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17 de enero de 2018

NECOCHEA GRAVÍSIMA DENUNCIA SOBRE GENOCIDIO POR AGROTÓXICOS




Por Herta

La Dulce, es una pequeña localidad bonaerense del partido de Necochea cuyas principales actividades económicas son la ganadería y la agricultura, entre ellas, plantaciones de maíz, girasol, soja y trigo, obviamente transgénicos. El municipio cuenta con un grupo de vecinos autoconvocados que diariamente alzan la voz a favor de una producción agroecológica advirtiendo sobre la peligrosidad de los agrotóxicos y el avance del "modelo" de la muerte que promueven las multinacionales de siembra directa representadas por científicos, legisladores, veterinarios, organismos públicos y especialistas en empresas agropecuarias.

La durísima y agotadora cruzada de los habitantes de la localidad de Necochea, víctimas de un sistema corrupto que obviamente no los representa, constituye un ejemplo más de los tantos que a lo largo y ancho del país se conforman, agrupando las cientos de miles de voces que encarnan el arquetipo de la lucha en pos del bien común y en defensa de lo poco que queda de nuestro ambiente natural.

Una de esas voces es Raúl Martinez, un protector de la naturaleza y de los cultivos orgánicos, que por intermedio de las red social Facebook, ha realizado un escrito denunciando la sistemática contaminación que ocasionan los agrotóxicos utilizados de manera masiva, las consecuencias de la aplicación del glifosato en los árboles frutales y plantas en general, la agonía y la próxima desaparición de las especies verdes y el crecimiento exponencial de fallecimientos por cáncer- el más alto de la provincia de Bs As- por causa de los mismos.

El descargo, además de la implicación urgente sobre la toma de consciencia en la población en general, va dirigido a las autoridades de la ciudad que es evidente, representan directamente a un área agroindustrial bien definida, como por ejemplo el señor Pablo Heiland; Técnico en administración de empresas agropecuarias, socio de la Veterinaria La Nueva Fusta y Director de Agroindustria de Necochea, él mismo, promociona
enérgicamente a la multinacional BASF; una corporación química sionista aliada con Bayer, ambas de capitales judíos en concordato con Monsanto, que ha tenido que instalarse en América y retirarse de Europa junto con sus transgénicos debido al rechazo generalizado de los consumidores. Pocos saben (fuera de Alemania), tal como afirma el diario judío Haaretz, que fue Kilian von Steiner, uno de los empresarios financieros judíos más prominentes, el que participó en la fundación de fábricas industriales tales como BASF, las fábricas de metales de la WMF y varias instituciones financieras, incluida la precursora de Deutsche Bank (banco "alemán"). Fueron varios los judíos que hicieron huella en la industria química que hoy nos toca padecer, otro de sus protagonistas fue el judío Heinrich Caro; líder técnico de la Badische Anilin- & Soda-Fabrik (BASF) y los judíos Ludwig Mond (miembro de la masónica Royal Society) e Ivan Levinstein, ellos tuvieron que emigrar de Alemania a Inglaterra alrededor de 1860 y fundaron de forma independiente la Imperial Chemical Industries (ICI).


Imagen: Captura de pantalla de una publicación de Pablo Heiland promocionando a la corporación genocida BASF en su Twitter.



El señor Heiland junto con el grupo "Raices", Aapresid, Bioceres (-trigo transgénico- integrado por el judío sionista Grobocopatel) y otros de igual calaña, componen e impulsan el "desarrollo" de Necochea para "la integración de la comunidad mediante el diálogo", es decir y para salir del fariseísmo, impulsan la cultura de la muerte proyectada hacia la tierra que nos da de comer, a los animales y a la vida de las personas que se encuentran obligadas a ingerir "ácido cancerígeno". Este fue un arquetipo siniestro y anti natura implantado en nuestro país por el judío de origen sirio libanés Carlos Saúl Menem, profundizado por la ex presidente judía sefardí "nacional y popular", Cristina Fernández Wilhelm y continuado por el Ceo de Israel, el judío sionista Mauricio Macri y su séquito, con el judío sefardí, Leonardo Sarquis como Ministro de Agroindustria bonaerense; un ex gerente de Danone, YPF y de la multinacional sionista Monsanto,acompañado del también JUDÍO Jorge SRODEK como Jefe de Gabinete (vea nuestro Informe Especial). El actual Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Ricardo Negri, un también "elegido sefardí", fue miembro y ex líder de investigación de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (AACREA), financiada por las multinacionales sionistas BASF, Bayer, Dow, DuPont, Monsanto y Syngenta. Negri fue uno de los coordinadores del debate sobre la Ley de semillas, además de ser uno de los referentes del think tank masónico del Pro, "Fundación Pensar". A su vez celebró el convenio de agronegocios con Israel en el seminario de Agrotecnología realizado en junio del año pasado.

Imagen: siembra de girasol transgénico. Fuente ASEGIR, Bolsa de Cereales

Para finalizar y antes de dar paso a la denuncia del vecino de Necochea, no queremos dejar de mencionar la infame y atroz promoción de las corporaciones multinacionales transgénicas que se realiza desde la web Agrositio- socio de Monsanto- junto con su canal en Youtube impulsando la connivencia, el delito y el fomento al nombramiento de legisladores "necesarios" para la aprobación de sus políticas transgénicas.

Argentina es el tercer país del mundo en producción de cultivos genéticamente modificados y, de acuerdo al último informe del Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología (ISAA, por sus siglas en inglés), en el año 2015 se implantaron 24,5 millones de hectáreas con estas semillas, lo que representa casi el 14% del área global cultivada con transgénicos a nivel mundial. La medica y especialista en toxicología, Ana María Girardelli advierte: "No hay pesticidas inocuos. El ser humano puede ser afectado en forma directa como también por alteraciones de plantas y animales con los que conserva una relación milenaria imprescindible para su subsistencia. La mayoría de los pesticidas son sustancias volátiles, persistentes en el suelo, con capacidad de filtrar hasta las napas, contaminar aguas superficiales o ser retenidos en forma de residuos en los alimentos". Desde nuestra redacción en "Algunas reflexiones para el pueblo argentino"informábamos: "El Glifosato ya está en las venas de los porteños". Un informe alarmante que todo habitante de nuestra patria debiera leer y difundir.

En la denuncia pública escrita el 12 del corriente mes por el agroecologista Martinez, él implora a las autoridades:"Investiguen y actúen antes de que sea tarde". Conociendo ahora quiénes son y a qué intereses responden estos "dirigentes" de turno, comprendemos muy bien la profunda razón por la cual mutó su nombre el Ministerio de Agricultura, por el Ministerio de "AGROINDUSTRIA". No por nada se afirma en el Talmud judío: “La agricultura es la más baja de las ocupaciones”. (Yebamoth 63 a). Y "ellos", con sus "malas semillas", quieren transformar nuestro único y hermoso mundo, en un irrecuperable y espantoso desierto, encargándose de exterminar a las buenas y ecológicas prácticas agrícolas de los pocos pequeños productores que aún luchan por su subsistencia, desamparados y sin legisladores que los representen . Ese es el perverso "arquetipo" implantado en nuestro país por los Ceos de turno elegidos en la "democracia" que supimos conseguir y que aún, inexplicablemente, queremos "defender".


Denuncia

Por Raúl Martinez

"Hoy quiero romper el silencio y el ocultismo de algo que muchos les conviene callar, un tema que me preocupa demasiado, un monstruo que no me deja vivir en paz: Mi nombre es Raúl Martinez vivo en la localidad de Nicanor Olivera del partido de Necochea Bs. As. Mi profesión dedicada a la botánica y mi amor por la ecología, a lo largo de los años despierta en mí el interés por investigar, aprender y capacitarme sobre agroecología y la importancia que implica para el medio ambiente el cuidado de la biodiversidad. Estos últimos 25 años de siembras directas en el sudeste bonaerense con aplicaciones de agroquímicosmasivos sin respetar las temperaturas y ráfagas de los vientos nos estamos exterminando a nosotros mismos, en nuestra localidad se puede ver en la arboleda urbana los problemas de arrollamientos en las hojas que les produce el glifosato ni hablemos de los frutales, soy productor frutícola y lo sufro día a día en las plantas que no las deja crecer, los montes de diferentes especies en los campos se ven transparentes cuando antes eran frondosos, las acacias robinias, sóforas, alamos entre otras especies siendo las más sensibles receptoras a la volatidad de glifosatos, están desapareciendo de la zona, las hojitas finitas, alargadas y arrolladas parecen de una especie mutante nunca vista. Cualquier Ingeniero forestal lo sabe, agrónomos también lo saben ya que he intercambiado opiniones de éste índole.

Nuestra localidad se encuentra urbanizada en un terreno bajo, centrada a los cuatro puntos cardinales de las producciones agrícolas más fumigadas del distrito y al caer la tarde los vientos calman dejando acumulado en la localidad todo el vapor de las derivas de fumigaciones del día, durante el proceso de fotosíntesis los pocos, buenos y trabajadores habitantes aspiramos ese ácido cancerígeno, ya que nuestras células cancerígenas se activan por falta de alcalinidad, el glifosato entre otros agroquímicos son el detonante y pueden averiguar en el hospital local o a los médicos que hacen los certificados de defunción sobre el alto porcentaje de muertes por cáncer aquí en La Dulce, es el más alto porcentaje de la provincia de Bs. As. Me tomé el trabajo de investigar esta situación gravísima que nos toca de cerca y me preocupa el futuro de mi Hijo junto al de todos los chicos que habitan esta localidad y su zona, que le dejamos a nuestras generaciones? Un buen pasar económico y un medio ambiente hecho mierda para que usen su capital en tratamientos oncológicos?

Que estamos esperando para comenzar a hacer las cosas bien?

Para cuando una ordenanza del municipio que controle estos ambiciosos economistas que no les importa un carajo el desastre que dejan?

Entidades de responsabilidad civil: Asociación de Fomento, Municipio, Secretaría de asuntos agrarios, Secretaría de medio Ambiente quiero hacerles llegar ésta humilde pero preocupante tristeza que nos está llevando a la ruina ambiental en todo el sudeste bonaerense.

Atte. Raúl Martinez DNI 23.282.830

PD: Investiguen y actúen antes de que sea tarde".


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23 de febrero de 2016

SALTA: Intoxicación por fumigación en los cultivos, el asesino silencioso




La red de médicos que trabajan en las zonas sojeras asegura que cambió el patrón de enfermedades. La tasa de abortos espontáneos llega al 19 por ciento. Afirman también que aumentó la infertilidad


Fumigación

SALTA.- Con el corrimiento de la frontera agrícola en el país, las grandes extensiones de sojas comenzaron a crecer en forma exponencial en Salta en los últimos 15 años, igual que las fumigaciones algo que según los médicos que trabajan en las aéreas sojeras cambió el patrón de enfermedades con un aumento de casos de cáncer en las poblaciones cercanas a las zonas de explotación.

La red de médicos que trabajan en las zonas sojeras asegura que cambió el patrón de enfermedades. La tasa de abortos espontáneos llega al 19 por ciento. Afirman también que aumentó la infertilidad y los nacimientos con malformaciones. “Los problemas respiratorios son mucho más frecuentes y vinculados a las aplicaciones, igual que las dermatitis crónicas; de la misma manera, los pacientes epilépticos convulsionan mucho más frecuentemente en época de fumigación, son más frecuentes la depresión y los trastornos inmunitarios.

Se registran altas tasas de abortos espontáneos (hasta del 19%) y aumentó notablemente las consultas por infertilidad en varones y mujeres. Los rebaños de cabras de los campesinos y originarios registran, en algunas zonas, hasta un 100% de abortos vinculados a la exposición con pesticidas. Se detecta también un aumento de trastornos tiroideos y de diabetes. Cada vez nacen más niños con malformaciones, especialmente si los primeros meses del embarazo coinciden con la época de fumigaciones”, señala un informe de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, realizado en poblaciones de La Pampa, Salta, Jujuy, San Luis y Catamarca y casi en su totalidad en Chaco, Santiago del Estero, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Corrientes y Entre Ríos, en 2011.

El informe consigna además que los pueblos fumigados también presentan un cambio en sus causas de muerte. “Según los datos de los registros civiles a los que hemos podido acceder, encontramos que más del 30% de las personas que mueren en estos pueblos fallecen por cáncer, mientras que en todo el país ese porcentaje es menor a 20%”, asegura el trabajo firmado por el doctor Medardo Ávila Vázquez. La aplicación de los pesticidas en los cultivos varían de acuerdo a las condiciones climáticas imperantes en el lugar.

Temperatura y humedad son los principales factores que se toman en cuentan para determinar los volúmenes y frecuencia de las fumigaciones. En Salta, respondiendo a estos requerimientos se aplican mayores cantidades de dosis. En las zonas de fumigaciones el cáncer es la principal causa de muertes y en niños, las malformaciones.

A nadie escapa que las condiciones ambientales obligan a los productores y a los empresarios sojeros a utilizar mayores cantidades de agrotóxicos en las fumigaciones, la dosis por hectárea, por ejemplo de glifosato, que se aplica en Córdoba y Santa Fe, en los últimos años ha llegado a 12 y 15 litros, pero en Salta debido al exceso de calor y a la humedad, se están aplicando dosis que van de 20 a 25 litros de glifosato por hectárea, lo cual aumenta la toxicidad de las poblaciones que están expuestas.

Esto se nota en la población de peones y operarios rurales en donde el impacto es sumamente grande y la mortalidad es muy elevada. Los estudios demostraron que el glifosato, cipermitrina, que se usa tanto en el noroeste argentino, produce alteraciones en las moléculas de ADN, de las células, lo cual hace que no se transcriban los mensajes genéticos de manera correcta e incluso inducen a la pérdida de los embarazos y en caso de llegar a su culminación, las tasas de niños que nacen con malformaciones es 3 o 4 veces más elevadas que las que hay en las ciudades de la Argentina.

Desde hace años en la provincia se están aplicando los fungicidas para hongos que son comunes en la soja y poroto, en especial en verano cuando las condiciones climáticas son propicias para su aparición. El fungicida más común es el carbendazim, extrobirulina, triazoles, que se aplican a enfermedades de fin de ciclo. Pero el repertorio químico es más amplio y tiene como función controlar, prevenir o destruir cualquier plaga, incluyendo aquellos transmisores de enfermedades humanas.

Una de las clasificaciones es de acuerdo a la plaga: si son insectos, insecticidas; si son hongos, funguicidas; si son aves, avicidas; ácaros, acaricidas; nematodes, nematicidas; lombrices, vermicidas; y plantas (malezas), herbicidas. Oscar Delgado, integrante del Centro de Acción Popular Olga Marques de Aredes (CAPOMA), en declaraciones periodísticas efectuadas a FM Noticias aseguró que “crecieron más de un 300% las enfermedades de cáncer, se incrementan los casos de malformaciones congénitas y en la zona de Anta se registraron cinco abortos de embarazadas en días de fumigaciones”.

Medidas preventivas

Tras sendas presentaciones judiciales y manifestaciones públicas en noviembre de 2011, la Justicia ordenó suspender todas las fumigaciones aéreas y terrestres con agroquímicos en las cercanías del pueblo de Antillas, ubicada a 60 km de la Ciudad de Rosario de Lerma. Las fumigaciones se estaban realizando sobre unas 5.000 hectáreas cultivadas con soja que rodean al pueblo y que afectaban la zona residencial. Los vecinos señalaron que, desde que comenzaron las fumigaciones, niños y adultos empezaron a tener problemas respiratorios, en la piel, disminución de la vista y otras complicaciones.

Ante esta situación presentaron un amparo en el Juzgado Correccional Nº 2 del Distrito Judicial Sur, a cargo de Carolina Poma. La sentencia judicial prohibió todo tipo de fumigaciones terrestres, mecánicas o manuales, dentro de la franja de los 300 metros del límite urbano de Antillas. El fallo también prohibía las fumigaciones aéreas a 1.500 metros del límite urbano y que los aviones sobrevuelen el pueblo, ni aun después de haber agotado la carga. También quedó prohibida la circulación de los fumigadores terrestres, denominados “mosquitos”, por la zona urbana.

En Rosario de la Frontera, uno de los departamentos con mayor desarrollo agrícola de la provincia, el Concejo Deliberante, en marzo del 2012, estableció por ordenanza la obligación que los productores deben notificar a la secretaría de la Producción con 72 horas de anticipación a la pulverización en los campos. Esta es la última medida complementaria que toma el cuerpo y es ampliatoria de las ordenanzas que regulan la actividad y que fueron promulgadas en el 2005.

La ordenanza municipal, en vigencia , crea una zona ambientalmente protegida, conformada por las zonas urbanas, suburbanas, los núcleos poblacionales y las escuelas rurales ubicadas dentro del ámbito municipal y garantizar, así, la protección de la salud de los habitantes y del medio ambiente frente a las pulverizaciones con agroquímicos.

La Ordenanza, que lleva los números Nº 2828/05 prohíbe la aplicación de plaguicidas agrícolas dentro del radio de 3 km a partir del perímetro de la zona urbana. Además limita el uso de agroquímicos en lugares próximos a caseríos lindantes a lotes de uso productivo, por ejemplo, si existen cursos de aguas o lagunas en las proximidades de los lotes a tratar se establece una distancia de 50 metros.

También prohíbe el uso de productos fitosanitarios considerados por la Organización Mundial de la salud como muy peligrosos. Para los infractores, la ordenanza establece multas de hasta 200 litros de gasoil. Según un informe de la Red Universitaria de Ambiente y Salud publicado en 2011, en Argentina se utilizan cada año 300 millones de litros de agroquímicos y 12 millones de personas corren riego de sufrir problemas respiratorios, dermatitis crónicas, convulsiones y trastornos.


Fuente

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30 de septiembre de 2015

Ocho de cada diez verduras y frutas tienen agrotóxicos


La investigación forma parte de un proyecto de extensión de la UNLP junto al Banco Alimentario de La Plata.
Imagen: AFP


UN ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE LA PLATA ENCONTRÓ PLAGUICIDAS EN VERDURAS Y CITRICOS

Ocho de cada diez, con tóxicos

El estudio analizó 60 muestras de frutas y verduras. Encontraron plaguicidas en el 83 por ciento de los cítricos y zanahorias. El 78 por ciento en morrones y 70 en verduras de hoja. Los venenos detectados fueron insecticidas y fungicidas.
 Por Darío Aranda

Ocho de cada diez verduras y frutas tienen agrotóxicos. Lo afirma una investigación realizada por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), en la que se analizaron verduras de hoja verde, cítricos y hortalizas. El 76,6 por ciento tenía al menos un químico y el 27,7 por ciento de las muestras tenía entre tres y cinco agroquímicos. “La variedad de plaguicidas es muy grande. Y el cóctel de químicos es muy fuerte”, aseguró Damián Marino, codirector del trabajo. Entre los productos que más se detectaron está el insecticida endosulfán, prohibido en Argentina desde 2013.
“Plaguicidas. Los condimentos no declarados”, es el nombre del estudio realizado por investigadores del Espacio Multidisciplinario de Interacción Socio Ambiental (Emisa), de la UNLP. El trabajo, realizado entre noviembre de 2014 y abril de 2015, analizó 60 muestras de frutas y verduras. Separados por categorías, el 83 por ciento de los cítricos (naranjas y mandarinas) y de zanahorias tiene agrotóxicos. También dieron positivo el 78 por ciento de los morrones y el 70 por ciento de las verduras de hoja verde (lechuga y acelga).
Los alimentos contenían los insecticidas lambdacialotrina, endosulfán, clorpirifos y cipermetrina. Y los fungicidas (para hongos) tebuconazole, tpoxiconazol. “Estos son los amigos del famoso herbicida glifosato”, destacó Damián Marino, cuando presentó su trabajo en el Congreso de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario. “El endosulfán es uno de los compuestos de mayor aparición. Y recordemos que está prohibido en Argentina”, remarcó Marino.
Los investigadores coinciden en la importancia de estudiar y alertar sobre el uso del herbicida glifosato (el más utilizado en el país, en soja y maíz, entre otros), pero también remarcan que sus “amigos” están presentes de manera cotidiana en la mesa de los argentinos.
El trabajo afirma que los pequeños productores son también víctimas del modelo que los impulsa a utilizar los plaguicidas. Insta a que los gobiernos tomen medidas urgentes y llama la atención: la solución no pasa por reemplazar un veneno por otro, sino en dejar de usarlos. Afirma que siempre la industria química presenta un plaguicida como inocuo y, con el paso de los años y con muchísimos afectados, lo retiran del mercado por la afección que produce en la salud.
Marino ejemplificó con el insecticida DDT. Creado en 1947, a inicios de la década del ’60 ya era muy cuestionado. Recién en 1972 los prohibió Estados Unidos y recién en 2001 ingresó al Convenio de Estocolmo (espacio internacional auspiciado por la ONU que regula el tratamiento de sustancias tóxicas). “El agro en base a agroquímicos es una rueda infinita a expensas de la salud de los pueblos”, denunció el investigador. Y advirtió que con el famoso glifosato (utilizado en soja y maíz transgénico, entre otros cultivos) sucederá lo mismo.
El trabajo de análisis de verduras, frutas y hortalizas forma parte de un proyecto de extensión de la UNLP junto al Banco Alimentario de La Plata, ONG que recupera hasta cuatro toneladas de alimentos por mes. Y que se distribuye en comedores, parroquias y familias. También se seleccionaron frutas y verduras pertenecientes a comercios cercanos a la UNLP. La investigación destaca la responsabilidad del Estado, que permite una forma de producción y comercialización que implica alimentarse con venenos.
Un apartado está dedicado al “Límite Máximo Regulatorio (LMR)”, que corresponde a lo estipulado por el Estado de cuánto veneno puede tener un alimento. El trabajo señala que, si se toma a rajatabla el LMR, el ocho por ciento de las muestras analizadas supera el valor permitido. Pero destaca que hay productos que no están regulados y no debieran tener determinados químicos, pero sí lo tienen. Ejemplo: en las verduras, cítricos y zanahoria se encontró el insecticida cipermetrina, que no tiene LMR establecido (y que no debiera utilizarse para esos alimentos).
El LMR está basado en la Ingesta Diaria Admisible (IDA). “No está claro cómo lo determinan. En muchos casos es resultado de una ‘caja negra’ de ingreso de datos, que además cuando se publican toman información preexistente que en algunos casos tiene casi diez años de antigüedad, y no se corresponde a la dinámica de la información científica”, alertó Marino. Tampoco se diferencia el LMR-IDA para niños.
Los investigadores de la UNLP resaltaron en su trabajo la preocupación de alimentos con agrotóxicos, aún cuando cumplan los límites establecidos por el Estado. “Según nuestras mediciones, una ensalada de varios componentes puede significar la exposición simultánea a una mezcla de plaguicidas y nada se sabe respecto a la respuesta biológica para su eliminación. La toxicidad de mezclas sigue siendo un gran capítulo de investigación y debate, poco se sabe respecto a efectos de mezclas de activos de plaguicidas y sus efectos sobre la salud, más en exposiciones crónicas como este caso”, aseguró Marino.
La investigación señala que se debe trabajar para consumir productos con ausencia de plaguicidas, para lo que se requieren políticas públicas para el apoyo y acompañamiento desde los productores y hasta la comercialización.
FUENTE: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-280798-2015-09-03.html



Córdoba: detectan más cáncer en zonas fumigadas con agroquímicos





Un informe oficial genera revuelo en Córdoba por estas horas. El Ministerio de Salud de Córdoba difundió un extenso trabajo sobre el cáncer en la provincia. “La particularidad que causó mayor alarma es una: la mayor tasa de fallecimientos se produce en la llamada “pampa gringa”, zona donde más transgénicos y agroquímicos se utilizan. Y donde la tasa de fallecimientos duplica a la media nacional. “Se confirmó una vez más lo que denunciamos desde hace años y sobre todo lo que denuncian los médicos de pueblos fumigados y los afectados de las zonas de la agricultura industrial. Los casos de cáncer se multiplican como nunca en la zonas con uso masivo de agrotóxicos”, afirmó el médico e integrante de la Red Universitaria de Ambiente y Salud (Reduas), Medardo Avila Vázquez. Así lo publicó Darío Aranda en Página/12. El periodista explicó que se sistematizaron cinco años de información y, entre otros parámetros, se ubicaron geográficamente los casos.

La investigación oficial se titula Informe sobre cáncer en Córdoba 2004-2009, elaborado por el Registro Provincial de Tumores y por la Dirección General de Estadística y Censos. Fue presentado en la Legislatura por el ministro de Salud, Francisco Fortuna, y el director del Instituto Oncológico Provincial, Martín Alonso.

“El parámetro internacional es calcular fallecimientos por cada 100 mil habitantes. La media provincial es de 158 muertes por cada 100 mil habitantes, y en Córdoba Capital es de 134,8. Pero cuatro departamentos cordobeses están muy por arriba de esos índices: Marcos Juárez (229,8), Presidente Roque Sáenz Peña (228,4), Unión (217,4) y San Justo (216,8). Es la llamada “pampa gringa”, zona emblemática del agro de Córdoba”, detalla Aranda.

Según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (dependiente de la Organización Mundial de la Salud), en su último dato de 2012 la mortalidad de Argentina es de 115,13. La mitad de lo que se padece en Marcos Juárez (229,8).

Fernando Mañas es doctor en Biología y forma parte del Grupo Genética y Mutagénesis Ambiental de la Universidad Nacional de Río Cuarto, que investiga el efecto de los agroquímicos. No cree que sea una coincidencia el mapa del cáncer en zonas agrícolas: “Existe evidencia de elevados niveles de daño genético en habitantes de Marcos Juárez, que podrían deberse a una exposición involuntaria a agroquímicos”.

“Los investigadores de Río Cuarto estudian desde hace ocho años pueblos de Córdoba y confirmaron, con quince publicaciones científicas, que las personas expuestas a agroquímicos padecen daño genético y son más propensas a sufrir cáncer. Mañas recordó que en Marcos Juárez se detectó glifosato (y su principal producto de degradación, AMPA) en lagunas, suelos e incluso en agua de lluvia”, sostiene la noticia.

La investigación del gobierno de Córdoba ordena el mapa del cáncer según grupos por nivel de fallecimientos. La “pampa gringa” (todo el este provincial) se ubica en el primer segmento. El segundo estrato le corresponde a los departamentos de Río Cuarto, General San Martín, Juárez Celman, Tercero Arriba y General Roca. Los fallecimientos van de 180 a 201 por cada 100 mil habitantes, tasas que superan la media provincial y nacional. Este segundo estrato también tiene la particularidad de dedicarse a la agricultura industrial.

Estas investigaciones se conocen cuando se vive un conflicto en Malvinas Argentinas por la instalación de una planta de Monsanto. Este estudio parte de la cartera sanitaria de la provincia, esperemos que sirva para elaborar alguna política seria y no sea solo una estadística más.
Foto: Flickr CC cgpGray


FUENTE: http://blogs.lanacion.com.ar/ecologico/econoticias/cordoba-detectan-mas-cancer-en-zonas-fumigadas-con-agroquimicos/

5 de agosto de 2015

Médica en Chaco revela conexión entre discapacidad y agrotóxicos


Discapacidad trasgénica
Médica en Chaco revela conexión entre discapacidad y agrotóxicos: 'Están dañando el territorio, la genética y el futuro'

El periódico Mu, editado por la cooperativa La Vaca, dedicó su edición del mes de julio a indagar sobre las consecuencias de la aplicación de los agrotóxicos. DIARIO JUNIO reproduce el reportaje a la doctora que en el Chaco integra la Red de Salud Popular “Dr. Ramón Carrillo”, María del Carmen Seveso. La doctora conecta la cantidad alarmante de escuelas para jóvenes discapacitados que hay en Chaco con esta exposición crónica a los biocidas: “Donde yo vivo, con una población de 89.800 habitantes hay aproximadamente 7 escuelas privadas y concentran una matrícula de 700 niños con capacidades diferentes”, cuenta Seveso


Viene de un lugar llamado Resistencia, con un pendrive repleto de fotos de bebés nacidos con malformaciones, órganos fuera de lugar, caras deformes, narices enormes, ojos imperceptibles, pies torcidos.

“Más que fotos, son pruebas”, apunta con tono inquisidor hacia los responsables de seguir las puntas de este ovillo que hilvanaron médicos de distintos puntos del país, entre quienes ella se ha erigido como referente.

“¿Quién va a pagar por esto?”, pregunta señalando esas dolorosas fotografías.

La doctora María del Carmen Seveso mostrará estas pruebas en una de las conferencias del Congreso de Ciencia Digna, y luego se quedará charlando con la doctora Delia Aiassa, de la Universidad Nacional de Río Cuarto, especialista en investigar el daño genético que produce la exposición a agrotóxicos. Están planeando algo concreto: conectar las imágenes con la evidencia científica.

Esa foto que las mostraría a ellas coordinando sus trabajos -y que no estará nunca en ningún pendrive ni diario ni nada- es otra prueba: la de cómo se construye la ciencia digna en tiempos indignos.

Los síntomas

Seveso es médica especialista en Terapia Intensiva y en Terapéutica Farmacológica, entre otras cosas, y siempre trabajó con adultos. Primero en el servicio de terapia intensiva del Hospital Perrando, en Resistencia. Luego se radicó en Presidencia Roque Sáenz Peña (segunda ciudad más poblada del Chaco), donde dirigió el Servicio de Terapia del Hospital 4 de Junio, del cual actualmente es miembro del Comité de Bioética. Además, integra el Consejo de Bioética de la provincia del Chaco y forma parte de la Red de Salud Popular doctor Ramón Carrillo, una organización que desde hace años acompaña el reclamo de los pueblos fumigados. Su caso es similar al de otros profesionales de la salud con las antenas paradas: una médica intensivista que empezó a notar cosas raras. “Insuficiencias renales, deformidades físicas, y después los cánceres – enumera-. Recibía personas que tenían enfermedades gravísimas: unos entraban en coma, otros con insuficiencia respiratoria, y no tenían un diagnóstico, pero la enfermedad había evolucionado muy rápidamente. ¿Qué estaba pasando entonces? Había algo que aceleraba los procesos”. Seveso comenzó una investigación digna de cualquier serie norteamericana, con las herramientas que tenía a mano: recurrió al sistema de datos del servicio de terapia intensiva del Hospital 4 de Junio (centro de salud pública de referencia de la mitad de la población del interior del Chaco) para ver qué decían esos números. Cuenta:

– “En la base de datos de pacientes internados se registraba un número importante de mujeres con patología del embarazo y puerperio”.

– “Predominaban las que tenían complicaciones graves derivadas de la hipertensión inducida por el embarazo”.

– “En el año 2007 aumentaron en tal magnitud que igualaron a la suma de los últimos 5 años anteriores. En ese año la siembra de soja transgénica fue la más importante y así también las fumigaciones”.

– “Comenzamos a sospechar que había una relación, al igual que con otras enfermedades como cáncer en personas más jóvenes y con evolución tórpida, enfermedades neurológicas, respiratorias, etc.”

– “En ese momento nos acercan la estadística de neonatos con malformaciones que provienen de la misma región y que triplicaban los datos de otros servicios de zonas no fumigadas”.

– En la actualidad, dice, la multiplicación es mayor.

– Según los parámetros de la normalidad, el 10% de las mujeres embarazadas puede tener esta problemática. En el Hospital 4 de Junio, “de 10 que llegaban a Tocoginecología, 4 eran casos con hipertensión inducida por el embarazo”. Es decir, el 40 por ciento.

Seveso cuenta que la hipertensión durante el embarazo es una enfermedad sistémica, que enferma a los vasos y afecta a todos los órganos, y que produce nacimientos de bebés en condiciones críticas: neonatos con bajo peso, puede haber desprendimiento de placentas, corre riesgo la vida de la madre y el niño.

Ir al campo

Hay que imaginarse a María del Carmen Seveso, metro cincuenta de estatura, andando por los pueblos del interior del Chaco, visitando los lugares de donde llegaban sus pacientes enfermos para atar los cabos sueltos: “Se sumaba a nuestra sospecha que en los pueblos, cuando hablábamos con el personal de salud -entre ellos médicos, agentes sanitarios- nos decían que el problema que tenían era que las embarazadas presentaban hipertensión”. Es decir, la tendencia que notaban en el hospital también la constató en los lugares que visitaba. ¿Cómo comprobar si esa tendencia estaba relacionada con los agrotóxicos? No contaban con laboratorios. “Justo en ese momento nos llega un informe de una investigación realizada en Colombia por el doctor Jaime Altamar Ríos que mencionaba que los herbicidas que se utilizan actualmente provocan los mismos cambios endócrinos y hormonales que se describen en estos embarazos”. Eureka.

Discapacidad transgénica

Luego llegaron las evidencias científicas. “Hasta entonces no había muchas investigaciones publicadas, pero luego se pudo acceder a publicaciones de todas partes del mundo y de nuestro país que informan sobre investigaciones que demuestran que todos estos productos biocidas son los responsables del cambio en el número de autismo, obesidad, problemas de aprendizaje”, dice Seveso.

Su conclusión es contundente: “Todo esto nos hace pensar que ya no tenemos que preguntarnos si estas enfermedades son causadas por el envenenamiento del medio ambiente y la calidad de la alimentación, sino al revés: tendríamos que preguntarnos qué enfermedad no es causada por esto”.

Otro dato escalofriante: la doctora Seveso conecta la cantidad alarmante de escuelas para jóvenes discapacitados que hay en Chaco con esta exposición crónica a los biocidas, término que refiere al paquete de semillas transgénicas y agrotóxicos.

En la actualidad son cuarenta las escuelas públicas, distribuidas en distintas localidades, y en las ciudades más grandes hay muchas más instituciones privadas. “Donde yo vivo, con una población de 89.800 habitantes hay aproximadamente 7 escuelas privadas y concentran una matrícula de 700 niños con capacidades diferentes”, cuenta Seveso.

Y razona: “Si conectamos este dato al nuevo modelo de siembra, se entiende por qué hace 10 años la cifra de matriculados, en Sáenz Peña y en ese tipo de escuelas, era sólo de 100. Es decir, 7 veces menor”.

Concluye con otro dato clave: “Los niños provienen de zonas fumigadas, prácticamente sin excepción”.

El mapa del cáncer

Durante el 2011 la doctora Seveso formó parte de un equipo de investigación encabezado por Mirta Liliana Ramírez, geógrafa, encargado de relevar las condiciones epidemiológicas de los departamentos de Bermejo, Independencia y Tapenagá, de la provincia del Chaco. Los resultados son contundentes:

– En la localidad de Napenay (1.960 habitantes) el 38,9% declaró haber tenido en los últimos 10 años algún familiar con cáncer.

– En Avia Terai (5.446) el porcentaje era de 31,3%.

– En La Leonesa ( 8.420), el 27,4% tuvo un familiar con cáncer .

– En Campo Largo, el 29,8%.

– En otros pueblos testigos que fueron encuestados y que son ganaderos -Charadai y Cotelai- las respuestas positivas bajaron: sólo el 5 y el 3 %.

El informe también resaltaba el “alto grado de inequidad” observado al analizar la exposición a los agrotóxicos: “Se observa una exposición desigual en los residentes de las zonas rurales y urbanas, en los diferentes estratos económicos de las zonas urbanas, entre los hombres y las mujeres, y los trabajadores del sector formal e informal; y en particular, los niños y los ancianos”.

Seveso lo traduce a la realidad chaqueña: “Hay mucha gente muy pobre. La mayoría no tiene agua potable y se abastecen de los pozos y de aljibes, que es agua contaminada con agrotóxicos. Bañan a los bebés con esa agua, y la toman, porque no tienen ni para comprar un bidón. Son los más vulnerables”, reitera.

Lo insostenible

El diagnóstico de la doctora Seveso culmina en un razonamiento elemental, básico a toda ciencia: “En un sistema sano todo está regulado. Es un tipo de sistema que, cuando hay una disrupción, funciona mal. Es como cuando vos alterás algo del sistema operativo de una computadora: se para, o se cuelga, o se te mete un virus. En síntesis: funciona mal. En un sistema de equilibrio perfecto, este tipo de alteraciones que representan los biotóxicos logran romperlo, porque son disruptivas. Los venenos estos, todos, son productos diseñados para matar la vida”.

¿En qué etapa estamos ahora?

“Estamos en una etapa en que la difusión está: la gente sabe de qué estamos hablando. Los políticos también. Entonces, cuando haya necesariamente un cambio por lo insostenible de este discurso, ellos van a ser solidariamente responsables por su negligencia. Esto recién empieza. Van a tener que pagar. Me duele mucho que los organismos de derechos humanos no asuman esto como una transgresión a esos derechos, en su máxima expresión: están dañando el territorio, la genética y el futuro. Y si no hacemos algo, va a ser cada vez peor. Porque en el futuro van a venir nuevas biotecnologías y nos va a resultar muy difícil identificarlas. Y hasta que eso ocurra ya habrán hecho aún más daño; tendremos que empezar a investigar de nuevo. ¿Viste esas películas de la devastación? Va a ser así algo así. En medio de esta postal desoladora, ¿qué representa la ciencia digna? No me considero científica. Yo soy de trinchera, trabajé con lo que muestran los pacientes y fui al lugar donde se enfermaban para entender qué pasaba. Creo que la ciencia digna es eso: tratar de explicar que pasó y que pasa con la sociedad en el momento en que te toca actuar. ¿Es posible que la ciencia hoy juegue ese rol? Te tendría que definir primero a la otra ciencia: la ciencia adicta al poder, la ciencia hegemónica que siempre dijo lo que al poder le interesaba que diga, la ciencia al servicio de las corporaciones, siempre con la complicidad de los Estados. Las universidades públicas investigan hoy con fondos de Monsanto y de las farmacéuticas. ¿A quién le sirve eso? Creo que la ciencia digna es Andrés Carrasco, que investigó y descubrió al monstruo: el glifosato. Lo dijo públicamente y murió peleando por eso. Y quizás sea un poco ese nuestro destino: pelear hasta morir, porque ya somos grandes”.

19 de octubre de 2012

¿QUIÉN CONTROLA LO QUE COMEMOS?

herbicidas

Millones de argentinos consumen diariamente cereales, frutas, verduras y hortalizas que, en su mayoría, no atraviesan control alguno, o que estarían prohibidos en Europa y EEUU, por superar los límites permitidos de agrotóxicos.

“Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago". Cuando Cervantes dibujó en la boca de su estrecho don Quijote el consejo para Sancho, allá por el 1600, las preocupaciones asociadas a la comida eran bastante más sencillas que ahora: el goloso temía engordar; el hambriento, perecer.

Pero hoy cada alimento parece esconder un enemigo agazapado. Mientras los padres huyen de la traicionera Escherichia coli y los vegetarianos buscan “sustitutos” de la carne, los científicos se ocupan cada vez más de los residuos de plaguicidas presentes en lácteos, granos, frutas y verduras: un mal bocado que inquieta a los grandes importadores, como la Unión Europea, Rusia y los Estados Unidos, pero parece no indigestar a las autoridades locales.

En mayo, la Cámara de Diputados santafesina elevó al Ejecutivo provincial un pedido de informes sobre la presencia de plaguicidas y otros residuos peligrosos en leche materna y en productos lácteos industriales como leche, yogur y postres destinados sobre todo a los más chicos. La solicitud se basa en estudios realizados por investigadores del Laboratorio del Medio Ambiente de la Universidad Nacional del Litoral, coordinado por la doctora en Química Argelia Lenardón, sobre muestras obtenidas en el Hospital de Niños de Santa Fe y un hospital zonal del norte de la ciudad.

En el 86 por ciento de esas muestras se halló al menos un plaguicida de alta toxicidad –algunos prohibidos– como heptacloro, aldrin, clordano, dieldrin, endrin y DDT. Según los expertos, los plaguicidas viven decenas de años en la tierra y se trasladan muchas veces con los vientos o son comidos por las vacas junto con el pasto, y así entran a la cadena alimentaria hasta llegar a la leche que se consume en los hogares.

Gusto amargo.

Malezas, insectos, ácaros, gusanos, caracoles y hongos son algunos de los blancos preferidos de los plaguicidas, venenos con apellido (también se los llama “fitosanitarios” o “agrotóxicos”) que cuentan con ejércitos de defensores agropecuarios que invocan el uso y la dosificación responsables de las sustancias y el “período de carencia”. Esto último se refiere al tiempo que, en teoría, debe transcurrir entre la fumigación y la cosecha para que el consumo del producto no sea tóxico.

El problema es que estas buenas prácticas agrícolas no siempre se cumplen. “En algunos productores rurales hay un gran desconocimiento de la normativa vigente y de los plaguicidas adecuados para cada hortaliza o fruta”, explica la ingeniera agrónoma María Gabriela Sánchez, jefa del Departamento de Aseguramiento de la Calidad del Mercado Central de Buenos Aires. Y asegura: “También falta crear conciencia sobre los daños que puede causar en el medio ambiente, al acumularse en suelos y aguas, y sus efectos adversos en el ser humano, ya que muchos son cancerígenos”.

Otros apuntan a la acelerada expansión sojera del campo. “No es casual que la mayoría de las denuncias sean de las provincias de Córdoba y Santa Fe. Estas son las principales áreas productoras de soja transgénica, cultivo que ha provocado un aumento exponencial en el uso masivo de agrotóxicos”, asegura la bióloga y ecologista Javiera Rulli, miembro del Grupo de Reflexión Rural. En su último informe, la ONG investiga la relación de los plaguicidas con el aumento de casos de cáncer y malformaciones congénitas, lupus, artritis, púrpura, asma y alergias varias en las principales provincias sojeras. En el último año, dicen, se utilizaron en esas plantaciones unos 160 millones de litros de glifosato, un herbicida de amplio espectro y muy tóxico cuando está formulado.

El problema inquieta, y ni la espinaca se salva. Científicos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Jujuy analizaron este año 37 muestras elegidas al azar, adquiridas en mercados de frutas y hortalizas y verdulerías de la ciudad de San Salvador de Jujuy. En todas ellas, los expertos hallaron residuos de zineb, un fungicida de uso masivo y de bajo costo muy utilizado en esa provincia. En el 17,1 por ciento de ellas, el tóxico superaba el límite máximo de residuo permitido en la Argentina, de 3 ppm (3 partes por millón) y el 93,55 por ciento superaba el rango fijado por la Unión Europea.

“Presenta efectos tóxicos agudos en humanos, como dermatitis de contacto, mareos y convulsiones”, explica la bioquímica Graciela Bovi Mitre, jefa del Programa de Detección de Residuos de Plaguicidas de esa facultad. Y añade: “Para la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer, pertenece al grupo 3, no clasificable como carcinogénico para los humanos, a pesar de que los investigadores españoles lo denunciaron como tal”.

Poco control.

La Agencia para la Protección Ambiental de los EE.UU. (EPA, por sus siglas en inglés) sostiene que la exposición dietaria a los plaguicidas ocurre a través del consumo de alimentos domésticos e importados que contengan residuos de estos químicos y de la ingestión de agua potable contaminada.

¿Quién controla estos excesos en la Argentina? En 2001, el Senasa creó el Sistema de Control de Productos Frutihortícolas Frescos (Sicofhor), cuya puesta en marcha estaba prevista en cuatro etapas, según se indica en su página web. Por ahora, sólo es obligatoria la primera, que es la identificación de los productos frutihortícolas frescos. La detección de químicos es la penúltima. Desde el viernes 29 de septiembre, PERFIL llamó siete veces al Senasa para ampliar la información y hasta envió un mail con las inquietudes a la casilla de prensa. Las respuestas llegaron por esa vía dos semanas después.

Uno de los pocos laboratorios del país preparados para detectar estos residuos tóxicos funciona en el Mercado Central de Buenos Aires, creado originalmente para ser epicentro controlador de las frutas y hortalizas de todo el país. Pero el sistema se desreguló en el ’92 y hoy se controla sólo un 20 por ciento de lo que se consume en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense. ¿Qué pasa con el resto de la mercadería? ¿Quién inspecciona? “No sabemos. Algunos mercados, como el de La Plata, implementaron sistemas de vigilancia: sacan muestras al azar y las mandan al Senasa para que las analice. Algo es algo”, lamenta la ingeniera agrónoma Sánchez, del Mercado Central. Y agrega: “En Córdoba y Río Cuarto están empezando a controlar, y también en el Mercado Fisherton de Rosario. Pero hay un problema grave: los recursos”.

—¿Cuánto cuesta montar un laboratorio apto para estos controles?
—Unos dos millones de pesos, que es el presupuesto anual para equipamiento y mantenimiento de nuestro laboratorio.

—¿Los productores pueden esquivar los controles?
—Técnicamente, sí. No es obligatorio mandar los productos a los mercados ni hacer estos análisis.

Los efectos de los pesticidas en los humanos son directos y pueden ser letales. El barrio Ituzaingó Anexo, de la capital cordobesa, es uno de los más complicados. Edificado sobre residuos industriales y con una población de 5.000 vecinos, cuenta actualmente con 200 vecinos enfermos de cáncer, mientras que 23 niños de la zona llevan en su sangre alfa hexaclorociclohexano, un poderoso pesticida prohibido en el país, según determinó un estudio realizado en marzo último por la Dirección de Ambiente de la Municipalidad cordobesa. Durante 20 años bebieron, lavaron y cocieron sus alimentos con agua contaminada con endosulfán y heptacloro –determinado por controles a los tanques de agua– y metales pesados como plomo, cromo y arsénico. Además, los vecinos luchan contra las continuas pulverizaciones que se realizan sin control en los campos de soja vecinos. “En el suelo se encontró malatión, clorpirifós, alfa-endosulfán y HCB”, detalla el informe.

La postal se repite en las poblaciones cordobesas de Monte Cristo, Mendiolaza, San Francisco y en las santafesinas San Lorenzo, San Justo, Las Petacas, Máximo Paz y Piamonte.

Hallazgo.

Una investigación argentina publicada este año en la revista científica Breast Cancer Research determinó “asociaciones positivas entre niveles de pesticidas organoclorados en el tejido adiposo mamario y el consumo de grasa animal y pescado de río”.

El estudio fue realizado por el Laboratorio de Endocrinología y Tumores Hormonodependientes de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral. Los residuos de plaguicidas fueron encontrados en 76 mujeres que viven en Santa Fe y sus alrededores, no expuestas laboralmente a estos tóxicos, que fueron a hacerse biopsias por lesiones mamarias o tuvieron cirugías plásticas. “Esta gente incorporó el pesticida comiendo”, sugiere el estudio.

Entre las pacientes, 54 fueron diagnosticadas con carcinoma invasivo y 17 con patologías mamarias benignas. El 70 por ciento de ellas tenía una dieta rica en carnes rojas y embutidos. Se trata del primer reporte completo de la Argentina en cuanto a las concentraciones de residuos de organoclorados en mujeres de los últimos 30 años.
http://www.api-guia.com.ar/primavera%20silenciosa/primavera_silenciosa.htm


Un estudio revela que los herbicidas también dañan la reproducción de las plantas
Publicado el 9 enero 2009 por turcon
El Mundo, 9-1-2009
TANA OSHIMA

MADRID.- Pocos libros sobre medio ambiente han tenido tanto impacto en la sociedad como Primavera silenciosa, de Rachel Carson. En 1962, la bióloga estadounidense denunció en su libro el uso indiscriminado del insecticida sintético DDT (Dicloro-difenil-tricloroetano) sobre los campos de cultivo de Estados Unidos.

Según su entonces revolucionaria tesis, estos compuestos químicos se acumulaban progresivamente sobre los seres vivos, especialmente en las aves, y terminaban por causarles la muerte. Si continuaba expandiéndose el DDT por el campo estadounidense, llegaría el día en que los pájaros dejarían de cantar. Llegaría la primavera silenciosa. Diez años después, el Gobierno de EEUU prohibió el pesticida.

La regulación sobre insecticidas, herbicidas y fungicidas de uso agrícola ha cambiado mucho desde entonces de cara a reducir el impacto sobre el medio ambiente y, sobre todo, sobre la salud humana. Sin embargo, un nuevo estudio advierte de que los controles actuales para evaluar el impacto de los pesticidas sobre las plantas no son suficientes debido a que dejan fuera los posibles daños en el vegetal a nivel reproductivo.

La investigación, llevada a cabo por varias instituciones estadounidenses y la Universidad de Oregón, y publicada en Journal of Environmental Quality, muestra cómo la reproducción de la patata se ve afectada incluso por dosis muy bajas de herbicidas.

Concretamente, cuanto más joven es la planta, más susceptible es a los pesticidas sintéticos. El momento en que se aplica el herbicida también resultó ser crucial, pues el daño era mayor cuando la planta entraba en contacto con los compuestos químicos a las dos semanas de brotar.

Las alteraciones reproductivas de la patata pueden tener consecuencias desastrosas para la economía, con una baja productividad de tubérculos. Pero los efectos son incontrolables cuando afectan a los ecosistemas enteros a través de la cadena alimentaria.

“Los rendimientos reproductivos de las plantas tienen grandes efectos sobre las cadenas alimentarias. Las productos reproductivos de las plantas dan soporte a poblaciones de vertebrados e invertebrados y son uno de los principales factores reguladores del éxito de las poblaciones animales”, escriben Thomas Pfleeger, Milton Plocher y colegas.

21 de mayo de 2012

AGROTOXICOS: RECETAS AGRONOMICAS, LICENCIA OFICIAL PARA MATAR

Posted by Pedro Herrera on May 20, 2012

Las Recetas Agronómicas son órdenes para compra y aplicación de Agrotóxicos expedidas por Ingenieros Agrónomos en representación de parte, no del Estado tuitivo. Significa esto que el responsable de ordenar la liberación al aire público de productos químicos-tóxicos de uso agrario está subordinado laboralmente a un patrón que, guiado por su natural espíritu empresarial, solo exigirá más rendimientos.

Por victor krieger fabbroni

Significa que esta subordinación laboral puede ser suprimida ipso facto y en cualquier momento si el empleado no obedece a los requerimientos del empleador, o no logra los resultados exigidos en tiempo y forma. Que dudosamente un Agrónomo utilice su criterio y formación, sino aquellos parámetros que pondrán contento al patrón. Estos parámetros se traducen en mayor efectividad (concentración, toxicidad –permitida, o no-, mezclas caprichosas no aprobadas por los fabricantes, horarios, vientos y temperaturas inadecuados…). Todo lo que sea necesario, con prescindencia de su legalidad.

El patrón de mando
Tomando como base que ya sabemos lo que el patrón quiere, paga y exige; Que ya sabemos de la servidumbre laboral que esto genera; Que ya sabemos de las consecuencias de ambas dos sobre la salud de los pueblos; Que padecemos las consecuencias de dos décadas de nula aplicación de los controles impuestos por la Ley de agrotóxicos 6312; ¿Los Ingenieros Agrónomos, como responsables miembros de la parte actora, no deberían ser controlados de otra manera y desde una entidad civil no conexa?
Si asumimos que en cualquier caso los controles son absolutamente necesarios para garantizar el efectivo cumplimiento de la Ley: ¿Quién está hoy en condiciones de controlar a estos sujetos y el tráfico de agrotóxicos que por su orden sufrimos, si reina la anomia?, ¿Quién está en condiciones hoy de garantizar la veracidad de las Receta Agronómicas y su correcta aplicación si el Estado ha anulado los controles impuestos por Ley negando personal, presupuestos y delegación de funciones de la Provincia a los Municipios?.

Por mi culpa
A partir de esta realidad: ¿Puede ser posible que patrón y empleado sean fiscales de sus propios intereses y conductas?, ¿Pueden éstos, llegado el caso, auto infringirse castigos y/o multas por mal uso o abuso de algo que solo ellos conocen y a los que nadie más tiene acceso real?, ¿Pueden accionar penalmente contra sí mismos en caso de incumplimiento a la Ley con consecuencias dañinas por autor no identificado, del que solo ellos conocen la identidad que ocultarán corporativamente?; Estableciendo un paralelo entre tóxicos del agro, con químicos de uso humano expedidos bajo receta archivada emitida por profesional Médico (solo para ser utilizado como ejemplo, nada más que eso): Si en medicina fracasa el control sobre la droga recetada, su dosificación o el acatamiento del paciente a lo ordenado por el profesional, el daño solo incumbe al enfermo y se limita a su intrínseca privacidad.
En cambio, cuando fracasan los controles en agrotóxicos de uso rural expedidos bajo Receta Agronómica el daño es colectivo, impredecible e incontrolable sinérgicamente.
Dada la enormidad de las diferencias y su incidencia en nuestra vida cotidiana: ¿Está bien que se siga comercializando y aplicando agrotóxicos extremadamente peligrosos en las actuales condiciones de precariedad funcional y ausencia del Estado como garante de la población?, ¿Está bien que con este caudal de riesgos sobre la salud humana, ya plenamente establecidos, sigan negando a los pueblos del interior de Santiago del Estero y de todas las provincias sojeras una zona Buffer (o de Interfase) libre de transgénicos y agrocidas?, ¿Qué interés es el que confronta y se opone a garantizarnos ese derecho?, ¿Qué interés apartó al Estado de su rol tuitivo?
Si la comercialización y uso de Agrotóxicos no se pone rápidamente bajo efectivo y real control, se seguirá legalizando impunidad para matar.
http://www.elcoyuyo.org/agrotoxicos-recetas-agronomicas-%C2%BFlicencia-oficial-para-matar/

15 de mayo de 2012

NIÑOS MUERTOS POR AGROTOXICOS EN EL GARRAHAM


¿CUANTOS MUERTOS MAS DEBEREMOS CONTAR?

Esto en verdad es algo que nunca hubiera deseado escribir. Me lleva a hacerlo el dolor y la impotencia que desde hace unos días siento tras conocer un dato, frío, como todos los datos o las estadísticas:

El sábado pasado, tras permanecer varios días internados en grave estado, falleció otro niño, oriundo de la ciudad de Lavalle, Corrientes, intoxicado por agrotóxicos.

En junio del 2011, me encontraba participando de un Encuentro de Pueblos Fumigados en Carlos Pellegrini, Corrientes y allí supe de la muerte de Nicolás y también de lo grave que estaba Celeste, trasladada a Buenos Aires y en lista de trasplante hepático, que finalmente no necesitó.

Allí, la mamá de Nicolás me contó que vivían frente a una tomatera que siempre “tiraban venenos”, que en esos día habían tirado y que las zapatillas de los chicos tenían incluso pegado barro que se había hecho al mezclarse con el agua que venía de la tomatera. Contó que Nicolás lamentablemente no corrió la misma suerte de Celeste, él ni siquiera pudo llegar a ser trasladado a un centro de mayor complejidad.

Los familiares de Celeste allí presentes, me encomendaron que a mi regreso a capital contactara con la madre de la niña. En los pocos encuentros que tuve –ya Celeste estaba mejor- relató nuevamente el miedo que tenían de regresar a ese lugar, ya que sabían que la vida de ellos y sobre todo la de sus hijos corrían serios riesgos a causa de la amenaza de envenenamiento constante que significaba vivir allí, por las permanentes fumigaciones en las tomateras.

A sabiendas de la gravedad de las consecuencias que las fumigaciones están provocando en la salud de la población afectada, es que participé de encuentros escuchando testimonios de pobladores y profesionales afectados; escribí notas a autoridades hospitalarias alertando sobre el tema y solicitando ayuda; difundí informaciones y participé en la organización de charlas-ateneos dentro de instituciones de Salud, tres en menos de un año.

Evidentemente pareciera que nada de esto, que muchos otros ya vienen tenazmente realizando y denunciando también desde hace años, hace que las autoridades correspondientes tomen cartas en el asunto, de lo contrario estas cosas no deberían seguir ocurriendo con descarada impunidad.

Ante tanta impotencia y dolor que, aún no me invalidan a perseverar en el tema, algunas preguntas y reflexiones pugnan por salir de mi cabeza.

No es esta la ocasión de citas pero, hay informes científicos más que suficientes que indican que las sustancias que se están utilizando en la agricultura en los últimos años son más que dañinos para el suelo, el agua, los animales y las personas…es decir, más claro: son VENENOS incluso algunos fueron utilizados como armas de guerra y ahora son derramados a millones de litros sobre poblaciones indefensas.

Los niños de Corrientes tal vez hayan “cometido el delito” de llevarse tierra o alguna planta del lugar -donde viven, aman y se saben parte- a la boca. Cualquiera de nosotros o nuestros hijos, sobrinos o nietos lo hemos hecho alguna vez, pero es evidente que a ellos desde hace unos años, esto les está representando la diferencia entre la vida y la muerte.

Unos días antes de descomponerse el nene que falleció el sábado, los “marcadores biológicos”, según cuentan, indicaron claramente que ahí estaba pasando algo: cayeron fulminados el perro, los chanchos y otros animales del lugar, “ninguno se agusanó” cuentan asombrados. Vaya detalles no?

¿Quién y desde cuándo han dictaminado que jugar con la naturaleza sea una inapelable sentencia de muerte?

Imaginemos por un momento que en lugar de haber sido por agrotóxicos, hubieran sido dos muertes en un año, en una ciudad de 5000 hab. (como aproximadamente tiene Lavalle) por inseguridad por ejemplo, por secuestros u otra causa ¿Cuál habría sido nuestra reacción como sociedad?...

¿Y la reacción de los medios…corporativos o no? Si la causa hubiera sido otra, si además los chicos hubieran sido de otro medio social…¿Cuál habría sido la atención, las páginas y el tiempo dedicado por la prensa?...

Sin duda hubieran estado haciendo largas y firmes guardias periodísticas esperando “el último parte médico” que informara como sigue todo…estarían esperando resultados de análisis…de autopsia…etc.

En definitiva, estarían haciendo sentir a la sociedad que la persona que está peleando por sobrevivir, si se muere, se nos muere un poco a todos no??

¿Por qué en este caso no pasa lo mismo? Me pregunto: ¿la muerte de estos dos nenes no nos debe doler a todos?

Eran dos nenes sanos, nunca nadie debía haberlos intoxicado, tampoco fue un descuido de la madre…

Y, a los equipos de salud: ¿Qué responsabilidad nos cabe en salir a denunciar estas cosas que vemos están pasando? ¿Es ético seguir mirando para otro lado cuando están envenenando a las personas impunemente?

Y estamos hablando acá solo de las intoxicaciones agudas, ¿qué pasa además con las consecuencias crónicas en el medio ambiente y en las personas? ¿Qué pasa desde el punto de vista de la salud, con el aire que respiramos, con el agua que tomamos, con los alimentos que ingerimos?..

Esos tomates de Lavalle seguramente estarán en nuestra mesa mañana?...Que la población esté ingiriendo a diario pequeñas dosis de tóxicos que se irán acumulando progresivamente, no es un problema de salud?

Y, en caso de haber recibido un trasplante hepático, ¿no deberíamos cuestionarnos si es un éxito para la ciencia o los equipos de salud intervinientes, realizar un trasplante con todo lo que ello significa, en un nene que nunca debía haberlo necesitado, de no ser porque se está permitiendo envenenar a las personas?

Y: ¿A quién vamos a comunicar los resultados de los análisis, al SENASA? institución que permite que estos venenos sigan siendo utilizados? Qué esperamos que nos van a decir? No debemos pensar en hacer algo más?

Y al Ministerio de Educación? No le preocupa que “sus alumnos y maestros” estén siendo fumigados mientras están tomando clases o en los patios de las escuelas? Tampoco lo saben?

Y que se están enfermando y muriendo como consecuencia de ello?

Algunas cosas, pocas, tengo claras entre tanta impotencia y dolor que aturde.

Esto no se arregla “alejando” las fumigaciones. Los venenos son venenos y enferman y matan, más rápido o más lentamente, sea por aire, por tierra, a 800 o a mil metros: creo que no hay lugar a discusión: NO SE DEBEN USAR.

Lo más fácil es cargar sobre responsabilidades individuales –que las hay por supuesto y deben pagar- pero pienso que hay otras que son más grandes y siempre terminan eludiéndose y son las que corresponden a las autoridades que deben tomar medidas urgentes, prohibiendo usos y protegiendo a las víctimas que son presa fáciles de esta situación, por ser los más humildes y con sus necesidades totalmente insatisfechas.

Protegerlos significa no dejar que nadie tome represalia con ellos y ofrecerles otro medio de subsistencia que no sea a costa de su salud o la de sus familiares por ejemplo.

Pienso que la solución no es fácil, pero es una decisión política, no hay otro modo de cambiarlo y debe priorizar la Salud a la rentabilidad indefectiblemente, aunque tristemente uno observa que todo va camino a seguir profundizándose, pero en sentido contrario.

Mientras, seguiremos insistiendo en que los agrotóxicos enferman…envenenan y matan, pero sin dejar de denunciar también que de todo eso hay responsables, hay homicidas y hay cómplices que callan y otorgan mientras se llenan de dinero.

Sin duda hay que subvertir los valores ya que, de seguir así, seguiremos contando los enfermos y muertos que por supuesto siempre los ponemos nosotros, los de este lado de la vereda.

Mechi (Mercedes Mendez)
Enfermera
http://permahabitante.blogspot.com.ar/2012/05/dos-ninos-muertos-por-agrotoxicos-en-un.html

16 de marzo de 2012

CORDOBA: Municipio de Oliva aprobó en forma unánime una ordenanza para prohibir fumigaciones


El Concejo Deliberante del municipio de Oliva aprobó en forma unánime una ordenanza para prohibir fumigaciones en zonas urbanas.
de Agustin Alberto Secreto, el Viernes, 16 de marzo de 2012 a la(s) 10:21 ·

Córdoba: se aprobó una ordenanza municipal contra agrotóxicos

El Concejo Deliberante del municipio de Oliva aprobó en forma unánime una ordenanza para prohibir fumigaciones en zonas urbanas.

(Andrea Salvati – Red Eco) Córdoba - La norma fue aprobada tras los reclamos de habitantes de esa zona que conformaron la organización Vecinxs Unidxs por la Salud de Oliva y tiene un elemento diferenciador de la ley provincial de agroquímicos (9164), que existe desde hace varios años, pero no ha logrado impedir las fumigaciones en campos linderos a viviendas.

La ordenanza establece, a 250 metros del área urbana, una “zona de resguardo ambiental” dentro de la cual no se podrá aplicar ningún agroquímico. Tampoco se podrán limpiar instrumentos y aparatos utilizados para las fumigaciones ni desechar residuos que contengan cualquier elemento tóxico. Además, señala que quedan exceptuadas las aplicaciones “que obedezcan a razones de sanidad pública” y que sean las autorizadas “para la práctica de agricultura orgánica”.

La misma adhiere a la mencionada ley provincial 9164, que prohíbe fumigaciones a 1500 metros de distancia con productos clasificados con toxicidad I, Ib y II así como también impide aplicar productos de clase toxicológica III y IV en un radio de 500 metros de distancia del casco urbano.

También contempla la creación de la Comisión Asesora Ad – Honorem de Productos Químicos o Biológicos de Uso Agropecuario para la ciudad de Oliva, que se encargará de la aplicación de la normativa y de los controles para “minimizar el impacto ambiental”.

Dos causas por fumigación en el Barrio Ituzaingó, a juicio:

Las causas contra productores por aplicar agrotóxicos en forma irregular en espacios aledaños a dicho barrio se unificarán, por lo que el juicio que iba a comenzar el 27 de febrero se aplazó para abril o mayo de este año.

Una fue iniciada por Sofía Gatica, cuando en el año 2004 denunció a un productor tras detectar, junto a sus vecinxs, que en plantaciones lindantes con sus casas se fumigaba con agrotóxicos, violando las prohibiciones provinciales.

Otra causa que será llevada a juicio es la iniciada en el año 2008 por el doctor Medardo Ávila Vázquez, integrante de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, que en ese momento era Secretario de Salud de ese municipio. Vázquez también denunció a productores que fumigaban aunque esto estuviera prohibido.

A su vez, en el barrio empezaron a aumentar los casos de cáncer, leucemia y enfermedades respiratorias. Esta situación fue detectada por un grupo de madres del Barrio Ituzaingó Anexo que con sus denuncias y perseverancia, lograron que se prohíban las fumigaciones en zonas urbanas y que la causa contra productores que usaban agrotóxicos clandestinamente, sea la primera en el país que se llevará a juicio.

Red ECO, 01 de marzo de 2012.
FUENTE

14 de febrero de 2012

Graciela Gómez denunció en la Corte Europea la violación de normas sobre el uso de agrotóxicos

La reclasificación de productos se aplazó hasta 2015
Una abogada santafesina denunció en la Corte Europea la violación de normas sobre el uso de agrotóxicos

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La letrada disiente con los fallos que establecen zonas de resguardo.
La abogada santafesina Graciela Gómez denunció ante organismos internacionales la situación generada en Argentina por el uso de agrotóxicos y sus consecuencias en la salud de la población. La letrada afirmó que en 2012 se debe revisar la reclasificación de agroquímicos, “porque eso se hace cada 10 años con las sustancias y no en 2015 como lo aplazaron. Lo cual está incumpliendo la normativa europea”. Esta situación es la que demostró ante el Parlamento Europeo, el Alto Comisionado de Derechos Humanos en Ginebra, y en Washington ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “que le otorgó préstamos al SENASA para que trate la normativa y la reclasificación de los agrotóxicos, cosa que el SENASA no hizo”. Y prosiguió: “Les estoy demostrando que es ilegal, porque ese aplazo puede extenderse hasta el 2030, porque cada país debe adaptar su legislación. Lo que ellos no quieren es adaptar nuevas leyes sobre importaciones, alimentos y la media de estos venenos que se consumen. Además de la presión y los loobies que hay de las empresas”.
Hoy está Argentina cruzada con la protesta de ciudadanos de Famatina tratando de resistir la contaminación del agua con cianuro, pero también debemos hablar de agrotóxicos, esto que se está utilizando cada vez más, ya es moneda corriente en todos los cultivos desapareciendo así, el hábito de carpir.
La abogada Graciela Gomez denuncia permanentemente el uso de agroquímicos y la muerte de niños, de camioneros y el infierno que vive la gente de San Lorenzo en la provincia de Santa Fe. La letrada expresó en algunos artículos: “Disiento con muchos colegas que aplauden los fallos provinciales que establecen zonas de resguardo ya que está probado que mas allá de las distancias las fumigaciones llegan igual a la gente, pero sé que en él mientras tanto, algo hay que hacer".

También fue conocida por el enfrentamiento que ha tenido con el ex Secretario de Medio Ambiente Homero Bibiloni. Recientemente, ha hecho una presentación ante el Parlamento Europeo, el 19 de enero de 2012, para denunciar la violación de normas europeas en Argentina sobre estos agroquímicos. Esta dirigida al presidente del Parlamento Europeo, a quien le cuenta: "…La ley de riesgo del trabajo N° 24.557 de Argentina es violada hace años en cada campo sembrado sea de soja, maíz, algodón o arroz, todos transgénicos, donde los fumigadores no respetan ninguna de los recaudos de las “buenas prácticas” que fuera establecido por la organización para la cooperación y desarrollo económicos”.

Sigue la presentación y luego dice: “La cosecha argentina en un 70% ( y esto es fuertísimo realmente)... se fumiga mediante aplicaciones terrestres, por lo que podemos aseverar que en nada afecta a la producción que se prohíba o restrinjan las fumigaciones aéreas por ser las más peligrosas para la salud y alejar las aplicaciones terrestres".

En cuanto al punto donde habla del glifosato, le informa a los habitantes de Europa de que "están comiendo alimento envenenado", dice: “Los argentinos no somos el granero del mundo, tampoco comemos forraje, la “soja” se exporta para comida de animales de china y de la Unión Europea. De la misma forma que todos los habitantes somos fumigados como insectos por venenos erróneamente clasificados como “inocuos” y que aumentaron las tasas de cáncer, malformaciones, abortos espontáneos, todo tipo de alergias y una próxima generación de niños idiotas”.

"Uds la Unión Europea ese mismo veneno lo consumen vía alimentos porque sus animales son alimentados con esa soja envenenada mil veces: primero por aire con avionetas , por tierra con máquinas llamadas “mosquitos”, con cócteles de agrotóxicos prohibidos en otros países y sin ningún control de parte del estado", agregó luego, para rematar: "Los granos nuevamente son fumigados cuando una vez cosechados, se guardan en silos-bolsas , para evitar ratas y gorgojos y por último cuando se transporta el grano a los puertos, porque los gorgojos nacen de nuevo en el trayecto. El plaguicida usado en este último tramo es la fosfina".

Sobre estas denuncias, la doctora habló con Línea Capital: "Llevó muchísimas horas de trabajo, de traducción, horas de computadora, muy abocada y muy apasionada, o lo hago bien o no lo hago, no me gustan las medias tintas y la mediocridad. Todo de universidades y páginas de toxicología del exterior, locales nada. Aquí no se publica, esa información se veda y la prensa desinforma con datos sesgados o erróneos, como la nota de estadísticas publicada hoy en un medio santafesino, que no son correctas o el fallo San Jorge que no sirve para nada. Un lector desprevenido o neófito no puede saber que eso es mentira".

“No se discrimina, fumigan arriba de las casas, cursos de aguas animales, etc. cuando más cerca se fumiga es de forma terrestre con "mosquito" y la fumigación aérea es la más criminal, prohibida totalmente en la Unión Europea, y probado en la frontera de Colombia Ecuador, que aún a tres kilómetros de las fumigaciones a cultivos ilícitos, afecta. Hay gente malformada, cáncer y abortos espontáneos. Estamos hablando de tres kilómetros y acá estamos peleando por 500 o 1000 metros”, cuestionó duramente.

En la presentación que hace a la Unión Europea les informó a los europeos que están comiendo alimentos envenenados, sobre lo cual Gómez explicó: “Si en base a una reunión que tuvo el doctor Andrés Carrasco en Viena con la Comisión es que estoy al tanto de lo que piensan”, e insistió: “Se debe revisar el glifosato este año porque eso se hace cada 10 con las sustancias y corresponde revisar este año y no en 2015 como lo aplazaron. Lo cual está incumpliendo la normativa europea. Eso es lo que les estoy demostrando que es ilegal, porque ese aplazo puede extenderse hasta el 2030, porque cada país debe adaptar su legislación. Lo que ellos no quieren es adaptar nuevas leyes sobre importaciones, alimentos y la media de estos venenos que se consumen. Además de la presión y los loobies que hay de las empresas”.

“En Misiones conozco al doctor Hugo Gómez Demaio porque disertamos juntos en varias jornadas, una persona que me divierte muchísimo, de un humor envidiable y creo que es el científico que más estadísticas y mejores estudios tiene en esa provincia. Hace años que está en el tema, viajó a EEUU para traer dispositivos que fueron implantados en niños y también a Chile donde realizó las investigaciones porque en la Argentina nadie le brindó apoyo lo cual es una vergüenza”, narró la abogada oriunda de Santa Fe.

“Así como en la India hay un pueblo que se llama Kerala, un pueblo completamente de gente malformada a causa del endosulfán , en Misiones también tenemos pueblos afectados ,que no se publican, salvo uno que otro informe, se oculta, pero nosotros lo sabemos gracias al doctor Demaio, uno de esos pueblos es Colonia Alicia”, alertó. En ese punto, trajo a colación: “Tanto en Misiones como en Entre Ríos, terminan con el bosque nativo e implantan pinos o eucaliptus , especies que no son autóctonos, para uso de las papeleras. Allí se usa mucho el fumigador con mochila, sin ninguna protección por eso hay varios muertes y lo que eso significa además para la biodiversidad”.

“Ante esa omisión e inacción del Estado es que recurro a Organismos Internacionales. El Parlamento Europeo se toma 30 días para contestar por escrito, envié una copia al Alto Comisionado de DDHH en Ginebra, y la otra denuncia está hecha en Washington ante el BID que le otorgó préstamos al SENASA para que trate la normativa y la reclasificación de los agrotóxicos, cosa que el SENASA no hizo. Me contestaron y en 15 días si se acepta mi petición comienza la investigación y se publica”, concluyó.
FUENTE
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