Carlos Saglul (ACTA)
Desafiando todo tipo de presiones algunos jueces trataron de poner límites, contados científicos desafiaron a las multinacionales que invierten millonarios fondos en becas universitarias, confirmando la magnitud del envenenamiento.
Sin embargo, desde el Poder Legislativo y los gobiernos locales y nacionales, no hay medidas suficientes. Carlos Manes, vicepresidente del Movimiento de Pueblos Fumigados, dialogó con ACTA después de reunirse con gran parte del gabinete santafesino.
El lunes, la Cámara de Diputados votó y giró al Senado un proyecto de ley con disposiciones para el control del manejo, almacenamiento y disposición final de sustancias químicas de uso agrícola y designa como autoridad de aplicación a la Secretaría de Medio Ambiente.
Carlos Manes: Una iniciativa similar ya fue votada hace dos años sin encontrar eco en la Cámara Alta. Pasará lo mismo esta vez. La presión de las multinacionales será más importante que la salud de la población. Esta parece venir siendo la rutina, según el Tribunal Permanente de los Pueblos que acaba de realizar en Buenos Aires un Juicio Etico contra las multinacionales con la presencia entre otros de Adolfo Pérez Esquivel. Una de las empresas juzgadas fue Monsanto, la estrella del modelo agrícola que envenena cientos de pueblos argentinos, mientras crece el mar de soja.
¿Qué solicitan ustedes?
Pedimos que se legisle a nivel local y nacional hasta dónde se puede fumigar y que se tomen de una vez medidas para proteger la vida de la población. En Santa Fe surgió el primer fallo de la justicia que prohibido fumigar más allá de los 800 metros de zonas pobladas. Luego en el Chaco, otro fallo extendió esa área de protección a los mil metros.
¿Qué pasa con las distintos organismos del Gobierno?
Nada. El cien por ciento de los insecticidas son nocivos para la gente. Sin embargo los funcionarios miran para otro lado. Claro, hablamos de un negocio que mueve millones. Hace cuatro años que estamos intentando que la Legislatura Nacional trate el tema. Todo ha sido inútil. Ahora nos reunimos con las autoridades de Santa Fe para que tomen cartas en el asunto.
¿Hay conciencia de la magnitud del daño que ocasionan estos productos?
La pregunta es cuantos muertos más se necesitan para que los funcionarios se hagan cargo de lo que está pasando. Hay informes científicos que señalan que los casos de cáncer han crecido al punto de que se habla de una epidemia de cáncer. Ha pasado a ser la primera causa de fallecimiento. El otro tema relevado es el aumento de entre el 300 y el 400 por ciento de los nacimientos con malformaciones.
¿Cuál es la magnitud del envenenamiento?
Anualmente se arrojan 350 millones de litros de veneno sobre 12 millones de personas que vivimos en la zona sojera. Hablamos de Santa Fe, parte de Buenos Aires, Entre Ríos, Santiago del Estero y Chaco.
“Pueblos Fumigados” entre otras reivindicaciones pide que se dé curso a la Resolución 147 de la Defensoría del Pueblo de la Nación del año pasado sobre la modificación en la calificación de los agroquímicos. En realidad, se trata de una facultad del gobierno nacional a través del Senasa que es quien determina el grado de peligro de los herbicidas y plaguicidas. Actualmente -se explicó- se miden los efectos inmediatos del producto pero no las consecuencias que trae la exposición cotidiana al producto.
Monsanto es la misma empresa que fabricó PCB, y ocultó durante 50 años que ese aceite era cancerígeno. Pagó millones en indemnizaciones y después cambió de nombre. Su primer gran aporte a la ciencia fue el Napal que deforestó Vietnam.
CIUDAD › ROSARIO/12 ESTUVO EN CARCARAñA CON UN GRUPO DE VECINOS DE LA ZONA NORTE DE ESA LOCALIDAD QUE SUFREN TODO TIPO DE ENFERMEDADES POR EL GLIFOSATO.
"No hay controles y fumigan a cualquier hora"
Desde hace más de veinte años los vecinos de los barrios San Martín, Las Flores, Los Pinos y Abrate, al norte de la ciudad, sufren los tóxicos que se arrojan en un campo cercano. Han reclamado en varias dependencias, juntado montones de firmas, pero nada. No logran impedir que se prohíban las fumigaciones.
› Por Pablo Fornero
Reacciones alérgicas se repiten en vecinos de seis barrios de la ciudad de Carcarañá. Desde hace más de una década padecen complicaciones de salud a raíz de las fumigaciones que se realizan en campos privados afincados en la zona urbana. A pesar de que las ordenanzas municipales fijan que el mínimo permitido para llevar a cabo esta práctica es cien metros de distancia entre campo y viviendas, los vecinos aseguran que las máquinas que arrojan agroquímicos lo hacen a solo tres metros de las casas. "Nos vienen fumigando enfrente de las casas, estamos todos con alergias, el que no es asmático tiene granos en el cuerpo, tenemos muchas criaturas", narró Norma Zava, que vive a 15 metros de unos de los campos. "No hay controles, fumigan a cualquier hora. Los inspectores van, sacan fotos, la policía constata. Pero queda todo ahí", reveló Paola Angeletti, integrante de la Agrupación Bicentenario, que lucha para impedir que los vecinos padezcan el "veneno".
Carcarañá es una localidad que se encuentra a 45 kilómetros de Rosario. Hacia el oeste. Hasta el 10 de diciembre su intendente será el kirchnerista Mauro De Cándido. Ese día lo reemplazará el radical Ramón Soques. "Desde hace más de veinte años" los vecinos de los barrios San Martín, Las Flores, Los Pinos y Abrate, al norte de la ciudad, sufren los tóxicos que se arrojan en un campo cercano. Han reclamado en varias dependencias, juntado montones de firmas, pero nada. No logran impedir que se "prohíban las fumigaciones". "Les pedimos a las nuevas autoridades se pongan un poquito las pilas acá", ruegan en conjunto. Hablan de sarpullidos, granos en distintas partes del cuerpo y reacciones alérgicas. También se animan a contar varios casos de leucemia y cáncer en el barrio. Cuando realizan consultas en el hospital, los médicos les adjudican "un virus", pero no les precisan la procedencia de los síntomas.
Solo la calle Río Colorado separa al campo de las viviendas. "Una vez por año tenemos que ir al médico", aseguró Claudio León, uno de los vecinos afectados. Habitualmente, el campo sojero es fumigado dos veces al año. Antes y después de la cosecha. Quienes fumigan atentan contra los vecinos hasta los días en los cuales sopla viento. En esos casos, el polvillo tóxico que levantan las brisas se esparce rápidamente por los hogares cercanos. "Tenemos derechos a vivir, sentarnos en el patio de nuestras casas y jugar con nuestros hijos", pide León, a quien el mismo dueño del campo le mostró el permiso municipal que poseía para fumigar a 0,5 kilómetros de distancia de las viviendas más cercanas. León es claro: "De mi casa al campo hay 15 metros", asegura.
Al otro lado de la ciudad, cruzando la Ruta 9, los barrios Itatí y El Descanso padecen el mismo problema. Distinto campo, complicaciones repetidas. "Nos fumigan el campo muy cerca de las casas. Ya nos hemos quejado porque nos están tirando veneno y tenemos las criaturas", cuenta Adriana Alvarez, con su hijo en brazos. Denuncian a los directivos de la Escuela Agrotécnica Nº 486, institución que tiene frente sobre la ruta pero en uno de sus laterales tiene tres lotes de campo de grandes dimensiones. Ese predio linda con las casas de los vecinos. "No estamos en contra de la escuela", pero "se sabe las enfermedades que traen eso", repiten.
Aseguran las víctimas que la escuela alquiló los campos a una institución denominada Hogar Infancia, un centro de ayuda a niños huérfanos. "El Municipio dice que no se puede hacer nada, la policía vino, miró que tenían todos los papeles en orden y dijo que vayamos al Juzgado de Cañada, que a lo mejor ahí íbamos a obtener alguna respuesta", contó ┴lvarez, cuyo hijo es alérgico y "una vez se brotó todo y se le cerró la garganta". No obstante, prefiere ser cauta y afirmar que "no sabemos si es exactamente ese veneno". El campo es fumigado dos veces al año. Se cosecha trigo y como son tres los lotes, el mosquito produce consecuencias seis veces al año.
Verónica Madero tiene cuatro hijos, "dos con alergia". Su marido sufre de asma. Los problemas respiratorios se multiplican en el barrio. "Cuando fumigan" el campo, sus familiares "no pueden respirar". Las máquinas que arrojan agroquímicos circulan "a cualquier hora". A la mañana y a la noche. Incluso cuentan los vecinos cuando la escuela se encuentra atestada de alumnos. La última vez fue la semana pasada. Madero lleva 13 años en la zona y desde el primer día se encontró con el problema.
Angeletti contribuye con los vecinos. Cuenta con "delegados" que intentan concientizar en los barrios damnificados. Ahora reparte el Manual de Acción Ciudadana contra las Fumigaciones que edita el Movimiento Paren de Fumigarnos, al cual pertenece. "Siguen fumigando al lado de las casas, a menos de tres metros. Es un problema de salud. Justamente acá en la Agrotécnica uno lo que plantea siempre es que no es contra de la escuela, es en contra de una práctica que está afectando no solo a Carcarañá sino a muchas localidades no solo de la provincia, muchas provincias de Argentino y el mundo", explicó.
"Los vecinos están cansados". A lo periodista ciudadano, toman fotografías y realizan filmaciones cuando padecen las fumigaciones. Luego envían la evidencia a los medios de comunicación de la ciudad y región. "Vienen luchando desde hace un montón, desde antes que nosotros empecemos con todos los temas de concientización sobre el uso de agroquímicos", dijo Angeletti. "Es un problema de todos los barrios. Problemas de piel, muchos chicos con malformaciones, cáncer, leucemia. No es echarle la culpa solamente a los agroquímicos, hay muchos factores. Pero yo creo que es uno de los principales", añadió.
El año pasado la Agrupación Bicentenario impulsó y logró la modificación de la ordenanza municipal 1948/09 que prohíbe que se pueda fumigar a cien metros de la zona urbana tomados desde zonas suburbanas o rurales. "Lo que dice la Ley 11.273 (Ley Provincial de Productos Fitosanitarios) es que no se puede fumigar a 500 metros con ningún producto banda roja, pero sí permite fumigar con banda verde, como glifosato, round up", describió Angeletti. Los vecinos damnificados reciben este argumento de los propietarios de los campos. Pero ellos descreen y confían que los productos agroquímicos utilizados son "veneno".
Conmoción por el padre de familia que murió luego de manipular agroquímicos
Néstor Vargas falleció luego de haber estado manipulando agroquímicos en la zona rural de Vera. Tenía 27 años. Su familia reclama justicia.
La víctima se sintió descompuesto luego de estar trabajando en un campo de la zona con productos químicos para el agro el jueves de la semana pasada.
Alcanzó a llegar a Vera en un remis y fue atendido en el hospital de Vera.
Presentaba un cuadro de vómitos y fiebre pero luego de que le aplicaran una inyección fue enviado a su casa.
El hombre dijo en la guardia del efector de salud que había estado en contacto con agroquímicos pero le suministraron paracetamol y jarabe para la tos.
Luego de padecer fuertes dolores durante el fin de semana, el lunes pidió volver al hospital donde le hicieron nebulizaciones pero no quedó internado.
Siguió con el mismo cuadro, acude a un especialista a través de una consulta privada, luego de la cual fue derivado de urgencia a Santa Fe.
A partir de análisis efectuados en un nosocomio de la capital provincial, quedó internado en el sector de terapia intensiva.
El martes a la madrugada falleció a causa de un ataque cardíaco.
Mirá las declaraciones de los familiares que claman saber por qué murió este padre de 5 hijos.
Imágenes gentileza de Norte Visión Noticias, Cablevisión Vera.
ESCUELAS FUMIGADAS
Nuevamente fumigaron una escuela lindera a una explotación agrícola
El viernes 28 de octubre a las 8:10 de la mañana fumigaron la explotación
agrícola lindante al establecimiento donde se encuentra el Jardín de Infantes
Nº 923, la escuela Nº 51, y la EES Nº 39 (próximo al penal de Batán).
Docentes del establecimiento educativo nuevamente volvieron a
registrar, como lo hicieron el pasado 3 de octubre, una fumigación terrestre
en el campo lindero al establecimiento educativo donde concurren
aproximadamente 500 estudiantes.
Las fotos enviadas por los docentes muestran claramente como un
tractor fumiga en las proximidades de los juegos del jardín de infantes.
Desde la asamblea de vecinos autoconvocados nos preguntamos qué
está pasando con el cumplimiento de la Ordenanza Municipal Nº 18740,
y exigimos que paren de fumigarnos.
Contacto: Jorge 0223-155822892, Germán 0223-155274614.
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