temor de los consumidores europeos, quienes se resisten cada vez más a comprar la soja de Monsanto.Documentos recientes revelan que la Food and Drug Administration (Administración de Alimentos y Medicinas) de los Estados Unidos, ignoró las advertencias procedentes de sus propios científicos, acerca de la seguridad en el consumo de estos organismos. Misteriosamente, hasta el momento, el escándalo que produjo esta revelación, parece todavía no alertar a las autoridades nacionales.


10. ¿Qué tipo de efectos económicos tendrá el cultivo masivo de transgénicos? CONCENTRACIÓN DEL MERCADO 



Jeremy Rifkin, un destacado especialista en temas de bioseguridad, aseguró que las compañías biotecnológicas están preparando varios vegetales y/o animales transgénicos para comercializarlos a gran escala en millones de hectáreas de tierra e inclusive en el agua. Las nuevas tecnologías agrícolas están dejando a los agricultores prácticamente bajo el dominio de las empresas, que aspiran en poco a decidir cómo será la alimentación mundial y el uso de los ecosistemas. Ante ese temor, los representantes de la mal llamada "industria de las ciencias de la vida" se atreven a afirmar que "solucionará el problema del hambre en el mundo", al igual que lo hicieron hace medio siglo al promocionar los agroquímicos (y dejando a millones de personas seriamente afectadas con enfermedades extrañas, mutaciones o cáncer).
Greenpeace, Campaña de Biodiversidad Julio de 2000, Buenos Aires, Argentina Contacto: Emiliano Ezcurra

PROBLEMAS PARA LAS EXPORTACIONES ARGENTINAS

Desde 1996, Greenpeace viene advirtiendo a los productores argentinos que en otros países no desean comprar organismos genéticamente modificados. Cerca del 80% de la producción argentina de soja y sus derivados (aceites y harinas) se exporta hacia el mercado europeo. El complejo soja es la posición comercial de mayor importancia para el país. La soja de Monsanto (o soja RR) y sus derivados cuentan con la autorización para ser comercializada en Estados Unidos, Japón y la Unión Europea. Pero, importantes grupos de consumidores, empresas agroalimentarias y cadenas minoristas la están rechazando o bien exigen su etiquetado.

Un agradecimiento especial al señor Juan Ruiz Diaz, quien nos envió este material.
http://www.formarse.com.ar/ecologia/ecologia.htm



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