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Contra los monocultivos y minería contaminantes y a favor de la Soberanía Alimentaria y de un Proyecto Nacional Sustentable

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10 de febrero de 2012

Los biocombustibles: una forma segura de producir GENOCIDIO GLOBAL



Los alimentos usados como combustible: una forma segura de producir una crisis alimentaria

Por Jean Ziegler y Siv O’Neall, 27 de diciembre de 2011
 
 Jean Ziegler [1] , en su reciente libro “Destrucción masiva, la Geopolítica del hambre” [2], denuncia la estrategia brutal que los amos del mundo están utilizando para aniquilar la resistencia y así dirigirlo como mejor les parezca.
Jean Ziegler es un luchador incansable por los derechos humanos y el derecho a la alimentación, tal y como se indica en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y como ha recogido en sus números libros anteriores sobre diversos temas, pero sobre todo la extrema crueldad del Imperio. Su último libro es una denuncia de la Agroindustria en sus diversos aspectos: los biocombustibles y la industria de los transgénicos, y va a hacer todo lo posible para que este mensaje llegue a todas las partes del mundo. El profesor Ziegler ha hablado con voz alta y clara en las Naciones Unidas denunciando el neoliberalismo y la pobreza que engendra en todo el mundo. Esto le ha granjeado numerosos enemigos, pero también amigos. ¿Qué se está haciendo en nombre del neoliberalismo, sino un asesinato calculado? El título del libro lo dice claramente.

 
El profesor Ziegler denuncia los tres factores principales que contribuyen a la escasez y a la carestía de los productos alimenticios.

El acaparamiento de tierras para cultivos como la caña de azúcar y otros, especialmente en Estados Unidos, para la producción de biocombustibles (etanol), siendo una de las principales causas de la escasez de alimentos, ya que priva a los pequeños propietarios de sus tierras y reduce la cantidad de alimentos disponibles. 

La pérdida de tierras cultivables para la producción de biocombustibles ha contribuido al escandaloso aumento de los precios de los alimentos. Menos tierra, menos alimentos: precios más altos. A ello se suma también el hecho de que los biocombustibles aumentan el daño a la Tierra, que sus defensores de forma deshonesta tratan de ocultar.

La especulación sobre los alimentos, así como de las tierras de cultivo, también debe ser denunciado con fuerza, siendo otro importante factor que contribuye al aumento espectacular de los precios de los alimentos básicos, hecho que se viene produciéndose desde mediados de 2007. Por lo tanto, no sólo se priva a los agricultores de sus tierras, a menudo sin ningún tipo de compensación, sino que también los precios de los alimentos aumentan, así que no pueden adquirir los productos que necesitan para sobrevivir.

La tercera causa es la desertificación, la degradación del suelo, proceso que es acelerado por la sustitución de los cultivos tradicionales por grandes extensiones de monocultivos, bien para biocombustibles o para cultivos transgénicos, con enormes demandas de agua. Ríos y lagos se están secando y un número cada vez mayor de personas en el mundo no tienen acceso al agua potable.

Los siguientes textos son extractos de cuatro capítulos del libro “Destrucción masiva”, un resumen de los argumentos que el profesor Ziegler plantea frente a los intentos monstruosos de matar de hambre a ingentes cantidades de personas, con la sola finalidad de aumentar la riqueza y el poder de unos pocos. Yo agregaría también, con la finalidad de mantener a las masas a raya, ignorantes y sumisos.

La mentira
Oro verde se ha considerado desde hace varios años como un complemento a la rentabilidad del oro negro.
Las industria de los biocombustibles lanza un argumento que pareciera irrefutable: la sustitución de los combustibles fósiles por energía procedente de las plantas, es un arma contra el rápido deterioro del clima y el daño irreversible que se está haciendo al medio y a los seres humanos.

Algunas cifras
Más de 100 millones de litros de bioetanol y biodiésel se produjeron durante 2011. En el mismo año, 100 millones de hectáreas de cultivos agrícolas se utilizaron para producir biocombustibles. La producción mundial de biocombustibles se ha duplicado en los últimos cinco años, de 2006 a 2001.

La degradación del clima es una realidad
A nivel mundial, la desertificación y la degradación del suelo afecta ya a más de mil millones de personas en más de 100 países situados en zonas áridas. Las regiones áridas o semiáridas son particularmente susceptibles a la degradación, representando más del 44% de las tierras cultivables del planeta.

La destrucción de los ecosistemas y la degradación de extensas zonas agrícolas en todo el mundo, y especialmente en África, es una tragedia para los pequeños agricultores y ganaderos. En África, la ONU estima que hay 25 millones de refugiados ambientales o migrantes ambientales, es decir, seres humanos que se han visto obligados a abandonar sus hogares a causas de desastres naturales (inundaciones, sequías, desertificación) y que han de luchar por la supervivencia en los suburbios de las grandes ciudades. La degradación de la tierra es causa de conflictos, sobre todo entre los ganaderos y los agricultores.

Empresas transcontinentales para la producción de biocombustibles han convencido a la mayoría de la opinión pública mundial y a la mayor parte de los Estados occidentales, de que la energía producida a partir de las plantas es un arma milagrosa contra la degradación del clima. Pero este argumento es falso. No tienen en cuenta los métodos ni los costes ambientales de la producción de biocombustibles, ni el agua ni la energía que se requiere para ello.

Sin embargo, por todas partes del planeta el agua potable es cada vez más escasa. Una de cada tres personas bebe agua contaminada. 9000 niños menores de diez años mueren cada día al consumir agua no apta para el consumo.
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Según la OMS, un tercio de la población mundial aún carece de acceso al agua potable a un precio asequible, y la mitad de la población mundial no tiene acceso al agua potable. Aproximadamente 285 millones de personas que viven en el África subsahariana no tienen acceso regular al agua potable [3].

Y por supuesto, son los pobres los que sufren con más severidad la falta de agua.
….
Sin embargo, si tenemos en cuenta las reservas mundiales de agua, la producción cada año de decenas de miles de millones de litros de biocombustibles es una verdadera catástrofe. Se necesitan 4000 litros de agua para producir un solo litro de bioetanol.
Un estudio detallado de la OCDE, Organización de los estados más industrializados, con sede en París, calcula la cantidad de energía fósil necesaria para producir 1 litro de bioetanol. Es una cantidad enorme. The New York Times, también señaló en su día la gran cantidad de energía que se requiere para producir etanol y además indicando que “los biocombustibles aumentan la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera en lugar de contribuir a reducirlo”.

La obsesión de Barack Obama
Las mayores corporaciones multinacionales productoras de biocombustibles tienen su sede en los Estados Unidos. Cada año reciben miles de millones de dólares en ayudas gubernamentales. En el discurso de Obama a la Nación en 2011 dijo que el bioetanol y el biodiésel son una causa nacional, y que entra dentro de la seguridad nacional.

En 2011, se subsidiaron con 6 mil millones de dólares procedentes de fondos públicos, utilizándose el 38,3% de la cosecha nacional de maíz para la producción de biocombustibles, frente al 30,7% en 2008. Desde el año 2008, los precios del maíz en el mercado mundial se han incrementado un 48%.

 Estados Unidos es con mucho la potencia industrial más dinámica y la mayor productora a nivel mundial. A pesar de que tiene un número relativamente bajo de habitantes, 300 millones, en comparación con los 1,3 millones de China o la India, Estados Unidos produce más del 25% de todos los productos industriales fabricados en un año en todo el planeta.

La materia prima de esta impresionante máquina es el petróleo
Estados Unidos quema diariamente 20 millones de barriles, alrededor de un cuarto de la producción mundial. El 61% de esta cantidad, más de 12 millones de barriles al día, son importados [4].

Para el Presidente de Estados Unidos, esta dependencia exterior es, obviamente, una preocupación. Y lo más preocupante es el hecho de que el petróleo importado procede de regiones con una elevada inestabilidad política o donde los estadounidenses no son bien recibidos, en una palabra, la producción y la exportación a los Estados Unidos no están garantizados.

George W. Bush fue el que inicio este programa de biocombustibles. En enero de 2007 estableció la meta a alcanzar: en los 10 años siguientes Estados Unidos tenía que reducir en un 20% el consumo de combustibles fósiles y multiplicar por 7 la producción de biocombustibles.

La quema de millones de toneladas de alimentos en un planeta donde cada cinco segundos un niño menor de 10 años muere de hambre es, obviamente, un escándalo.
Los partidarios de los biocombustibles están tratando de desarmar los argumentos de los críticos. No niegan que no sea ético desviar alimentos para su uso como fuente de energía, pero dicen que no hay de qué preocuparse, ya que pronto habrá una segunda generación de biocombustibles que se obtendrán a partir de los residuos forestales, o de plantas como la jatrofa, que sólo crece en tierras áridas (donde no es posible cultivar alimentos). Y luego añaden que las técnicas de que ya se disponen permiten el tratamiento de los tallos de la planta de maíz, sin emplear la semilla… ¿Pero a qué coste? (La producción de biocombustibles requiere una enorme cantidad de agua y energía).

Lo de una nueva generación es una terminología, en este caso, que da lugar a engaño. La segunda generación de biocombustibles no existe, y por contra la producción de los mismos será aún más costosa. Así que en un mercado donde manda la maximización de beneficios, estos cultivos tendrán un papel marginal.

El depósito de combustible de un automóvil mediano tiene una capacidad de 50 litros. Para fabricar 50 litros de bioetanol se requieren 358 kilogramos de maíz.
En México y en Zambia el maíz es el alimento básico. Con 358 kilogramos de maíz un niño de Zambia o de México puede comer durante un año.

Amnistía Internacional resume mi punto de visto: “Biocombustibles: depósito lleno y estómagos vacíos”.

La maldición de la caña de azúcar
No sólo los biocombustibles consumen cada año cientos de millones de toneladas de alimentos como el maíz, el trigo y otros, y se lanzan a la atmósfera millones de toneladas de dióxido de carbono, sino que además se causan desastres sociales en los países donde las empresas transcontinentales que fabrican biocombustibles se hacen fuertes.

Tomemos por ejemplo el caso de Brasil.

La lucha de los trabajadores de engenho Trapiche es un ejemplo. Las vastas tierras que antaño fueron propiedad del Estado, la Terra da União, estaba dividida en parcelas agrícolas de 1 a 2 hectáreas, cultivadas por pequeños agricultores en una economía de subsistencia. Las familias vivían pobremente, pero disfrutaban de un cierto grado de bienestar y de relativa libertad.

A través de su excelentes relaciones con Brasilia, las empresas han logrado el desmantelamiento y la privatización de estas tierras. Los pequeños agricultores de frijoles y cereales que vivían aquí fueron deportados a los barrios pobres de Recife, excepto aquellos que aceptaron convertirse en cortadores de caña de azúcar. Hoy en día son trabajadores que se encuentran en situación de sobreexplotación.
En Brasil, el programa de producción de biocombustibles se considera una prioridad. Y la caña de azúcar es uno de los cultivos más rentables para la producción de bioetanol.

El programa brasileño para el incremento de la producción de bioetanol tienen un curioso nombre: Plan Pro-alcohol. Es el orgullo del Gobierno. En 2009, Brasil consumió 14 mil millones de litros de bioetanol (y biodiésel) y exportó por valor de 4 mil millones de dólares.
El sueño del Gobierno es exportar 200 mil millones de litros
El Gobierno de Brasilia quiere aumentar a 26 millones de hectáreas la superficie cultivada de caña de azúcar. En lucha contra los gigantes del bioetanol, los cortadores de caña de azúcar en la plantación de Trapiche no tienen ninguna oportunidad.
El Plan Pro-alcohol brasileño ha provocado la concentración de las tierras en unas pocas manos de indígenas y empresas transnacionales.

Esta monopolización aumenta las desigualdades y exacerba la pobreza rural ( al igual que la pobreza urbana, como resultada de la migración de las zonas rurales). Además, la exclusión de los pequeños productores amenaza la seguridad alimentaria del país, ya que son los que mediante la agricultura pueden garantizar su sustento.

En cuanto a los hogares de las zonas rurales, encabezados por la mujeres, tienen menos acceso a la tierra y sufren mayor discriminación.

En resumen
el desarrollo y producción del llamado “oro verde” es un modelo que enriquece únicamente a los dueños de las explotaciones y que empobrece a los pequeños agricultores y en O boiafrio [6] incluso se va más lejos. En realidad, se ha firmado la sentencia de muerte para las pequeñas explotaciones familiares y las medianas empresas, y por lo tanto se pone en peligro la soberanía alimentaria del país.
Pero además de los dueños de las explotaciones, el Programa Pro-alcohol produce enormes beneficios a las grandes empresas extranjeras transcontinentales, tales como Louis Dreyfus, Bunge, Noble Group, Archer Daniels Midland, y para los grupos financieros de Bill Gates y George Soros, así como los fondos soberanos de China.

En un país como Brasil, donde millones de personas están exigiendo el derecho a tener un pedazo de tierra, donde se ve amenazada la seguridad alimentaria, la apropiación de tierras por las corporaciones transnacionales y los fondos soberanos es un escándalo adicional. [7]
En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU se luchó contra el Plan Pro-alcohol [8].
Incluso el Presidente Luis Inácio Lula da Silva, durante su visita al Consejo en 2007, me atacó desde lo más alto del podio.

Vanucci y Lula tenían un poderoso argumento: “¿Por qué preocuparse por el avance del cultivo de la caña de azúcar, tal y como dice el Relator Especial para el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, si el Plan Pro-alcohol nada tiene que ver con la comida, la caña de azúcar no lo es? A diferencia de los norteamericanos, los brasileños no quemamos ni maíz ni trigo”. [9]

Para obtener nuevas tierras, los grandes propietarios y las Empresas Transcontinentales queman la selva. Decenas de miles de hectáreas cada año.
La destrucción es definitiva. Los suelos de la cuenca del Amazonas y de Mato Grosso [10], cubiertos de bosques primarios, sólo tienen una fina capa de humus. Incluso en el improbable caso de que las autoridades tuvieran un arrebato de lucidez, ya no se podría restablecer la Selva Amazónica, los pulmones del planeta. De acuerdo con los datos del Banco Mundial, al ritmo actual de quema de la selva, el 40% de la Selva Amazónica habrá desaparecido en 2050.

En la medida en que Brasil ha ido sustituyendo progresivamente los cultivos para la producción de alimentos por la caña de azúcar, se ha entrado en el círculo vicioso del mercado internacional de alimentos: se ven obligados a importar alimentos que ya no producen, y se aumenta la demanda mundial… que a su vez provoca un aumento de los precios.

La inseguridad alimentaria, de la que una gran parte de la población brasileña son victimas, está directamente relacionada con el Programa Pro-alcohol. Esto afecta especialmente a las zonas en las que se cultiva la caña de azúcar, ya que los alimentos de primera necesidad con casi exclusivamente importados, estando sujetos a fluctuaciones muy significativas de los precios. Muchos pequeños agricultores y trabajadores agrícolas deben comprar alimentos, ya que no tienen tierras suficientes para producir los alimentos que necesitan sus familias. Así, en 2008, los campesinos no pudieron comprar los suficientes alimentos debido a la subida repentina de los precios.

Con la finalidad de reducir costes, los productores de biocombustibles explotan a los trabajadores migrantes, según el modelo de agricultura ultra-liberal capitalista. No sólo se pagan bajos salarios, sino que los horarios son inhumanos, no hay infraestructuras de apoyo y las condiciones de trabajo rayan en la esclavitud.


Postdata: El infierno de Gujarat
Las condiciones de esclavitud de los cortadores de caña de azúcar no son exclusivas de Brasil. Miles de migrantes de otros países están siendo explotados de la misma manera.
En la plantación de la Fábrica de Azúcar Bardoli, situada en Surat, Guajarat, India, la mayoría de los hombres que trabajan pertenecen a los pueblos indígenas de los adivasi, famosos por su dominio del arte de la cestería y la fabricación de muebles de caña.
Las condiciones de vida en la plantación son terribles: comida infestada de gusanos, agua potable en estado deficiente, falta de madera para cocinar los alimentos. Los adivasi y sus familias viven en chabolas en unas condiciones deplorables.

¿Denunciarlo en los tribunales?
Los adivasi tienen mucho miedo al Mukadam, el agente de contratación de la explotación. Tal es la magnitud de desempleo en Guajarat que a la menor protesta el cortador de caña crítica es sustituido por otro más dócil.

Recolonización
Durante la XVI sesión del Consejo de Derechos Humanos de marzo de 2011, Vía Campesina, junto con otras organizaciones no gubernamentales, FIAN y CETIM, organización un evento paralelo: una consulta oficiosa sobre la protección de los agricultores (derecho a la tierra, semillas, agua, etc).
El Embajador de Sudáfrica encargado de los derechos humanos, el obstinado Pizo Moved, dijo en esa ocasión: “Primero se llevaron a los hombres, luego nos quitaron la tierra. Estamos viendo la era de la recolonización de África”.

En realidad la maldición del oro verde se extiende por Asia, América Latina y África.
En casi todas las partes,, pero especialmente en Asia y América Latina, el acaparamiento de tierras por parte de las empresas transcontinentales va acompañada de violencia.

La selva de África Central es la segunda más grande del mundo después de la del Amazonas y es un importante sumidero de carbono [11] del mundo. Hay que comprender que muchas comunidades dependen de ella, su biodiversidad es enorme y es sustento mediante la caza y la recolección. Estas comunidades están en peligro de desaparición.

Conclusión
Tenemos que actuar rápidamente frente al intento de control de los nuevos amos del mundo, hacer frente al neoliberalismo insensible y codicioso [12]. Tenemos que abrir los ojos y tener las mentes abiertas frente a estos depredadores que acaparan el mundo y nos convierten en sus rehenes, en un intento absurdo de aumentar su riqueza y la dominación del planeta. Debemos unirnos y trabajar sin descanso, sin perder la esperanza, sin perder el objetivo de salvar la Tierra. No hay que dejarse engañar por el ensordecedor gritería de las máquinas de propaganda. Debemos mantenernos firmes y juntos. Es la única manera de poder salir de este infierno.

Notas:
[1] Jean Ziegler, a former professor of sociology at the University of Geneva and the Sorbonne, Paris, is member of the UN Human Rights Council’s Advisory Committee with an expertise on economic, social and cultural rights. For the period 2000-2008, Jean Ziegler was the UN Special Rapporteur on the Right to Food. In March 2008, Jean Ziegler was elected Member of the UN Human Rights Council’s Advisory Committee. One year later, the Human Rights Council decided, by acclamation, to re-elect Jean Ziegler as a member of the Advisory Committee, a post he will now hold until 2012. In August 2009, the members of the Advisory Committee elected Jean Ziegler as Vice-President of the forum.

[2] DESTRUCTION MASSIVE – GÉOPOLITIQUE DE LA FAIM, Jean Ziegler – ÉDITIONS DU SEUIL published on October 13, 2011

[3] 248 million in South Asia are in the same situation, 398 million in East Asia, 180 million in South Asia and the East Pacific, 92 million in Latin America and the Caribbean, and 67 million in Arab countries.

[4] Only 8 million barrels are produced from Texas, the Gulf of Mexico (offshore) and Alaska.

[5] Engenho is a colonial-era Portuguese term for a sugar mill and the associated facilities. The word engenho usually only referred to the mill, but it could also describe the area as a whole including land, a mill, the people who farmed it.

[6] Landless workers (boia = ox ; frio= cold) He’ll be working like an ox and he’ll be eating cold food

[7] A sovereign wealth fund (SWF) is a state-owned investment fund composed of financial assets such as stocks, bonds, property, precious metals or other financial instruments. Sovereign wealth funds invest globally.

[8] Sitting in front of me was the government minister Paulo Vanucci, a friend, a former guerrilla of the VAR-Palmarès (Vanguardia Armada Revolucionaria) and hero of the resistance against the dictatorship. He was sincerely sorry.

[9] This argument is not valid, since the agricultural frontier in Brazil moves continuously: the sugar cane moves toward the interior of the continental shelf and the cattle which for centuries have been grazing there, migrates to the west and the north.

[10] Mato Grosso is a state in the center-west of Brazil, bordering on Bolivia and Paraguay.

[11] A carbon sink is anything that absorbs more carbon that it releases, whilst a carbon source is anything that releases more carbon than it absorbs.

[12] See ‘Les Nouveaux maîtres du monde et ceux qui leur résistent’ de Jean Ziegler (Editions Fayards), 2005
http://axisoflogic.com/artman/publish/Article_64191.shtml
http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2012/01/05/los-alimentos-usados-como-combustible-una-forma-segura-de-producir-una-crisis-alimentaria/

9 de febrero de 2012

Un estudio interno del Banco Mundial da un duro golpe a los Cultivos Energéticos

Informe secreto: Biocombustibles provocan crisis alimentaria

Aditya Chakrabortty


The Guardian/www.globalizate.org


Según un informe confidencial del Banco Mundial, obtenido por The Guardian, los agrocombustibles han provocado una subida de hasta un 75% en el precio de los alimentos- mucho más de lo que se estimaba anteriormente.
El crítico estudio no publicado está basado en el análisis más detallado de la crisis hasta la fecha, llevado a cabo por un economista internacionalmente reconocido de un centro financiero global.

La cifra contradice rotundamente lo que dice el gobierno norteamericano de que el combustible derivado de las plantas contribuye menos del 3% al aumento del precio de los alimentos. Añadirá más presión a los gobiernos de Washington y de toda Europa, que han visto en los agrocombustibles una manera de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y de reducir su dependencia del petróleo exterior.
Una autoridad en el campo del desarrollo cree que el informe, completado en abril, no se ha publicado para no hacer más daño al Presidente Bush. Según él: “Ello pondría al Banco Mundial en una difícil situación política frente a la Casa Blanca”.
Las noticias llegan en un momento crítico en las negociaciones mundiales sobre las políticas de los biocombustibles. Los lideres de los ocho países mas industrializados G8, se reúnen en Hokkaido, Japón, donde discutirán sobre la crisis alimentaria y donde se verán sometidos a un intenso lobby de las campañas que piden una moratoria en el uso de agrocombustibles.
También pondrán presión en el gobierno británico, que esta apunto de publicar su propio informe sobre el impacto de los biocombustibles, El Informe Gallager. (1) The Guardian ya avanzó que el estudio diría que los agrocombustibles han “jugado un papel importante en el aumento de los precios de los alimentos” hasta alcanzar unos niveles nunca vistos.
Robert Bailey consejero de políticas de Oxfam ha declarado: “Los líderes políticos parece ser que intentan anular o ignorar la evidencia de que los biocombustibles son un factor muy importante en el aumento de los precios”. “Es imperativo que veamos todos los aspectos. Mientras que los políticos se concentran en mantener a los grupos de presión de la industria contentos, la gente en los países pobres no tiene suficiente para comer”.
El aumento de los precios de los alimentos ha llevado a 100 millones de personas por debajo de la línea de pobreza, según estima el Banco Mundial y han provocado revueltas desde Bangladesh a Egipto. Los ministros del gobierno han descrito los altos precios de los alimentos y del combustible como “la primera crisis económica real de la globalización”.
El Presidente Bush ha relacionado los altos precios con el aumento de la demanda de India y China, pero el informe filtrado del Banco Mundial pone en entredicho tal afirmación: “El rápido crecimiento de ingresos en los países en vías de desarrollo no ha conducido a un aumento excesivo en el consumo de cereales y no ha sido responsable en una medida importante por el gran aumento en los precios”.
Según el informe, incluso las sucesivas sequías en Australia sólo han tenido un impacto marginal. Sin embargo, las políticas de EEUU y Europa, apostando por los biocombustibles, han sido las responsables de los mayores impactos en el abastecimiento y los precios de los alimentos.
Desde abril toda la gasolina y diesel en Gran Bretaña tiene que incluir un 2,5% de biocombustibles. La UE ha considerado aumentar el objetivo al 10% para 2020, pero se está encontrando con cada vez más evidencias que sólo conseguirá que aumente más el precio de los alimentos.
“Sin el aumento de biocombustibles, el maíz y el trigo global no se hubiese visto reducido apreciadamente y los aumentos de precios por otros factores hubiese sido moderado”. La cesta de precios examinados en el estudio aumento un 140% entre 2002 y el pasado mes de febrero. El informe estima que el aumento en los precios de la energía y los fertilizantes contribuyeron a un aumento en el precio del 15%, mientras que los agrocombustibles han sido responsables del 75% en el mismo periodo.
Argumenta que la producción de agrocombustibles ha distorsionado los mercados de tres maneras:
Primero, grano destinado a comida pasa a combustible, con más de 1/3 del maíz de EEUU utilizado para etanol y la mitad de aceites vegetales en la UE destinado a la producción de biodiesel.
Segundo, los agricultores han sido animados a reservar terrenos para la producción de agrocombustibles.
Tercero, ha creado una especulación financiera en el grano, aumentando aun más los precios.
Otros estudios de la crisis alimentaria son mucho más amplios temporalmente, o no han relacionado estos tres factores, por lo que las estimaciones del impacto de los agrocombustibles han sido menores. Pero el autor del informe Don Mitchell, es un economista con experiencia en el Banco Mundial y ha hecho un análisis detallado, mes a mes sobre el aumento de los alimentos, lo cual permite una observación mucho mas meticulosa sobre la relación entre los agrocombustibles y la oferta de alimentos.
El informe apunta que los biocombustibles provenientes de la caña de azúcar (la especialidad de Brasil) no han tenido un impacto tan grande.
Los que apoyan los biocombustibles contestan diciendo que son una alternativa más verde que seguir dependiendo del petróleo y otros combustibles fósiles, pero incluso esto es puesto en entredicho por algunos expertos, que dicen que esto no es cierto en la producción de etanol en los EEUU.
“Esta claro que algunos agrocombustibles tienen enormes efectos en los precios de los alimentos” dijo el consejero científico en jefe del gobierno británico David King la pasada noche. “Todo lo que estamos haciendo al apoyarlos es aumentar los precios de los alimentos y no estamos haciendo nada para combatir el cambio climático”.
Articulo original:
Secret report: biofuel caused food crisis
Internal World Bank study delivers blow to plant energy drive
Aditya Chakrabortty The Guardian, Friday July 4, 2008
http://www.guardian.co.uk/environment/2008/jul/03/biofuels.renewableenergy
Traducido por Félix Nieto para Globalízate

(1) El informe se acaba de publicar en inglés
http://www.dft.gov.uk/rfa/_db/_documents/Report_of_the_Gallagher_review.pdf

6 de enero de 2012

Sali-Dulce: la amenaza de los biocombustibles


Sali-Dulce: la amenaza de los biocombustibles

Preocupación porque aún hay seis ingenios que producen biocombustibles y alcohol

Fecha de Publicación: 04/01/2012
Fuente: El Liberal
Provincia/Región: Tucumán - Santiago del Estero


Las autoridades santiagueñas están preocupadas y en alerta porque en Tucumán todavía están funcionando seis ingenios que producen biocombustibles y otros tipos de alcoholes, y por lo tanto siguen generando millones de litros de vinaza.
El riesgo de vuelco a la cuenca Salí-Dulce del desecho más peligroso para la fauna ictícola está latente porque las lagunas de almacenamiento están al límite de su capacidad, ya que se llenaron durante la última zafra.
El director de Ambiente de la provincia, Juan Carlos Targa, expresó que por este motivo habrá una nueva visita para supervisar la producción de los ingenios en el transcurso de esta semana.
“Estamos haciendo un registro de toda la vinaza que está en estos momentos en Tucumán que son varios millones de litros acumulados, en algunos casos desde hace más de tres años, mientras se firmó el acuerdo de que no se va a tirar más vinaza a los ríos”, indicó el funcionario.
“Lo que queremos es ver cómo y dónde van a disponer esos grandes volúmenes de vinaza”, detalló Targa.
Explicó que los propietarios y directivos de los ingenios deben “presentar una declaración jurada” en la que se documente el destino de los desechos.
“La vinaza bien dispuesta en puede favorecer a los cultivos, mal dispuesta en los campos puede quemar las cosechas, y ni qué hablar si esa vinaza va a los ríos, porque como ya conocemos es la causante del desastre ecológico en la cuenca”, remarcó.
Targa insistió en que la misión de ahora es cuantificar y determinar a dónde la van a depositar.
Garante
“La Nación es garante del acuerdo firmando (Entre Santiago y Tucumán) y por tanto también debe ser parte del control para que esta vinaza acumulada no se vuelque en los ríos, además de lo que se produzca durante este año en la época de zafra”, expresó.
De acuerdo con los relevamientos realizados la semana pasada en cinco ingenios de la vecina provincia, habría más de 700 millones de litros de vinaza depositada en grandes lagunas de hasta 42 hectáreas con el riesgo latente de ser derivados por arroyos y ríos que forman parte de la cuenca Salí Dulce.
Mortandad
La vinaza provocó durante el último mes de diciembre dos episodios de mortandad de peces en el embalse de Río Hondo, que según las cifras oficiales superó las siete toneladas.
Hasta el momento las autoridades de Tucumán no informaron oficialmente sobre cuál será el destino que los industriales le darán a los desechos de los ingenios, mientras tanto el peligro de vuelco aumenta debido a la temporada de lluvias intensas que se registran durante el verano aguas arriba de la cuenca y en la misma provincia vecina.

16 de diciembre de 2011

Argentina: Biocombustible: Un subsidio irrazonable


Horacio Brignone, Vecino Autoconvocado de María Juana, prov. de Santa Fe, envió a Ipodagua.com un escrito apropósito del debate del Presupuesto General de la Nación, donde la agencia TELAM informaba que “el Estado Nacionalalentará la producción de biocombustibles con exenciones impositivas cercanas a los 450 millones de dólaresdurante 2012. Nosotros lo tomamos para compartirlo con ustedes.
Los productores agropecuarios y las empresas procesadoras se beneficiarán así con los 1.923 millonesde pesos que estima el proyecto en concepto de exención de distintos gravámenes y prácticamente duplica elestímulo concedido en 2010".
Si es difícil demostrar las ventajas del actual modelo agroindustrial importado en los ’90 basado en semillas transgénicas y agrotóxicos, de solo computar la totalidad de los costos, pocas actividades resultan tan ruinosas para la población argentina como la producción de combustibles a partir de materias primas de origen agropecuario. En el plano local e internacional varias voces de advertencia se hicieron oir. “La idea siniestra de convertir los alimentosen combustible quedó definitivamente establecida como línea económica de la política exterior de Estados Unidos elpasado lunes 26 de marzo. (…) "Condenados a muerte prematura por hambre y sed más de 3 mil millones de personasen el mundo", Fidel Castro Ruz, 28 de marzo de 2007). Bajo la dirección de la ingeniera salteña Gloria Plaza, en su “Análisis de la ley 26093 de Biocombustibles con elpropósito de una solicitud de modificación y/o derogación al Congreso de la Nación” puede leerse que “Lasmaterias primas de origen agropecuario comprenden alimentos por lo que se considera que no se puede propiciar enforma legal una competencia por el uso de suelo por la producción de energía versus alimentos. Cabe mencionar quenuestro país tiene un porcentaje de la población alto en condiciones críticas de desnutrición y otro con situacionescriticas laborales lo que imposibilita el acceso a una dieta adecuada.”… “Según Unicef, la desnutrición crónica afectaal 8% de los niños y niñas menores de cinco años en toda Argentina.”. Recordamos que la Ley 26093 tuvo como objetivo declamado la reducción de la importación de combustibles fósiles y consiguiente beneficio medioambiental adicional por la reducción de emisiones contaminantes. Con independencia de esta afirmación cuanto menos opinable, el absurdo es mayúsculo si se lo produce para exportación, desvirtuando totalmente aquéllos propósitos, a la par que nuestro país asume los costos energéticos y medioambientales de su producción mientras Europa aprovecha las ventajas de su consumo. La cámara que agrupa a las principales exportadoras (CARBIO) informó que en el año 2011 ingresarán "al país" U$S 2.000 millones. "El pais", no obstante, apenas obtiene el 13,5% ya que el resto lo embolsarán las corporaciones Bunge, Cargil, Dreyfus, Molinos, Vicentín, AGD, Explora, Viluco, Patagonia Bioenergía, Renova y Unitec Bio, entre otras, por la venta al exterior, principalmente a la Unión Europea, de unas 1800 toneladas, bastante más de lo que se consume internamente con precio fijado por la Secretaría de Energía. Los mercados financieros internacionales, en cambio, establecen el precio de exportación. En Argentina la producción del llamado “biodiesel” demandó el 26% de la última cosecha de soja (biodiesel.com.ar, abrilde 2011). Frente a lo obvio, el boletín de la Bolsa de Comercio de Rosario de abril de 2011ensaya una coartada: “De lamisma manera que la producción de biocombustibles con materias primas agrícolas genera un aumento del precio delos alimentos, teóricamente, la producción de esos biocombustibles tendría que producir una baja, aunque pequeña,en el precio del petróleo”. Con un corte obligatorio del 7% en nuestro país, de los más altos del mundo, la realidad sigueempeñada en desmentir inverosímiles pronósticos economicistas, incluidas promesas de mano de obra “indirecta” quevan desde 70 mil a 5 mil puestos (cualquier cosa podrá entrar allí) más destinados a aliviar conciencias que a revelardatos analíticos mucho menos optimistas, pero a costa de la salud de 12 millones de almas que habitan los pueblosfumigados de la pampa argentina. En última instancia, el reemplazo de combustible fósil por agrocombustibles es insignificante (3,4% en el 2019), en los vaticinios más optimistas. Por caso, la noticia del hallazgo de 927 millones de barriles de petróleo en nuestro territorio equivaldría 147.393 millones de litros frente a los minúsculos 1.363 millones proyectados como consumo de agrocombustible en todo el año 2011, al final del cual se habrán usado 14,5 millones de toneladas de soja para hacer combustible; es decir, más que toda la producción de la provincia de Santa Fe, Chaco y Santiago del Estero sumadas. Está a la vista que el hambre del mundo, los 7 mil millones de habitantes del planeta y otros latiguillos de los operadores de las multinacionales solo esconden un negocio para pocos, enmascarado por aceitadas campañas propagandísticas de grandes medios, beneficiarios directos del mismo. Ningún plan que se diga alimentario avalaría "la competencia por el uso del suelo entre la producción de energía yalimentos", pero lejos de reclamos maximalistas, de los que solemos ser acusados, apenas atinamos a una peticiónbastante modesta: excluir del presupuesto este subsidio irrazonable.
Fuente: Ipodagua
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26 de agosto de 2011

Mozambique: la jatrofa se 'come' el país


En un año, más de cinco millones de hectáreas fueron cedidas a empresas nacionales y extranjeras en Mozambique ¿Para qué? En la mayoría de los casos para plantar jatrofa, una planta que es usada para producir agrocombustibles (el ‘biodiesel’ que encontramos en muchas de nuestras gasolineras). La jatrofa no se come, sin embargo, ella “se engulle” la fertilidad de las tierras. Después de su cultivo es muy difícil regenerar el suelo y necesita mucha agua y pesticidas.



¿Qué puede pasar? Esta situación es muy grave en un país donde el 80% de la población vive de la agricultura y produce el 75% de los alimentos que consume. Según el Centro de Promoción de Inversiones de Mozambique, en el año 2008 ya había 23 proyectos de agrocombustibles a cargo de grandes empresas, la mayoría de las cuales eran extranjeras.
"El ‘biodiesel’ del transporte público que utilizamos procede de recursos que antes eran dedicados a producir comida en África”.
Entre las empresas europeas destacan ESV Bio Africa Ada (originarias de Ucrania y Reino Unido), Sun Biofuels (Reino Unido), Enerterra y MoçamGalp (Portugal) y AVIAM (Italia). Por su parte, la presencia española en Mozambique está incrementando en los últimos años. Autoridades oficiales han informado a VSF de que la compra de grandes extensiones de tierra por parte de empresas españolas para fines turísticos, está creciendo en los últimos años. Las autoridades se han negado a proporcionar los nombres de esas empresas.
“Los agrocombustibles son uno de los causantes de las graves crisis alimentarias que vienen sucediendo en el Planeta en los últimos años”.
La preocupación de Veterinarios Sin Fronteras sobre el aumento de presencia de empresas europeas en Mozambique, radica en que la instalación de estas transnacionales sea a costa del desplazamiento de comunidades campesinas que quedan sin tierra y suelen convertirse en empleados de la compañía de turno con salarios muy bajos. VSF ha podido verificar que ya existen casos graves en las provincias de Tete y Niassa.



3 de agosto de 2011

SALTA CONDENADA: SERÁ PARTE DE LA RESERVA MUNDIAL DE BIOCOMBUSTIBLES




SALTA SERÁ PARTE DE LA RESERVA MUNDIAL DE BIOCOMBUSTIBLES
La necesidad futura en el mundo de ir reemplazando los combustibles fósiles por los biocombustibles posibilitará que Salta sea parte de las reservas de esos productos en el mundo.
En la sesión ordinaria de mañana se aprobará el Proyecto de Ley en revisión -proveniente de la Cámara de Diputados- por el cual se creará el Régimen de Promoción para la producción de tártago, aatropha, colza y moringa destinados a la fabricación de biocombustibles. Es de resaltar que el Senado de la Provincia la semana anterior dio sanción definitiva a la ley de adhesión a la Ley Nacional Nº 26.093, que establece el Régimen de Regulación y Promoción parta la producción y el uso sustentable de biocombustibles.

El extenso territorio provincial, con departamentos como Anta, San Martín, Rivadavia, entre otros podrá ser aprovechado para la producción de esos cultivos que no requieren de grandes cuidados y está comprobado se adaptan a los suelos semiáridos del Chaco salteño.

El primer paso en la materia lo dio el gobierno nacional que promulgó y reglamentó la Ley de Biocombustibles N° 26.093 que promueve el desarrollo de biodiesel, bioetanol y biogas, en la que se estableció que desde el 2010 los combustibles fósiles que provienen del gas y petróleo deben estar compuestos en un 5% por combustibles ecológicos.

El Régimen de Promoción para la producción de tártago, jatropha, colza y moringa, excelentes productores de aceites permitirá que no se use soja y girasol para los biocombustibles, preservando su uso alimentario.

El Régimen de Promoción tendrá una vigencia de quince años y quienes se acojan a a la ley serán exentos del Impuesto a las Actividades Económicas o el que en el futuro lo sustituya, en relación a los proyectos promovidos; exención del Impuesto de Sellos, reducción del canon de riego.

Los proyectos de radicación de industrias de biocombustibles en el territorio provincial; que se encuentren habilitadas y registradas para la producción de biocombustibles en el marco del Régimen de Regulación y Promoción para la Producción y Uso Sustentables de Biocombustibles instituido por la Ley Nacional Nº 26.093; gozarán también de beneficios impositivos por el lapso de 10 años.

20 de julio de 2011

Imperialismo Biológico: Biocombustibles ¿Bio o business?


 
Estamos ante el diseño de una nueva estrategia de reproducción por parte del capitalismo, que está tomando el control de los sistemas alimentarios. Se está produciendo la alianza inédita de multinacionales petroleras, biotecnológicas, de autos, los grandes mercaderes de granos y algunas instituciones conservacionistas que van a decidir cuáles van a ser los grandes destinos de los paisajes rurales de América Latina.



Estamos ante una formidable campaña global para acelerar la producción de biocombustibles a partir de la soja, el maíz o la caña de azúcar en reemplazo de los derivados del petróleo. La justificación se fundamenta en una realidad cruda: la contaminación del medio ambiente. Y así, subidos a la cresta de la ola ambientalista, los mayores contaminadores del planeta lanzan su nueva ofensiva. La cumbre de la Unión Europea aprobó que en el 2020 un 10% del consumo total de energía provenga de biocombustibles. Estados Unidos está inaugurando una destilería para combustibles vegetales por semana: ya están funcionando 120. Y las mismas empresas multinacionales que inventaron los transgénicos –llámense Monsanto, Nidera y Cargill-, además del potentado George Soros y otros, anuncian fuertes inversiones en destilerías y en la creación de nuevas semillas. Para completar la rueda del negocio, George Bush se reunió en marzo con las tres empresas automotoras más grandes –General Motors, Ford y Chrysler- para "adaptar sus productos a la nueva generación de biocombustibles".
Argentina se subió a la nueva ola. Este febrero fue reglamentada la ley 26.093 que crea un régimen de desgravaciones e incentivos para la producción de biocombustibles.
Las consecuencias no se han hecho esperar. En el último año el precio internacional del maíz más que se duplicó. Estados Unidos, principal productor mundial del grano, lo vende a México un 150% más caro. Por lo tanto, el precio de la tortilla, alimento básico de los mexicanos, se elevó abruptamente y provocó masivas protestas. Para muchos, fue el primer campanazo.

Lester Brown, director del Earth Policy Institute y ex funcionario de varios gobiernos estadounidenses, advirtió: "La cantidad de cereal que se necesita para llenar un tanque de 25 galones (casi 100 litros ) con etanol una sola vez alcanza para alimentar a una persona un año entero". Por eso –añadió- "la competición por los granos entre los 800 millones de automovilistas y los 2.000 millones de personas más pobres que hay en el mundo puede conducir a revueltas populares".
También en Argentina se sienten los altos precios del maíz en los bolsillos del consumidor. Se encareció la tierra y, por ende, subirán los costos de todos los sembrados.
La polémica está abierta. Los movimientos sociales lanzan voces de alerta y no son pocos los investigadores con visiones muy distintas a las planteadas por las petroleras ahora devenidas destiladoras del combustible verde. El periodista británico George Monbiot, por ejemplo, hizo cálculos y descubrió que "para mover solamente nuestros coches y autobuses con biodiesel se requerirían sembrar 25,9 millones de hectáreas. Sin embargo, existen en el Reino Unido solo 5,7 millones de hectáreas. Si esto sucediese en toda Europa, las consecuencias sobre el suministro de alimentos serían desastrosas".
Ricardo Mascheroni, investigador de la Universidad Nacional del Litoral, también hizo cálculos: "si hoy el mundo abandonara la quema de hidrocarburos y pasase a los biocumbustibles, se necesitarían plantar una cantidad de hectáreas equivalentes a varios planetas". El Ingeniero Miguel Baltanás, investigador superior del CONICET, apuntó además que para incorporar biodiesel en un porcentaje de tan sólo el 2%, "sería necesario emplear el 50% de la producción mundial de aceites vegetales". De esto podemos inferir –añade Marcheroni- que si el porcentaje fuera del 4% del total, deberíamos usar todos los aceites vegetales que se producen en el mundo. Entonces –se pregunta- ¿con qué haremos las papas fritas?
Pero lo que está en juego es mucho más que la fritura de papas, es una concepción sobre lo que vendrá: ¿business o alimentos para toda la humanidad? Lo cierto es que el negocio de las multinacionales amenaza con exterminar territorios alimentarios. Y por lógica consecuencia, habrá más hambre y más devastación ambiental. Porque además los biocombustibles, tal como están planteados, no mitigarán el cambio climático: "La combustión de biodiesel –nos señala el ingeniero Baltanás- produce más óxidos de nitrógeno, los que en la atmósfera producen un efecto invernadero 24 veces superior al de dióxido de carbono".
La conclusión a la que llegan entonces Mascheroni y otros es la siguiente: "¿En dónde vamos a producir alimentos, si tendremos que tapizar de soja, maíz y otros monocultivos hasta los canteros de las casas? Estamos frente a otra propuesta colonial de multinacionales que además de la soja, su aceite o el biodiesel que se exporta, se llevan el agua y los nutrientes del suelo y nos dejan la contaminación, la desertificación, la aniquilación de biodiversidad y la pérdida de calidad de vida. Un negocio redondo".
Imperialismo biológico
Miguel Angel Altieri, doctor en agroecología y profesor en la Universidad de Berkeley, California, considerada uno de las mayores de la investigación del medio ambiente en relación con los movimientos sociales, denunció qué hay detrás del 'proyecto sobre biocombustibles. Señaló:
"Los biocombustibles son una tragedia ecológica y social. Con su producción se creará un problema muy grande de soberanía alimentaria, ya que hay miles de hectáreas de soja, caña de azúcar y palma africana que se van a expandir, lo que va a producir una deforestación masiva. Esto ya está pasando en Colombia y en el Amazonas. Además va a aumentar la escala de producción de monocultivos mecanizados, con altas dosis de fertilizantes y específicamente Atrazina, que es un herbicida muy nocivo con irrupción endocrina.
El desarrollo de los biocombustibles no tiene ningún sentido energético, ya que todos los estudios que se han hecho demuestran que se necesita más petróleo para fabricar biocombustible. Por ejemplo, en el caso del etanol de maíz se necesitan 1,3 kilocalorías de petróleo para producir una kilocaloría de bioetanol.
Estamos ante el diseño de una nueva estrategia de reproducción por parte del capitalismo, que está tomando el control de los sistemas alimentarios. Se está produciendo la alianza inédita de multinacionales petroleras, biotecnológicas, de autos, los grandes mercaderes de granos y algunas instituciones conservacionistas que van a decidir cuáles van a ser los grandes destinos de los paisajes rurales de América Latina.
Para que Estados Unidos produzca todo el etanol que necesita para reemplazar su petróleo, debería cultivar seis veces su superficie. Entonces, está claro que lo van a hacer en los países de América Latina y, de hecho, ya están en camino. Se trata de un imperialismo biológico".http://www.ecoportal.net/

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