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Contra los monocultivos y minería contaminantes y a favor de la Soberanía Alimentaria y de un Proyecto Nacional Sustentable

31 de marzo de 2012

Los organismos genéticamente modificados (OGM) en la Argentina y la construcción de su legitimidad


Los organismos genéticamente modificados (OGM) en la Argentina y la construcción de su legitimidad
El discurso asociado a los OGM y la búsqueda de legitimidad

Los efectos que han tenido el uso de los organismos genéticamente modificados (OGM) en la estructura política, científica, económica y social de nuestros países latinoamericanos, nos obligan a analizar los discursos tecnocientíficos correspondientes, que han servido como legitimadores sociales de esos transgénicos. Así, la pregunta central que abordamos aquí es: ¿qué características presenta el discurso tecnocientífico en la búsqueda y construcción de legitimidad social para el caso de los OGM en la Argentina? Para ello, en este análisis presentaremos cuatro aspectos presentes en el discurso relativo a los OGM: a) Los OGM como estrategia de “salvación de la humanidad”, b) El carácternecesario en la introducción y perpetuación de los OGM, c) La ambivalencia en relación con la pertinencia (o no) de considerar la dimensión ética y política de los desarrollos tecnocientíficos, y d) La confiabilidad de los OGM frente a la falta o la insuficiencia de información.
La tecnología como estrategia de salvación de la humanidad

Una de las promesas que se han dado en el contexto de introducción y consolidación de los OGM, estuvo dada en relación con una tecnología que fue presentada tanto por parte de empresarios, políticos como de científicos como vía para “resolver” la problemática del “hambre” y como estrategia para mejorar la calidad de la alimentación y de la salud humana a escala global. El discurso de los especialistas en biotecnología en Argentina reprodujo dicha idea, presentando a los OGM como inherentemente progresivos, a la vez que asumiendo y reforzando la noción de que la tecnología representa un bien en sí mismo. En la introducción y consolidación de los OGM en el escenario latinoamericano y, en particular en Argentina, esta “promesa” social estuvo y aún lo está, fuertemente encarnada. Independientemente de que la misma no se haya cumplido, es interesante observar cómo fue instalada la noción de que el uso de la tecnología tiene implicancias necesariamente positivas. En este sentido, cabe señalar algunos elementos sumamente significativos propios de esta estructura argumental. Un primer aspecto tiene que ver con la conceptualización de la noción de “alimento” que se presenta desde dichos abordajes. Así, puede verse que una producción dada básicamente en los términos de un monocultivo, sumado a la incentivación de su consumo por la población -tal como el caso de la soja en Argentina- pretende “reducir” la diversidad propia de la alimentación a la mera ingesta de uno o de un pequeño grupo de alimentos. Esta intencionalidad presenta asociados problemas básicos, tanto en lo referido a las nociones biológicas involucradas, como así también, respecto a la propia dimensión cultural. ¿A qué nos referimos? Por un lado, el “olvido” de una dimensión biológica que nos recuerda omnívoros y que, obliga a concebir una dieta que alterne productos animales y vegetales, más aún durante las etapas del desarrollo. Pero también, la noción básica de alimentación en su dimensión cultural, en la que se reconoce lo fundamental de concebir a los sujetos a partir y desde sus alimentos, y donde la ingesta sólo ocupa una pequeña parte de esta compleja y fundamental relación. El segundo aspecto tiene que ver con las características particulares del tipo de producción agrícola que se ha dado en la Argentina. Nos referimos a que es presentado como alimento para el hombre un forraje, lo cual violenta aún más los dos aspectos antes señalados. Por ejemplo, recordemos aquellas campañas publicitarias de muy distinta índole que se hicieron en los últimos años a los fines de incorporar a la soja dentro de la dieta de los ciudadanos argentinos tratando, incluso, de reemplazar la propia carne vacuna por dicho monocultivo para los chicos de edad escolar. El tercer aspecto que nos interesa señalar, tiene que ver con los propios objetivos y modos utilizados en estos esquemas: sólo la tecnología podrá resolver los problemas que aquejan a los pueblos en la actualidad y en tiempos futuros. Esta idea acerca de que, sólo la tecnología puede resolver las problemáticas sociales, conduce a sostener en general, que las propias problemáticas generadas por la implementación de la misma tecnología sólo encontrarían solución a partir de una introducción de nuevos productos tecnológicos. Como puede verse, este recorrido argumental sólo nos encierra de manera intensificada en un esquema sin salida, excluyendo cualquier “alternativa” incluso antes de elaborarse. Este aspecto se conecta, justamente, con el siguiente ítem desarrollado: el carácter denecesidad de los OGM.
La biotecnología y su carácter necesario
Otro de los elementos que son susceptibles de ser reconocidos en este discurso tecnocientífico por parte de los “especialistas” es el carácter de necesidad que se le otorga a los OGM. ¿De qué se trata esta necesidad? Sin dudas, forma parte de una herencia muy significativa del positivismo, a partir del cual los “avances” científicos y tecnológicos no sólo son vistos como positivos per se, sino que a su vez se presentan como inevitables e irreversibles. Desde esta postura, el origen y expansión de los OGM son explicados como el resultado inevitable del progreso científico y tecnológico que responde a la necesidad de satisfacer nuevas demandas y necesidades sociales.

Ahora bien, ¿cómo se expresa dicha necesidad? Una de sus expresiones principales se relaciona, obviamente, con la imposibilidad de revertir el proceso iniciado. Esta irreversibilidad puede estar justificada por elementos de orden diverso, pero más allá de eso, es notable reconocer cómo opera sobre las decisiones individuales y colectivas de nuestros pueblos. Así, se presenta como un elemento sistémico que, sin que haya sido propiamente “elegido” en su primer ingreso en 1996, ni tampoco jamás consultada al pueblo su perpetuación, sin embargo, no admite ser problematizada. Para el caso de los OGM, la necesidad se reconoce naturalizada y oculta, sin que queden establecidas sus razones. Entre posibles motivos que la sostienen, hay uno en particular que nos interesa señalar, siendo mencionado con suma frecuencia tanto por parte de tecnocientíficos como por funcionarios y empresarios: los OGM son presentados como un modo de generar “liderazgo”, sea tanto a escala social (dirigido a los sujetos involucrados) como incluso a escala de los Estados, presentándose como uno de los elementos claves en el “rol” de la Argentina en la actualidad (cualquiera sea éste). A su vez, esta necesidad se relaciona directamente con la idea de presentar a los OGM como parte fundamental de un nuevo estado productivo. Así, cualquier crítica dirigida al respecto, presenta a las alternativas como parte de propuestas que remiten a una Argentina del pasado… Esta noción, parece enmarcarse en el caso epistemológico, nuevamente en un positivismo extremo que presenta al estado tecnocientífico como una fase superior y a posibles estados alternativos no sólo como “inferiores” en cuanto a su eficiencia, sino incluso en términos temporales, por lo que se caracteriza como un “volver atrás” a cualquier mirada alternativa. Ciertamente, la incorporación de lo temporal no es una novedad en los argumentos respecto a la tecnociencia, pero no deja de ser importante de ser reconocido en el contexto de los OGM en Argentina.
Tecnociencia, transgénicos, ética y política
Los dos ítems anteriores nos acercan a un elemento central: ¿cuál es la postura que asume el discurso de los especialistas en biotecnología sobre los OGM en relación con las dimensiones ética y política? Nuevamente, reproduciendo determinadas estructuras y valores heredados del positivismo, en una primera aproximación el posicionamiento de quienes exponen este discurso, parece reproducirse la imagen del científico como mero descriptor del mundo, una especie de “espejo” cuyo rol es el de “reflejar” lo que sucede. Así, este actor social se atribuye una función social crucial: la de mostrar las cosas “tal como son”, sustentado en medios empiristas y racionalistas, y ajeno a las pasiones e intereses, los cuales prevalecerían en el resto de los ámbitos humanos. De este modo, los positivistas lógicos trazaron una férrea línea divisoria entre ciencia y valores. Sin embargo, los escenarios crecientemente terroríficos de la tecnociencia impiden mantener esta ficción. En el contexto actual, la invocada neutralidad de la ciencia encubre que los presupuestos teóricos, los propósitos y los usos de los desarrollos tecnocientíficos son aspectos íntimamente vinculados entre sí e imposibles de ser distinguidos, de modo que las consecuencias sociales y los aspectos tanto éticos como políticos de los mismos, no pueden ser soslayados o confinados exclusivamente a sus aplicaciones.

En el caso de los OGM, en una primera instancia los discursos tecnocientíficos parecen, sin embargo, haber asumido tanto la neutralidad ética como política. Esta tensión entre la neutralidad -tanto ética como política- y el carácter positivo per se que se atribuye a este desarrollo tecnocientífico parece constituir un marco que explícita o implícitamente, estructura los discursos de los especialistas locales acerca de los OGM.
La (falta de) información y los OGM

Uno de los argumentos más utilizados en el discurso dominante sobre los OGM, orientado a dar una justificación “científica” de la supuesta inocuidad de los alimentos derivados, se ha dirigido (y continúa haciéndolo) a la ausencia de evidencia científica sobre los riesgos o efectos imprevistos. De este modo, se asume a priori el denominado “principio de equivalencia sustancial”, criterio cuestionado en la literatura especializada pero aceptado oficialmente en la Argentina, y por el cuál, entre otras cosas, se nos niega la posibilidad de poder reconocer como consumidores a un alimento que contenga componentes transgénicos. En el caso de los discursos de los “especialistas” en Argentina, aun en aquellos casos en que es admitida la necesidad de realizar más investigaciones, no es contemplada sin embargo la posibilidad de detener las aplicaciones tecnológicas de que se trate, lo cual resultaría pertinente conforme a lo previsto por el ‘principio de precautorio’. Más aún, con gran frecuencia, el ‘principio precautorio’ no sólo es ignorado, sino que se asume la lógica inversa (esto es, que se debe demostrar que las aplicaciones de esta tecnología causan efectivamente algún tipo de daño). De este modo perverso, se desprende que para obtener “conclusiones científicas” se necesitarían nuevas investigaciones, independientemente de la magnitud de los riesgos a los que se exponga la sociedad y de los daños que se produzcan hasta entonces. Sin embargo, es importante señalar que las investigaciones disponibles y actualmente en curso orientadas a evaluar los potenciales impactos de esta tecnología son escasas, y la mayor parte de las realizadas hasta el momento son mayoritariamente diseñadas y solventadas por las propias empresas que la producen y comercializan. En este marco, la innegable tendencia a la uniformización de estructuras de producción de conocimientos, a través de la sumisión a las reglas del mercado, plantea como desafío y como política prioritaria la recuperación de la pluralidad y heterogeneidad en la investigación científica, la inversión pública en investigación independiente y la urgente reflexión sobre la dimensión ético-política de estos temas, cuyo destino no puede quedar exclusivamente bajo las decisiones de expertos y tecnólogos, ya que sus consecuencias afectan a toda la sociedad.
La búsqueda por otra relación ciencia-sociedad

En este trabajo, hemos analizado algunos de los elementos presentes en el discurso de los especialistas que atañen a la generación de legitimidad por parte de los discursos asociados a los OGM en la Argentina. Entre ellos, se ha podido reconocer cómo esta tecnociencia se ha atribuido “propiedades” y “valores” que generalmente son adjudicados a las investigaciones denominadas “básicas” o “puras”. Recordemos que desde la tradición del empirismo lógico, el problema de la elección y la responsabilidad ética no surge como desafío en relación con la ciencia llamada “pura” sino en el ámbito de la denominada “ciencia aplicada”, los desarrollos tecnológicos y las innovaciones. Notablemente, en el caso del discurso acerca de los OGM, los aspectos ético-políticos son desestimados aun en la esfera práctica, delegando este ámbito a los denominados “decididores”, quienes a través de resoluciones particulares dan o no curso a las prácticas tecnológicas. Así, esta mirada posibilita no sólo eludir las necesarias evaluaciones previas a su aplicación, su seguimiento y control: sino que también bloquea la posibilidad de un análisis crítico acerca de las ventajas, los costos sociales y los riesgos potenciales asumidos al adoptar esta tecnología. Este escenario se refuerza a la luz de la idea del desarrollo lineal y progresivo de una ciencia supuestamente neutral, que en sus versiones aplicadas conduce inexorablemente al avance tecnológico, el cual siempre es entendido como una fuerza transformadora inherentemente positiva.

Sin embargo y a pesar del clima avasallante de la publicidad empresarial y corporativa, diferentes actores y conflictos sociales expresan señales de malestar y disenso que cuestionan estos supuestos. A pesar de la pretendida “necesidad” de los OGM, se erige una generalizada y creciente desconfianza y desencanto frente a la tecnociencia, vinculada a sentimientos de desposesión que muchos de estos desarrollos han generado en la sociedad. A quince años de la introducción de OGM en las prácticas agronómicas, este desencanto es asumido, incluso, en el discurso de Nature, una de las revistas científicas estadounidenses que más han bregado por las bondades de esta tecnología. En su editorial del 29 de julio de 2010, en cuya tapa se pregunta ¿Puede la ciencia alimentar al mundo?, se afirma:

“Los granos GM son una parte importante de la agricultura sostenible pero no son la panacea para el mundo hambriento más allá de muchas aseveraciones en contrario de sus defensores (…) En la práctica la primer generación de granos GM ha sido largamente irrelevante para los países pobres. Exagerar sus beneficios sólo puede incrementar la desconfianza pública sobre los OGM, tal como lo muestra la preocupación sobre la percepción de privatización y monopolización de la agricultura focalizado en la ganancia (…) Ni la ciencia ni la tecnología por sí mismas son panacea para la solución del hambre. Es la pobreza, no la falta de producción de alimentos, la causa del hambre” (Editorial Nature 2010, pp. 531-532).

Por cierto, las soluciones alternativas que se proponen en esta revista se orientan, tal como era de esperar, al desarrollo de nuevas y más sofisticadas respuestas tecnológicas. Sin embargo, no deja de ser interesante cómo ciertos discursos permanecen inmutables en el ámbito local, aún cuando internacionalmente ya han sido modificados. En este sentido, resulta fundamental avanzar en la construcción de discursos alternativos que apunten a la democratización y a la reapropiación social de la ciencia y la tecnología, planteando la “necesidad” de trabajar colectivamente de modo amplio y continuo sobre los modos de decisión, control, seguimiento y evaluación de las elecciones científicas y tecnológicas, no sólo por la comunidad académica, funcionarios y gestores de los organismos de ciencia y tecnología, sino también, evidentemente, por parte de los pueblos involucrados.

GRR Grupo de Reflexión Rural
Octubre de 2011
http://www.pararelmundo.com/documentos/organismos-geneticamente-modificados-ogm-argentina/

La ciencia apunta a los pesticidas como culpable de la muerte masiva de abejas


Medio ambiente | 29/03/2012 - 20:25h
JOSEP CORBELLA


Dos investigaciones independientes, una británica y la otra francesa, han demostrado que un tipo de pesticidas introducidos hace 20 años perjudica la capacidad de orientación de abejas y abejorros. El estudio francés demuestra además que, cuando los insectos están expuestos a estos pesticidas, aumenta su mortalidad. El británico, que el número de abejas reinas cae en picado y las colmenas entran en declive.

Ambas investigaciones, presentadas en la web de la revista Science, se han basado en un tipo de pesticidas llamados neonicotinoides que hoy día se utilizan a gran escala para proteger las cosechas en gran parte del mundo. Estos pesticidas emergen así como presuntos culpables –o por lo menos cómplices– de los colapsos de colonias de abejas observados en Norteamérica y en Europa en la última década. Sin embargo, las investigaciones no descartan que otros factores como trastornos inmunitarios o infecciones puedan estar involucrados en el declive de las abejas.

Los nuevos resultados “tienen implicaciones importantes de cara a los procesos de autorización de pesticidas”, ha declarado en un comunicado Mickaël Henry, primer autor del estudio francés, del Instituto Nacional de Investigación Agronómica en Aviñón. Hasta ahora, para que un pesticida sea autorizado, debe demostrarse que no causa directamente la muerte de abejas en las dosis en que se emplea habitualmente. Sin embargo, advierte Mickaël, no se mira si puede alterar el comportamiento de las abejas y causarles la muerte de manera indirecta.

En el estudio inglés, dirigido desde la Universidad de Stirling, se han mezclado pequeñas cantidades del pesticida imidacloprid en la dieta de 50 colmenas de abejorros. Estas cantidades simulaban las que encuentran los insectos en las plantaciones de colza, A otras 25 colmenas de abejorros se les dio una dieta libre del pesticida.

Posteriormente, se ha dejado a los abejorros libres durante seis semanas para que pudieran ir a buscar alimento en jardines, bosques y cultivos. Al final de las seis semanas, las colmenas de los abejorros que habían ingerido el pesticida pesaban entre un 8% y un 12% menos que las colmenas de los que no lo habían ingerido. Esta diferencia de peso se atribuye a que los insectos habían traído menos alimento a la colmena y habían nacido menos obreros.

El resultado más llamativo de la investigación es la diferencia en el número de reinas entre unas colmenas y otras. Si los insectos que no habían ingerido el pesticida tenían una media de 13 reinas por colmena, las que lo habían ingerido tenían una media de 1,7. Aunque el estudio no aclara cuál es la causa de esta diferencia, los autores del trabajo la atribuyen a que los pesticidas afectan al sistema nervioso de los abejorros y merman su capacidad de orientación.

Esta interpretación coincide con los datos del estudio francés, que se ha realizado con abejas y con el pesticida thiamethoxam. En este caso se han pegado emisores de radiofrecuencia al tórax de 653 abejas, de las que una parte recibieron una dosis de pesticida. Los investigadores observaron que un 43% de las abejas expuestas al pesticida murieron fuera de la colmena –presuntamente porque gran parte de ellas se extraviaron–. Entre las que no recibieron el pesticida, murieron fuera de la colmena el 17%.

La compañía BayerCropScience, productora de pesticidas neonicotinoides, considera que estos datos no demuestran que sus productos sean responsables del declive de las poblaciones de abejas, según otro artículo publicado esta semana en Science.

Dado que las abejas ayudan a polinizar cultivos económicamente importantes como manzanos y almendros –entre otros–, los gobiernos han empezado a estudiar nuevas medidas para proteger a los insectos. En Europa, la Autoridad de Seguridad Alimentaria estudia una nueva normativa para evaluar el riesgo de los pesticidas para las abejas. En Estados Unidos, la Agencia de Protección Ambiental convocará a un grupo de expertos en otoño para abordar la misma cuestión.

Jorge Rulli, autor de ‘Pueblos Fumigados’: “Argentina, república sojera, es un gran laboratorio de las corporaciones”



Miembro de la Resistencia Peronista en sus inicios, sufrió la cárcel y sobrevivió milagrosamente a la tortura. El golpe de 1976 le significó nuevamente la prisión y el exilio. Hoy, experto en desarrollo sustentable y uno de los referentes del Grupo de Reflexión Rural, Jorge Rulli vive en su granja de Marcos Paz. Su militancia no terminó, sólo ha cambiado.

A través de sus programas radiales, sus constantes giras por el interior del país y sus libros, insiste en que Argentina ha sido convertida en un gran laboratorio de las corporaciones, una república sojera donde el récord de exportaciones se paga con la multiplicación de los casos de cáncer y miles de niños que nacen discapacitados.

“Pueblos Fumigados”, su último libro, es una documentada recorrida por la otra cara de la colonia fértil, donde se repiten casos como el de las Madres de Ituzaingó (Córdoba) que recién ahora son escuchadas por la Justicia luego de denunciar por una década, que de cinco mil personas que viven en su barrio, el 35 por ciento padece cáncer debido a las fumigaciones.

¿Cómo aparece el pool sojero y de qué manera va transformando el agronegocio al campo y la economía nacional? Se discute sobre la extranjerización de la tierra, algunos hablan todavía de la tenencia. ¿Tiene sentido seguir planteando estos temas cuando millonarios como Grobocopatel se describen irónicamente como parte de la “gente sin tierra”?

-El pool sojero fue una innovación empresarial llevada adelante por sectores del agro argentino, una innovación que solucionó a las grandes corporaciones trasnacionales el despliegue de la sojización y de los monocultivos sobre el territorio, en plazos breves y a una escala desmesurada, superando con facilidad las limitaciones existentes en el campo argentino. Me refiero a la propiedad de la tierra, a la falta de capitales del chacarero y a sus memorias agrícolas atrapadas de manera ancestral en el arraigo a la tierra. Es lo que algunos atrevidos o tal vez travestidos como Héctor Huergo y Grobocopatel denominaron la segunda revolución de las pampas. En realidad lo que ocurrió es que el Estado argentino no tuvo políticas para la zona núcleo pero sí la tuvieron claramente los mercados globales, y ellos impusieron un nuevo modelo de agricultura mediante paquetes tecnológicos. Ese paquete se constituyó con la Soja RR, el Herbicida Roundupready y la siembra directa. Durante años desconcertó totalmente a las izquierdas urbanas que permanecieron atadas a sus viejas consignas sobre la propiedad de la tierra y la reforma agraria, sin comprender los profundos procesos de cambios que se producían y sin imaginar que las más de las veces, sus estereotipos sobre el agro, terminaban beneficiando justamente a quienes imponían los nuevos criterios del poder.

Apenas unos años atrás el manejo del mundo a través de los alimentos por parte de una corporación y las patentes hubiera parecido ciencia ficción, y el libro “El Mundo según Monsanto” de Marie Monique Robin una historia de terror. Si a esto sumamos el tema de los biocombustibles, el cuadro espanta. ¿Cómo comunicar lo grave de la emergencia para que todos los entiendan?

-El cómo comunicarlo ha sido justamente uno de los grandes desafíos, y debo reconocer que es también uno de los grandes fracasos que arrastro en lo personal. Hubo en la Argentina durante años, una cerrada negativa a reflexionar sobre estos nuevos desafíos. Tal vez como consecuencia de los grandes fracasos de los años setenta o del congelamiento impuesto a sangre y fuego por la dictadura, los procesos de pensamiento abiertos en los años ochenta bajo la democracia, fueron en general tímidos y provincianos, al menos reacios a una apertura a los nuevos grandes temas que se planteaban a nivel global. El persistir en denostar al imperialismo yanqui a la vez que aprender a convivir con las corporaciones, ha sido por otra parte una extendida práctica a lo largo de diversos gobiernos progresistas en el continente. Se ignora de esa manera, el secuestro de nuestras vidas por las transnacionales, no se quiere ver el modo en que han cambiado nuestras costumbres, cómo han modelado nuestros gustos, cómo nos han fijado al consumo, cómo se han apropiado de nuestra mesa familiar, imponiéndonos los gustos y las marcas de lo que debemos comer y que ellos producen.



¿Cómo podría describir el agronegocio?

-Como un modelo de desarrollo que se nos impuso y que parte del concepto del agrobusiness que alteró la natural relación que sentía de manera existencial nuestra gente con la tierra. Un modelo que aplica la industrialización a los alimentos y genera las llamadas cadenas agroalimentarias y el supermercadismo. Hemos pasado de esta manera, a ser consumidores de comida chatarra de la que nos proveemos en las góndolas de los supermercados, y por supuesto nuestra salud y disposición a la lucha ya no es la misma. No obstante ello, nos cuesta revisar las miradas que otros nos han construido, y persistimos en enfatizar los costados sociales del modelo antes que denunciar su profunda y radical ilegitimidad.

-Ese excelente libro suyo “Pueblos Fumigados”, habla de un genocidio silencioso. ¿Cómo mide el deterioro de la salud pública a lo largo de estos años en que Argentina se ha ido convirtiendo en un mar de soja?

-El libro fue el informe final de casi seis años de llevar a lo largo del territorio una campaña agotadora contra las fumigaciones, develando las relaciones directas entre el uso de los tóxicos de la agricultura y las enfermedades que registraban las poblaciones cercanas. Ya no quedan dudas respecto a que los éxitos de este modelo y los récords de exportaciones se basan en miles de víctimas inocentes y en especial de niños nacidos deformes o crucificados de por vida a sus arneses. Basta recorrer los pueblos sojeros para comprobar a simple vista la abundancia de discapacitados. En su momento le hicimos llegar este informe en forma reservada a laPresidente haciéndole saber de nuestras convicciones respecto a que se estaba constituyendo un agro genocidio y que ello inevitablemente daría lugar en lo porvenir a juicios por crímenes de lesa humanidad. La respuesta que tuvimos fue el súbito interés en la campaña por parte de diputados y miembros del oficialismo que a poco lograron que tanto el interés de la campaña como de las poblaciones pasaran de cuestionar el modelo de la Soja GM a cuestionar el Glifosato, y de pelearle a los monocultivos y al proyecto de sojización tal como hacíamos hasta ese momento, a discutir ahora ordenanzas que fijaran los metros sin fumigación entre las localidades y las primeras líneas de los cultivos. Desde cierta perspectiva, la lucha de los pueblos fumigados había sido derrotada, al menos en la medida en que ya no se pretendía cambiar el proyecto de país productor de soja sino adecentarlo y emprolijarlo, tal como venían reclamando los mercados europeos, que pretendían certificaciones de creciente responsabilidad socio ambiental por parte de las sojeros.

-Usted denunció que antes de irse el ex ministro de Agricultura Julián Domínguez autorizó el uso de ractopamina como aditivo alimenticio para los cerdos destinados al consumo interno, un fármaco prohibido en la Comunidad Económica Europea, que no aumentaría precisamente las “cualidades afrodisíacas” que dicen tienen esa carne. Cuénteme de que se trata. ¿Tuvo algún eco?

-No, sorprendentemente y pese a su enorme importancia, no hubo repercusiones sino en medios alternativos o ecologistas que tienen conciencia de esas amenazas. La Argentina, con más de 23 millones de hectáreas, es el mayor productor de transgénicos del mundo y a la vez el mercado en que se consumen los OGM sin resistencia alguna por parte de la población. Aún más todavía, hay mucha gente que no puede pasarse sin su habitual milanesa de soja transgénica que, en otros lugares del planeta los agricultores dudarían antes de dársela a comer a sus cerdos. Tanto el actual modelo productivo como la Biotecnología no están en discusión, ya sea por los intelectuales críticos como por la oposición política. Se ha reemplazado a nivel país la calidad por la cantidad sin mayor resistencia, se reemplazó una agricultura con agricultores y familias con arraigo a la tierra, por una agricultura a escala y con enormes despoblamientos. No existen todavía ni siquiera poetas que le pongan palabras a la enorme tragedia social que significaron esos millones de desplazados que hoy se amontonan en los interminables cordones periurbanos de extrema pobreza. Peor todavía, nuestra Presidenta se jacta en Europa de que tenemos más del 92% de población urbana, y sin duda ella habla por enormes sectores medios que participan de las dirigencias políticas y sociales y que, lamentablemente piensan de esa manera.

-Tanto en el tema de la soja como en el de la minería a cielo abierto hay un común denominador que es el agua. ¿Es de alguna manera el oro de la nueva colonización? Alguien le abrió la puerta a este proyecto de dominación, ¿cómo describiría esa red de complicidades? ¿Qué debería contener una plataforma política que se ocupara seriamente de la soberanía alimentaria?

-Si bien puede ser verdad la afirmación que contiene la pregunta en relación al agua, no hemos acostumbrado plantear las dependencias desde esa perspectiva, ya que el agua por naturaleza se repone siempre a través de sus ciclos. Aún más todavía, mientras mucho se sabe del agua que se llevan o que contaminan, poco de la que nos traen los miles de barcos de gran calado que usan como lastre y que vienen a buscar la soja. Esa agua proveniente de lejanos puertos y cargada de huevos y larvas extrañas al medio ambiente, es volcada con impunidad en los puertos del Paraná, produciendo impactos inquietantes en los equilibrios biológicos tanto como en la salud de las poblaciones. Creemos que las nuevas colonialidades nos imponen hoy la producción de comodities de exportación y de materias primas, y a ello podemos añadir actualmente una creciente producción de Biocombustibles para los automóviles de Europa. Ese es el proyecto de país que discutimos. En ese sentido la lucha deja de ser ecológica y pasa a ser claramente una lucha política y de diferentes proyectos de país. Ellos proponen un tipo de país atado a los presuntos éxitos del PBI, mientras nosotros proponemos otro país, respetuoso de sus bienes naturales, preocupado por mantener la fertilidad de sus agro ecosistemas y además que se dé como prioridad, la felicidad de sus pueblos. El problema de nuestra dirigencia es que se formaron en los marcos de la modernidad y no conciben una sociedad que se proponga un proceso de Liberación, en la medida que no existen ya países que expresen alternativas al capitalismo. En ese sentido es como se instala por doquier el posibilismo y los discursos casi gramscianos sobre la necesidad de crecer en los intersticios para generar nuevas hegemonías. Esos discursos no son incómodos para el modelo, pero a nosotros nos suelen abrumar, porque niegan que otro mundo sea posible, cuando por lo contrario, vivimos a diario esa experiencia de escaparnos del consumo, de contrariar las normas que se nos imponen, de vivir de otra manera y ejercitar en todos los ámbitos una renovada rebeldía. En buena medida la capacidad de los pueblos para liberarse esta frenada por el peso de esas mochilas de frustración y desencanto de las presuntas dirigencias.

-Desde 1955 hasta acá, sufrió persecuciones, cárcel, torturas, exilio. La cercanía con los gobiernos no parece sentarle bien. Leyendo sobre su vida para esta nota, pensaba que en países dependientes como el nuestro, estar toda una vida en una actitud de “resistencia”, entraña también una victoria. ¿Le parece?

-La llamada Revolución Libertadora fue una catástrofe histórica cuyas consecuencias todavía vivimos como en una renovada pesadilla. Para intentar retomar aquel proyecto abortado, aquel curso de la historia interrumpido, hoy deberíamos tener el pensamiento abierto, estar perceptivo a las nuevas demandas y a las respuestas que se elaboran por todas partes. El mundo es un hervidero de luchas complejas y debemos aceptarlas y saber cuándo aplicarlas en el escenario en que nos movemos. En este sentido es preciso reconocer que es una época fascinante. El común lamentablemente tiene ante lo nuevo un primer gesto de rechazo, de cerrazón intelectual. No podemos ni debemos permanecer atados al pasado, a los viejos modelos que han fracasado o engendraron situaciones autoritarias que enajenaron el presente en nombre de lo por venir. Por lo contrario, hoy debemos ser conscientes de la responsabilidad personal.



LA TIERRA ES LA CASA DEL HOMBRE

“Quien quiere cambiar la sociedad debe estar dispuesto en primera instancia a cambiarse a sí mismo y ello implica hacerse responsable de los propios actos, no importa lo pequeño que ellos parezcan. Si reivindicamos la escala de lo humano no deberíamos abjurar de lo pequeño. El paradigma del crecimiento y la idea del progreso nos condujeron al camino terrible del cambio climático, de la contaminación generalizada y del gigantismo urbano. Hoy ser revolucionario es también el reconocer que existen tres ecologías, la espiritual, la social y la ambiental. Quien no acepta que la Tierra es la casa del hombre no podrá asumir en toda su plenitud su propia humanidad”.
Por Carlos Saglul

30 de marzo de 2012

Venado Tuerto quiere que se fumigue más lejos

Foto: Fernandito Caceres ,fallecido en 2008 a causa de  leucemia linfoblástica aguda (LLA).
Viernes 30 de marzo de 2012

Por Carlos Barbarich

Venado Tuerto.— Norma Barberis y Carlos Velázquez, vecinos de esta ciudad,(abuelos del niño de 4 años fallecido a causa de leucemia linfoblástica aguda)propusieron algunas modificaciones en torno a la normativa de fitosanitarios alertados por otros ciudadanos que están preocupados por los problemas de salud que puede generar la aplicación de agroquímicos en la zona urbana. Por ello mantuvieron una reunión con concejales y funcionarios del Departamento Ejecutivo a los fines de avanzar en una normativa que contemple definitivamente el uso de agrotóxicos. Piden que se fumigue a 3 mil metros del casco urbano.

En tal sentido el coordinador de Vecinales, Fernando Mortarini, quien integró la comitiva municipal junto a las directoras de Salud y Acción Social, María Becq y Alejandra Filippetti, explicó que "el reclamo se basa en algunos episodios vinculados a presuntas enfermedades ocasionadas por el uso de agroquímicos".

Según lo comentado, los vecinos proponen una extensión de los límites agronómicos fijados por ordenanza, llevando la fumigación a más de 3 mil metros del casco urbano. En la ocasión afirmaron que no fueron tomadas "denuncias de vecinos" vinculadas a un incorrecto uso de estos productos.

Mortarini destacó la plena colaboración del Departamento de Asuntos Rurales, en el concepto de "ver cómo entre todos podemos mejorar y tomar precauciones".

Convocatoria. Con los protocolos en mano, la Coordinación de Vecinales convoca a los vecinos a acercarse a sus oficinas, donde recepcionará denuncias y brindará el acompañamiento correspondiente.

"Estas denuncias pueden hacerse en Asuntos Rurales y nosotros también nos ponemos a disposición, pero el Ministerio de Producción de la provincia es el órgano de aplicación de esta ley provincial, luego plasmada en una ordenanza local. La provincia tiene que decidir qué curso darle a la violación de la norma, el trámite administrativo y las sanciones correspondientes, o bien la denuncia ante la Justicia penal si es que ven delito o cuasidelito", aclaró Mortarini.

Nexo. En el encuentro con los vecinalistas, se les propondrá que sean "el nexo de comunicación" con los organismos municipales ante cualquier problema detectado, y además podrán sugerir soluciones.

Mortarini confió que la propuesta de modificación de la ordenanza de estos vecinos "será analizada, buscando amalgamarla con la opinión de los distintos sectores".

"Este problema, directa o indirectamente incide en la salud de la población", comentó el coordinador, tras remarcar el gesto participativo del presidente del Concejo, Germán Mastri, y de quienes conforman el cuerpo legislativo venadense.

Fuente LA CAPITAL
http://ecos-deromang.blogspot.com.ar/2012/03/venado-quiere-que-se-fumigue-mas-lejos.html 

Santa Fe perdió el 80% del cordón frutihortícola

En sólo 15 años, Santa Fe perdió el 80% del cordón frutihortícola

A fines de los 90 se cultivaban 3.600 hectáreas en el norte de la ciudad. Hoy apenas se superan las 700. Los quinteros hablan de cambios culturales en el consumo y de falta de leyes laborales acordes.

A FINES DE LOS 90 SE CULTIVABAN 3.600 HECTÁREAS EN EL NORTE DE LA CIUDAD. HOY APENAS SE SUPERAN LAS 700

El norte de la ciudad de Santa Fe, Montevera y Recreo fueron zonas tradicionales de la producción de alimentos que terminaban en la mesa de los santafesinos. Sin ser su momento de esplendor, el cordón frutihortícola llegó a trabajar, a fines de los 90, una superficie de 3.600 hectáreas. En 15 años la realidad cambió absolutamente y, hoy, las quintas apenas cubren poco más de 700 hectáreas. En definitiva se perdió más del 80 por ciento del área destinada a la producción de frutas y verduras que eran consumidas en la ciudad y la región.

Guillermo Beckmann, presidente de la Sociedad de Quinteros de Santa Fe, le dijo a Diario UNO que a pesar de esos números producir verdura sigue siendo negocio. “Pero tenemos muchos problemas en contra. Por ejemplo, en el tema laboral. En 2005 tuvimos muchas inspecciones del sindicato Uatre. Fueron tantas las inspecciones que las quintas grandes buscaron empezar con otra actividad. Mientras que los pequeños y medianos productores se desprendieron de personal”.

En ese sentido, el productor añadió: “Por cada persona que no estaba blanqueada, el gremio te cobraba 5.000 pesos. Para cosechar hojas de lechuga en una mañana se pueden necesitar durante cuatro horas 10 personas. Eso equivale a 50 mil pesos de multa. En ese momento todo el mundo se asustó y lo que consiguieron fue que se reduzcan las quintas, que se reduzca la siembra y cuando escasea un poco ya nos quedamos sin producción. Fue todo el efecto contrario”.

Beckmann asegura que hoy esas tierras están en poder de los quinteros, pero se hace alfalfa o soja. “Es posible recuperar las hectáreas de siembra. Necesitaríamos más demanda y que nos den más facilidades para trabajar, porque hoy los quinteros tienen miedo de producir más y ocupar más mano de obra porque le tienen miedo a las multas que son como un cuco. Todo lo que hiciste durante una vida lo perdés en una hora con una inspección. Porque las inspecciones no son para corregir lo que está mal, sino para juntar dinero. El sindicato en una tarde de 2005 levantó 350 mil pesos en multa y de eso los trabajadores no vieron nada. Fue todo a las arcas del sindicato en Buenos Aires. Estoy de acuerdo con los controles, pero trabajemos todos juntos”, expresó.

Mientras que al ser consultado sobre cuál es la solución dijo: “Eso lo sabe el Ministerio de la Producción y los ministerios de Trabajo de la provincia y de Nación. Esto lo estamos tratando a través de Came (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) porque es un tema difícil donde hay que juntar a todas las partes y que los senadores se pongan de acuerdo y dicten leyes acordes a la situación”.

Luego el presidente de la Sociedad de Quinteros aclaró: “No nos negamos a pagar los aportes, pero deberían hacerse por día. Si a una persona la utilizás para cortar lechuga una mañana y la tenés que blanquear y después hay que darla de baja, tenemos que andar con un contador a cuestas. Por eso el miércoles (por mañana) vamos a ir con el Ministerio de la Producción a ver una bolsa de trabajo que está cerca de San Pedro para ver si es aplicable a nuestra zona y poder blanquear a los trabajadores”.

“Incluso en el caso de la frutilla, que es más rentable que las hortalizas, los trabajadores no quieren blanquearse por temor a perder las ayudas sociales que tienen. Pero, además, si los blanquean y al otro día otro productor les ofrece unos centavos más se van a otro campo. Es un problema difícil de encuadrar en las economías regionales. Falta cultura de parte de ambos lados”, señaló.

—¿La reducción de la superficie del cordón frutihortícola repercute en el consumo de los santafesinos?

—Acá disminuyó mucho el consumo. Una quinta mediana de Guadalupe producía 60 docenas de paquetes de acelga. Con eso se iba al mercado y se podía vivir. Hoy si lleva 10 docenas no las puede vender. Eso quiere decir que cayó el consumo. Por momentos la verdura no tiene precio porque el cordón se quedó sin y hay que traer de otra zona de la producción. Pero si esto mejora un poquito, con las hectáreas que tenemos es suficiente. La gente no lava más un paquete de acelga, cambiaron las costumbres. El ama de casa, antes, no trabajaba y hoy lo está haciendo a la par del hombre y necesita comidas más rápidas y prácticas. Es más fácil un bife con arroz que cocinar un puchero. Por ahí con la promoción se pueden cambiar algunas costumbres. Queremos que los chicos vuelvan a consumir frutas. Se comen un yogur con sabor a frutilla porque ellos tienen más posibilidades de hacer propagandas que nosotros, pero no es como comerse una frutilla.




29 de marzo de 2012

CHACO: Cuestionan el proyecto del Ejecutivo para reformar la ley de biocidas



Desde la Red de Salud Popular "Dr. Ramón Carrillo":Cuestionan el proyecto del Ejecutivo para reformar la ley de biocidas

Desde la Red de Salud Popular "Dr. Ramón Carrillo"

Cuestionan el proyecto del Ejecutivo para reformar la ley de biocidas

http://www.chacodiapordia.com/noticia.php?n=63610

La institución consideró a la iniciativa en “abierta contradicción” frente a lo expresado por la población chaqueña en las dos audiencias públicas realizadas en el recinto de la Cámara de Diputados.

A pocos días de la presentación realizada por el Poder Ejecutivo provincial para modificar la Ley de Biocidas, la Red de Salud Popular “Doctor Ramón Carrillo” consideró a la iniciativa en “abierta contradicción” frente a lo expresado por la población chaqueña en las dos audiencias públicas realizadas en el recinto de la Cámara de Diputados. Es que allí, según resalta la organización, “la mayoría de los expositores denunció la falta de control por parte del Estado respecto al uso de agrotóxicos y las afecciones que sufren cultivos y la salud” de la gente.

Mediante un documento que lleva como título “Ley de Biocidas: señor gobernador, vuelva a ser senador”, la Red indicó que la propuesta remitida por el Ejecutivo a la Legislatura se contrapone con algunas iniciativas promovidas por el hoy mandatario chaqueño Jorge Capitanich en su época de senador nacional.
El texto lleva las firmas de María del Carmen Seveso (coordinadora Interior), Santiago Montaldo (coordinador provincial), Ana María Urbinatti (asesora técnica), Ana Clara Black (secretaria ejecutiva) Ana Lía Otaño (asesora técnica), Alejandra Gómez (asesora legal) y Alejandro Quiros (asesor técnico). Y contiene también el informe sobre el Chaco realizado por la Comisión Nacional de Investigaciones por Agroquímicos creada por el Decreto Nº 21/09, el Ministerio de Salud de la nación.

El 14 de marzo, el Poder Ejecutivo Provincial presentó en la Legislatura el Proyecto de Ley Nº 498 por el cual propicia la ley de Agroquímicos, modificatoria de la Ley 3378 de Biocidas. En tanto que el artículo 44 del proyecto establece la derogación de ley 3378.

“Este proyecto es similar al que obtuviera despacho de comisión el 13 de abril 2011, aunque incorpora unos artículos y algunas modificaciones. Así, el artículo 34 fija las distancias mínimas de aplicación de agroquímicos: 500 metros para las terrestres (no previstas en la normativa vigente) y 1.000 metros para las aéreas, igual a las que fija el decreto Nº 454/89 (reglamentario de la Ley de Biocidas). Las distancias estipuladas limitan su alcance a centros urbanos, establecimientos educativos y sanitarios. Por lo que la protección no incluye a los caseríos rurales, a parques nacionales, parques provinciales, fuentes y cursos de agua, riachos, lagunas, etcétera”, indica la Red Popular.

Contradicciones En ese contexto advierte que “lo propuesto por el Poder Ejecutivo evidencia una abierta contradicción frente a lo que efectivamente ha expresado el pueblo del Chaco en las dos audiencias públicas realizadas en el recinto de la Cámara de Diputados”. De allí resalta que “la mayoría de los expositores denunció la falta de control por parte del Estado respecto al uso de agrotóxicos en la provincia, las afecciones que sufren tanto en sus cultivos de subsistencia como en la salud y que la legislación actual no sólo no se cumple, sino que es insuficiente”.

Es más agrega el documento- como directa expresión del pueblo, muchos pobladores afectados han reclamado la prohibición total de las aplicaciones aéreas de agroquímicos en la provincia, coincidiendo la gran mayoría en que se deben fijar “zonas de resguardo ambiental”.

Asimismo, la organización indica como “curioso que tampoco se reparara en lo manifestado por el actual gobernador en el Senado de la Nación, al presentar la solicitud de informe al Poder Ejecutivo Nacional sobre la toxicidad del glifosato (S/617 año 2007). En la misma expresaba que “à una zona de exclusión de 500 metros es totalmente acertada y que, más aún, debería extenderse a un mínimo de 1.000 metros”.

En el mismo acto, el entonces senador Capitanich también hacía mención a los efectos del glifosato en el ambiente, lo que realizaba en los siguientes términos: “Si bien la Comisión Europea lo clasifica como tóxico para los organismos acuáticos y que puede acarrear efectos nefastos para el ambiente a largo plazo, un estudio realizado por el Centro Nacional de la Investigación Científica de la Universidad Pierre y Marie Curie, de Francia, sobre los efectos del glifosato da cuenta de que este producto provoca las primeras etapas de la cancerización en las células”.

“De los elementos relacionados hasta aquí se extrae que el proyecto presentado por el Poder Ejecutivo provincial no sólo no recepciona lo reclamado por el pueblo en las audiencias del 14 de julio y 1 de agosto de 2011, sino que tampoco se condice con la propia posición fijada por el mismo Capitanich expuesta en los fundamentos de la solicitud cuando fuera senador nacional, la que se refiere al glifosato”, resume el texto difundido por la Red de Salud Popular.

¿Producción sin agroquímicos? En el mismo documento, la organización recuerda que “en la provincia se han constatado fumigaciones aéreas hasta con 2.4D en esta última campaña; y que se utilizan principios activos tales como Endosulfan (organoclorado - COPs), Metamidofos (organofosforado) y Acetoclor, en menor cantidad que el glifosato pero de efectos nocivos aún más graves e indiscutibles por lo que varios países han prohibido o restringido el uso de los mismos”.

Indica luego que, mientras que en la Unión Europea la Directiva Nº 128/09 establece que los Estados miembros deberán garantizar la prohibición de las pulverizaciones aéreas; aquí se alientan “las fumigaciones indiscriminadas” afectando no únicamente el presente sino también a las generaciones futuras, se alienta el uso indiscriminado de agrotóxicos por sobre la salud y la vida del pueblo.

En ese punto, la Red de Salud Popular cita el caso de las arroceras de La Leonesa y Las Palmas, para cuya actividad un juez estableció una distancia de 2000 y 1000 metros para las aplicaciones aéreas y terrestres, respectivamente, tomadas desde el Barrio La Ralera, escuelas rurales, lagos, lagunas, riachos y ríos; y, el Ministerio de Salud de la Nación ha propuesto “impedir la dispersión aérea de agroquímicos en un radio no inferior a 5.000 metros de todo lugar habitado, sea éste urbano o rural” y “extremar las medidas precautorias de la calidad de los cursos de agua”.

“Esperamos que el gobernador lea nuevamente los fundamentos que motivaran su solicitud en el año 2007, y considere que así como los vecinos de Las Petacas, a quienes invocara en aquella oportunidad, hoy vecinos de varias localidades de la provincia del Chaco han denunciado situaciones similares en la legislatura provincial; y así culmine obteniendo consagración legislativa lo que aquí se reclama en defensa de la salud, la vida, un ambiente sano y sustentable para las generaciones presentes y futuras”, concluye el documento.

27 de marzo de 2012

ARGENTINA: La farsa de la “ayuda humanitaria” norteamericana

La farsa de la “ayuda humanitaria” norteamericana
25 MAR, 2012
La política de Estados Unidos ante los movimientos sociales que luchan contra el saqueo de nuestros recursos.

La farsa de la “ayuda humanitaria” norteamericana, 
por Alcira Argumedo.

La dictadura genocida que toma el poder el 24 de marzo de 1976, constituyó el eslabón final de la estrategia de restauración conservadora promovida por Estados Unidos bajo la inspiración de Henry Kissinger, con el propósito de recomponer su hegemonía en América Latina. El triunfo del mítico Ho Chi Minh sobre el ejército más poderoso del mundo en los primeros años de esa década, significará la pérdida del sudeste asiático para el bloque de poder occidental y su “hipótesis de derrota” contemplaba un repliegue hacia el continente africano y en especial hacia su patio trasero. Por entonces, los gobiernos de Velasco Alvarado en Perú, Omar Torrijos en Panamá, Juan José Torres en Bolivia o Salvador Allende en Chile, se conjugaban con las luchas del pueblo uruguayo y con la evidente debilidad de la dictadura implantada en Argentina desde 1966, ante las movilizaciones populares y el accionar de grupos armados, que potencian la larga resistencia de los trabajadores reclamando el retorno del General Perón. A partir de 1971, los golpes militares se suceden en Bolivia, Uruguay, Perú, Ecuador, Chile y Argentina, articulados en el Plan Cóndor a fin de imponer su primacía mediante el terrorismo de Estado y la utilización de métodos aberrantes e inhumanos de represión.
Estados Unidos ha sufrido nuevas derrotas en Irak y Afganistán, mientras la aspiración de atacar a Irán se encuentra limitada por el acuerdo firmado entre Rusia y China, en el cual ambas potencias declaran que están dispuestas a evitar ese ataque, aún a riesgo de iniciar una guerra. A su vez, el predominio de China sobre las naciones de África al sur del Sahara se ha ido consolidando en los últimos años, gracias a los proyectos acordados durante noviembre de 2006 entre el presidente Hu Jintao y 48 líderes africanos reunidos en Pekín, para la creación de Zonas Económicas Especiales como polos de desarrollo industrial o de extracción de minerales y otros recursos estratégicos. El plan contempla una inversión inicial de 60.000 millones de dólares y la construcción de ferrocarriles, carreteras y vías marítimas, para comunicar a esos países entre sí y con el resto del mundo: de este modo logró neutralizar al FMI en la región y, en más de un caso, los capitales chinos han desplazado o comprado empresas occidentales instaladas allí.
Una mirada sobre el planisferio, indica que la “hipótesis de derrota” ante los fracasos en Irak y Afganistán sólo deja a América Latina como espacio de repliegue, dado el avance de China y el cambio en el equilibrio de poder mundial que se está produciendo. Ante este escenario, cobran especial gravedad las declaraciones formuladas respectivamente por la periodista Stella Calloni y el abogado chaqueño Marcelino Leiva (1) sobre la base de las denuncias de Rolando Núñez del Centro Nelson Mandela, acerca de la instalación en el aeropuerto de Resistencia del Centro Anticatástrofes y Ayuda Humanitaria a cargo del Comando Sur, la IV Flota y la Embajada de Estados Unidos, bajo la responsabilidad del Agregado Militar de ese país, Coronel Edwin Passmore. Este proyecto fue aprobado en 2006 por Aníbal Fernández, en su carácter de Ministro del Interior del Presidente Néstor Kirchner, como parte del Programa de Fortalecimiento del Sistema Provincial de Emergencias, que incluía una oferta de la empresa Forbes Energy, para invertir 100 millones de dólares en la producción de bioetanol a partir de caña de azúcar transgénica, a ser cultivada en 50.000 hectáreas de esa provincia.
Sin considerar el tema de los derechos humanos de los pueblos indígenas, que habitan en los territorios destinados al cultivo -previa devastación de los correspondientes bosques nativos- las tareas previstas por el Coronel Edwin Passmore también dejarían bastante que desear, si se consideran sus antecedentes y los de sus colegas. Según nos informa Marcelino Leiva, el actual comandante de la IV Flota Kurt Tidd, se desempeñó durante 2004-2005 como Comandante de la Fuerza de Tareas 55 para operaciones de terror en la Guerra de Irak y más tarde ocupa un cargo jerárquico en la Dirección de Lucha contra el Terrorismo del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Por su parte, Passmore cumplió tareas humanitarias en Afganistán e Irak y desde 2005 fue agregado militar de la embajada estadounidense en Venezuela, hasta su expulsión en 2008 acusado de actividades de espionaje. Reasignados a la embajada norteamericana en nuestro país junto a otros militares expulsados de Bolivia y Ecuador, en 2009 se dedicó a visitar y donar equipamientos al Hospital de Niños de San Justo y a un centro de cuidados infantiles administrado por Madres contra el Paco, acompañado en ambas ocasiones por el también generoso embajador norteamericano. En febrero de 2011 tuvo activa participación en el incidente del avión Globalmaster IIIen Ezeiza, que transportó a un contingente de Marines dispuestos a entrenar a miembros de la Policía Federal y se negara a ser revisado por la aduana, en tanto traía “carga sensitiva” secreta.
En estas manos queda la base del aeropuerto de Resistencia: un lugar estratégico para el control de la Triple Frontera y del Acuífero Guaraní, que se articula con la base Mariscal Estigarribia de Paraguay -situada cerca de la frontera con Bolivia y sus reservas de petróleo y gas- además de cubrir el sur de la Amazonia de Brasil, custodiada en el norte por las bases del Plan Colombia y en el oeste por la base de Manta trasladada de Ecuador a Perú. La rápida sanción de la Ley Antiterrorista 26.734 en diciembre de 2011 y el Proyecto X de Inteligencia de Gendarmería Nacional -cuya misión de patrullaje fronterizo ha sido reemplazada por tareas policiales en centros urbanos- estarían indicando un desplazamiento desde la idea de Defensa Nacional hacia una nueva Doctrina de Seguridad Interior, que evoca la existencia de un “enemigo interno” con la consiguiente criminalización de la protesta social: el sensible incremento de los gastos destinados al Ministerio de Seguridad Interior respecto a los de Defensa Nacional en la Ley de Presupuesto 2012, se orienta en el mismo sentido. Aparte del sentimiento humanitario, otro objetivo explicitado por la base norteamericana sería la lucha contra el narcotráfico: una mera “casualidad permanente” es la comprobación que los cultivos de amapola y la producción de heroína destinada al mercado de Europa Occidental, se multiplicaron durante la ocupación norteamericana en Afganistán. La historia enseña que los imperios en decadencia tienden a utilizar las fuerzas militares para retener sus periferias territoriales: los casos de España en Nuestra América o Francia en Indochina y Argelia, son algunos ejemplos. Hoy Estados Unidos afronta una acelerada declinación y este 24 de marzo debe alertarnos acerca de las amenazas que se ciernen sobre Argentina y América Latina. Como señala Leiva:
De acuerdo con estos antecedentes no habrá cooperación sino espionaje contra el pueblo argentino en la medida que movimientos sociales, ambientalistas y/o políticos, se opongan al saqueo de nuestros recursos naturales, como la megaminería, la contaminación sojera, la devastación de nuestros montes, ríos y reservas acuíferas, atentando contra nuestra Seguridad Nacional, contra nuestros recursos naturales y la población del país
1.- Pájaro Rojo. pajarosalinas.blogspot.com


(*) Diputada Nacional de Proyecto Sur
http://infosur.info/la-farsa-de-la-ayuda-humanitaria-norteamericana/

“Lo que sucede en Argentina es casi un experimento masivo”

 
Andrés Carrasco, profesor de embriología, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y director del Laboratorio de Embriología 

Hace dos semanas denunció en Página/12 los efectos devastadores del compuesto herbicida sobre los embriones humanos. Esperaba una reacción, “pero no tan violenta”: fue amenazado, le armaron una campaña de desprestigio y hasta afirmaron que sus investigaciones no existían. Carrasco contesta y renueva sus cargos contra las multinacionales químicas.
Por Darío Aranda

Amenazas anónimas, campaña de desprestigio mediáticas y presiones políticas fueron algunas de las consecuencias de un doble pecado, investigar los efectos sanitarios del modelo agropecuario y, más grave aún, animarse a difundirlos. En el segundo piso de la Facultad de Medicina de la UBA trabaja Andrés Carrasco, profesor de embriología, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y director del Laboratorio de Embriología Molecular. Con treinta años de trabajo científico y académico, confirmó hace veinte días el efecto letal del glifosato en embriones, cuya marca comercial más famosa es Roundup, de la multinacional Monsanto. Sabía que vendría una réplica del sector, pero no esperaba que fuera de un calibre tan alto. “No descubrí nada nuevo. Sólo confirmé lo que otros científicos descubrieron”, explica, en su oficina pequeña y luminosa. Pasaron dos semanas complejas, con una campaña de desprestigio que aún no termina. Prefirió el silencio y avanzar en nuevas pruebas. Hasta que pusieron en duda la existencia de su investigación. “Creen que pueden ensuciar fácilmente treinta años de carrera. Son hipócritas, cipayos de las corporaciones, pero tienen miedo. Saben que no pueden tapar el sol con la mano. Hay pruebas científicas y, sobre todo, hay centenares de pueblos que son la prueba viva de la emergencia sanitaria.”

Veinte días atrás, cuando este diario difundió su investigación, ninguna empresa ni medio del sector retomó el tema. Pero tres días después se conoció otro hecho, inesperado: la Asociación de Abogados Ambientalistas presentó un amparo ante la Corte Suprema de Justicia, por el cual solicitó la prohibición de uso y venta hasta tanto no se investiguen sus efectos en la salud y el ambiente. Las empresas encendieron luces amarillas y comenzaron con comunicados, alarmadas por la posible baja de rentabilidad. Cinco días después, el lunes 20, el Ministerio de Defensa prohibió la siembra de soja en sus campos, haciéndose eco del efecto nocivo del agrotóxico. Fue un hecho político inédito, una cartera nacional alertó sobre los males de los agroquímicos. En ese momento, empresas, cámaras del sector, medios de comunicación y operadores políticos declararon el alerta máxima. Nunca antes las multinacionales del agro y sus voceros habían reaccionado tan violentamente. Durante toda la semana montaron una campaña en defensa de los agrotóxicos y, al mismo tiempo, de desprestigio hacia las voces críticas. El temor de los sostenedores de los agronegocios es la prohibición de su agrotóxico más famoso, uno de los químicos emblema del modelo agropecuario actual.

Glifosato, toxicidad

y reacciones

–¿Esperaba una reacción como la que se dio?

–No. Fue una reacción violenta, desmedida y sucia. Sobre todo porque no descubrí nada nuevo, sólo confirmé algo a lo que otros habían llegado por otros caminos. Por eso no entiendo por qué tanto revuelo de las empresas. Hay que recordar que el origen del trabajo se remonta a contactos con comunidades víctimas del uso de agroquímicos. Ellas son la prueba más irrefutable de lo que yo investigué con un sistema y modelo experimental con el trabajo de hace 30 años, y con el cual confirmé que el glifosato es devastador en embriones anfibios; aun en dosis muy por debajo de las usadas en agricultura, ocasiona diversas y numerosas deformaciones.

–¿Los resultados son extrapolables a la salud humana?

–Los modelos animales de vertebrados que hoy se usan en la investigación embriológica tienen una mecánica del desarrollo embrionario temprano y una regulación genética común. Los resultados deben ser considerados extrapolables cuando un impacto externo los altera. El mundo científico lo sabe, y funcionarios de los ministerios también. Por eso, cuando encontré esas evidencias surgieron dos cuestiones a resolver, cómo seguir la investigación para saber cuál es la mecanística de un efecto que altera la forma normal del embrión, lo cual está en marcha. Y la otra decisión era cómo darla a conocer.

–¿Por qué la difusión se transforma en un problema?

–Porque no hay canales institucionales confiables que puedan receptar investigaciones de este tipo, con poderosos intereses en contra. Entonces la decisión personal fue hacerla pública, ya que no existe razón de Estado ni intereses económicos de las corporaciones que justifiquen el silencio cuando se trata de la salud pública. Hay que dejarlo claro, cuando se tiene un dato que sólo le interesa a un círculo pequeño, se lo pueden guardar hasta tener ajustado hasta el más mínimo detalle y lo canaliza por medios para ese pequeño círculo. Pero cuando uno demuestra hechos que pueden tener impacto en la salud pública, es obligación darle una difusión urgente y masiva.

–¿Es una práctica común dar difusión a un avance científico antes de estar publicado en una revista científica?

–Es algo totalmente común. En el país hay instituciones que todos los días difunden sus progresos científicos, que hasta poseen agentes de prensa que difunden los avances; nadie los cuestiona y los medios de comunicación los replican sin preguntar. Difunden progresos, sin papers, sin publicaciones y está muy bien. Pero claro, esas difusiones no afectan intereses de grupos poderosos.

–Pero existe una tensión en el ámbito científico sobre cuándo dar a conocer un avance.

–La tensión es si la divulgación debería esperar a ser “aprobado” (remarco las comillas porque es todo un tema aparte, que lleva años). Ahora, si la investigación tiene implicancias más allá de lo académico, afecta a la sociedad, el dilema moral es si me lo guardo hasta que termine el más mínimo detalle y mi narcisismo esté satisfecho, o prendo el alerta. Yo decidí dar la alerta, e insisto en que no es nada nuevo, hay antecedentes claros como Robert Belle y Gilles-Eric Seralini, que han hecho estudios con otros modelos, publicados, y con resultados más importantes que los míos. Lo que tendrían que hacer las instituciones, en vez de atacarme, como está sucediendo desde algunos funcionarios y las empresas, es informarse y comenzar a trabajar para remediar lo sucedido.

–Las empresas, y los medios, de los agronegocios sostienen que no hay estudios serios.

–Hay investigaciones en diversas partes del mundo y son muy serias, como las que acabo de mencionar. Las empresas y sus periodistas empleados descalifican una investigación, pero al mismo tiempo no escuchan la catarata de cuadros médicos palpables en las zonas sojeras; las provincias están plagadas de víctimas de agrotóxicos, pero ahí los diarios no quieren llegar, y mucho menos las empresas responsables. No entiendo por qué mi relato tiene más importancia que el de las Madres de Ituzaingó (barrio de las afueras de Córdoba, emblema de la contaminación con agroquímicos). Los médicos de las provincias están desde hace años denunciando, los campesinos y las barriadas urbanas también. Y queda todo silenciado. Es una evidencia de la realidad y es incontrastable. Yo me inspiré en esa realidad y los resultados son los conocidos. Las empresas del agro, los medios de comunicación, el mundo científico y la dirigencia política son básicamente hipócritas respecto de las consecuencias de los agrotóxicos, protestan y descalifican una simple investigación pero no son capaces de observar las innumerables evidencias médicas y reclamos en Santiago del Estero, Chaco, Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe.

–¿Qué otros trabajos existen?

–Belle y Seralini en Francia. También hay trabajos de la Universidad Nacional del Litoral y de investigadores como Alejandro Oliva, de Rosario, que contó con la colaboración del INTA y Federación Agraria. Hay relevamientos de los doctores Rodolfo Páramo (Santa Fe) y Darío Gianfelici (Entre Ríos). No son muchos estudios, pero existen, son serios y están disponibles.

–¿Por qué el sector científico no estudia?

–Porque no en todo el mundo hay tan enorme cantidad de hectáreas con soja como se da en la Argentina. Hay casi 18 millones de hectáreas. Desde el punto de vista ecotoxicológico, lo que sucede en Argentina es casi un experimento masivo.

Las corporaciones y la ciencia

–Se intentó deslegitimar su investigación diciendo que la UBA y el Conicet no sabían de su trabajo.

–La UBA y el Conicet son organismos de gestión, no tienen por qué conocer todo lo que hago yo o lo que hacen todos sus investigadores. Está dentro de nuestras facultades definir las líneas de trabajo, investigar y dar a conocer resultados. Es la lógica de la investigación. Por eso yo no tengo que pedir autorización para iniciar una idea o un tema nuevo y ellos no tienen por qué conocerlo, porque la ciencia no funciona con organismos fiscalizadores de los temas que elegimos. Forma parte de la libertad académica, nos movemos por hipótesis, preguntas y desarrollamos investigaciones. También se dijo que el Conicet, como institución, no suscribió a mi investigación. Y es verdad, porque no se lo pedí y no tiene por qué suscribir en el marco de una idea nueva dentro de la amplitud de un proyecto. Es lo que sucede en centenares de investigaciones que se realizan. Que quede claro, el Conicet no tiene responsabilidad sobre mis decisiones. Es una decisión personal, como corresponde, no institucional. Y está dentro de mis facultades. Tampoco se requiere autorización institucional para desarrollar investigaciones, aunque sabemos que algunas son más resistidas que otras.

–Son públicos los convenios entre Conicet y la minera Barrick Gold, y también con Monsanto, con la cual hasta contaban con un premio de investigación conjunto (“Animarse a Emprender”). ¿Las investigaciones que pudieran ser críticas con esos sectores son menos bienvenidas que otras?

–(Sonríe.) Prefiero no responder.

–¿Usted podría investigar para Monsanto?

–Desde ya. El Conicet y la UBA lo permiten. Es más, muchos científicos trabajan desde hace años para empresas de biotecnología bajo la figura de asesor-consultor, por la cual el Conicet permite hasta doce horas semanales que sus investigadores provean servicios al sector público o privado.

–Se acusa a su investigación de no estar validada en una publicación científica.

–Es una chicana barata, de cuarta, que sólo muestra el temor de las empresas. En el mundo científico es sabido que la validación de un trabajo no se da por su publicación en una revista del sector. Es más, los científicos somos testigos de errores e incluso fraudes que se publican en revistas especializadas. Muchas veces se publica algo y luego se demuestra que es erróneo. Y, por otro lado, muchas veces hay investigaciones que no se publican no porque sean malas, sino porque a la revista no le interesa, sea por línea editorial o intereses en juego. Un ejemplo personal: en 1984 descubrimos genes muy importantes para el desarrollo embrionario, genes Hox. Publiqué dos papers en Cell, una de las mejores revistas del mundo, y había quienes creían y quienes no. Tuvieron que pasar años para que la comunidad científica lo validara.

–El Laboratorio de Embriología es dependiente del Conicet. ¿Su trabajo tiene que ser validado por el Conicet?

–Que por favor quede claro, ni el Conicet ni un comité editorial validan investigaciones, lo que hacen es evaluar la evidencia que uno presenta y juzgan la solidez desde la presentación. No tienen forma de verificar los resultados en forma práctica. La única certeza de una validación se da en que otros investigadores puedan repetir de forma sistemática, y hasta perfeccionada, los resultados de la investigación realizada.

–¿Cuándo va a compartir su trabajo para ponerlo a discusión de la comunidad científica?

–En breve. Debo terminar algunos ensayos y estará listo. Lo que más quiero es pasárselo a colegas, investigadores que repliquen el trabajo. De hecho ya lo he compartido con pares del país y del exterior. Desde ya que debieran ser estudios independientes, no los provistos por las corporaciones o espacios del Estado a su servicio.

–¿Monsanto podría replicarlos?

–Si contrata investigadores idóneos, sí. No tengo dudas de que lo hará y todos sabemos a qué resultados llegarán.

–¿Cómo continuará la investigación?

–Ya confirmamos las malformaciones. Ahora estamos avanzando en conocer cuál es el mecanismo de acción, es un paso más. Como es un trabajo científico, continuaré con el grado de libertad académica de que dispongo, tratando de ver cuáles son las causas mecanísticas y moleculares de las observaciones hechas para publicar los resultados. Aparte del anfibio, que nos sirve de modelo, extenderemos los experimentos a otros modelos de desarrollo embriológico, como aves.

–¿Puede suceder que, con estas nuevas pruebas, los resultados difundidos –de malformaciones– no se repitan?

–No hay forma. Porque fueron experimentos controlados, en los que fuimos rigurosos. Y, además, porque ya hay evidencia científica que va en ese sentido. Por eso, insisto, no descubrimos nada nuevo. Yo llegué a un resultado y creo en él. Si la comunidad científica llega a otra conclusión, bienvenido sea. El centro del problema no debiera ser esta investigación. Sería querer tapar el sol con la mano. Yo sólo aporté un punto más a la discusión. Pero hay sectores que quieren cerrarla, ni siquiera por convencimiento ideológico, sólo por conveniencia económica.

–Se acusa a su trabajo de usar un método erróneo con el glifosato, y que por eso los resultados son devastadores: que las concentraciones de la experimentación nunca son las que eventualmente podría recibir un humano al ser aplicado en el campo. Hubo quien mencionó que “si ponemos gasoil en el vaso de leche, claro que ocasionará intoxicaciones, y no por eso se prohibirá el combustible”.

–Ese tipo de afirmación tienen varias facetas. Por un lado, muestra desconocimiento biológico, lo cual es entendible para quien no se dedica a esta rama de la ciencia. Pero, en boca de los voceros de las corporaciones, también muestra una intencionalidad lejana a la inocencia, con intenciones de desprestigiar una estrategia de análisis mundialmente aceptada. Entonces sí me parece una comparación poco seria, maliciosa e hipócrita. Es sabido, tanto en la comunidad científica como en el sector agropecuario, que la aspersión del herbicida afecta ecosistemas, operando directa o indirectamente sobre insectos y otras especies animales cuando se ponen en contacto con el herbicida. O sea que además de células vegetales, también afectan organismos compuestos por células animales. Nuestros experimentos alertan que tanto el cóctel comercial como la droga pura en células animales generan alteraciones del desarrollo embrionario. Por lo tanto el glifosato dentro de la célula embrionaria altera el funcionamiento celular, tal como sucede en las células vegetales de las malezas. Por otra parte, ya está probado que los herbicidas se trasladan por la acción del viento. Es una prueba de la realidad, incontrastable, el padecimiento de familias de campos linderos y de barrios cercanos a las fumigaciones. Por lo tanto, el glifosato puede atravesar barreras respiratorias y/o placentarias y entrar a las células embrionarias, incluso existen avances científicos en esa dirección, como también existen registros de glifosato y de sus posibles metabolitos presentes en mujeres embarazadas. Esto podría correlacionarse con potenciales efectos malformativos. Por lo tanto, desentrañar si el glifosato puro inyectado tiene efectos sobre el comportamiento de células embrionarias animales durante el desarrollo era ineludible en una estrategia experimental correcta, e insisto que utilicé una estrategia de análisis clásica de la investigación científica.

–¿Cree que hay que prohibir el glifosato?

–En mi trabajo yo no planteo eso. Y no es de mi competencia proponer una medida de ese tipo. Lo único que afirmo, respaldado en 30 años de estudio en la regulación genética embrionaria, es que este producto genera alteraciones en el desarrollo, estoy seguro de eso.

–Sus resultados no se corresponden con la clasificación del Senasa o las recomendaciones de la Secretaría de Agricultura.

–Es un claro problema de ellos, que lo clasifican como de baja toxicidad. Todo lo contrario de lo que afirman estudios diversos, que confirman la alteración de mecanismos celulares y, sobre todo, contrario a lo que padecen familias de una decena de provincias. Es de locos pensar que no pasa nada.

26 de marzo de 2012

Documento Anticontaminante: Facultad de Medicina de la UNR



Un documento anticontaminante

Con el voto unánime de sus veinte consejeros, la Facultad de Medicina de la UNR aprobó una resolución que cuestiona la “producción altamente contaminante”, en la que incluye la minería, la fabricación de pasta celulosa y aceites vegetales.

Por Darío Aranda

“El avance en nuestros territorios de modos de producción altamente contaminantes, como ser la agroindustria transgénica dependiente de tóxicos, la minería a cielo abierto, la fabricación de pasta de celulosa, la producción de aceites vegetales, la extracción de petróleo (...), vulnera los derechos de los ciudadanos a nacer, crecer y desarrollarse en un ambiente saludable.” La denuncia, que bien podría atribuirse a asambleas socio-ambientales o a pueblos originarios, fue realizada por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) que, con voto unánime de sus veinte consejeros superiores, aprobó la resolución que cuestiona el modelo extractivo, en especial a la megaminería y al modelo agropecuario. También solicitó al gobierno nacional que “frene las acciones represivas sobre los movimientos sociales” y le pidió que “asuma la responsabilidad de garantizar la plena vigencia de los derechos humanos”.

Aprobada por el Consejo Superior de la facultad pública, el documento enumera como parte de un mismo modelo a las concentraciones urbanas, los agrotóxicos y transgénicos, la minería y pasteras, represas y centrales nucleares, contaminantes químicos, biodiversidad diezmada, destrucción de territorios y “poblaciones en franca diáspora despojadas de los bie-nes comunes”. Afirma que todas estas actividades “deben ser identificadas como problemas del campo de la salud por los responsables de definir políticas públicas”.

“Existen ya pruebas científicas concluyentes acerca de los daños que provocan a la salud de los ecosistemas y por tanto de los humanos, los modelos productivos que se están imponiendo en nuestros países, por lo que resulta ina-ceptable la excusa de los responsables políticos que se escudan en la supuesta debilidad de las mismas en lugar de aplicar el principio precautorio”, asegura la casa de altos estudios.

Fechado el 10 de febrero último, difundido la última semana, apunta de manera directa al Plan Estratégico Agroalimentario (PEA), que propone aumentar un 60 por ciento la producción granaria para 2020. “Es un aviso de profundización de un modelo extractivo de agua, fósforo y nutrientes de nuestros suelos, así como de incrementos siderales en los volúmenes de agrotóxicos a utilizar y con los que se rociarán a nuestras comunidades”, alerta y rechaza el discurso empresario que promete mayor producción de alimentos para acabar con el hambre.

La Facultad fue en 2011 sede del Congreso Latinoamericano de Salud Socioambiental, donde medio centenar de investigadores aportaron estudios científicos y casos concretos de la afección en la salud en zonas con monocultivo de soja. La resolución fue apoyada por todos los bloques (docentes, estudiantes, no docentes y graduados).

“Producimos conocimiento científico que sea útil a la comunidad y formamos trabajadores de la salud comprometidos con la realidad”, afirmó el consejero por el claustro docente Damián Verzeñassi, y explicó que la Facultad apuesta a “generar conocimientos que hagan cada día más difícil que algunos representantes pretendan burlarse de la inteligencia del pueblo al decir que minería o agrotóxicos no afectan el ambiente y la salud. Hay sobradas pruebas de lo que provocan”.

Con la megaminería en la agenda pública en enero por la pueblada de Famatina y los cortes selectivos en Catamarca, la Facultad de Medicina identifica como posibles fuentes de contaminación a los cráteres en las montañas, las pilas de lixiviación, los escombros removidos y los diques de colas (grandes piletones que hacen de basureros mineros). “La actividad minera que se de-sarrolla a cielo abierto daña severamente el ambiente y en consecuencia a los seres humanos y sus comunidades”, denuncia, en línea con resoluciones similares de la Universidad Nacional de Córdoba (2009) y Río Cuarto (2010).

Toma como caso testigo de la megaminería a Bajo La Alumbrera, ubicada en Catamarca. “Está autorizada a consumir 100 millones de litros de agua por día de la reserva acuífera del Campo del Arenal, alto consumo, casi el doble del consumo de toda Catamarca”, señala y, en base a una causa del fiscal de Tucumán, Antonio Gustavo Gómez, remarca que se ha probado la contaminación con arsénico, cadmio, cobre, mercurio, plomo y selenio.

También denuncia el “espionaje” de empresas mineras (en referencia a la compañía Osisko en Famatina) y, con respecto a la violenta represión del 10 de febrero en Tinogasta (Catamarca), cuestiona que “las fuerzas de seguridad del Estado y grupos parapoliciales y promineros han ejercido acciones de vulneración de los derechos constitucionales de muchos ciudadanos”.

En sus artículos resolutivos, el Consejo Directivo de la Facultad se solidariza con las comunidades afectadas por los modelos de producción extractivistas que “comprometen la salud de los ecosistemas y a los seres humanos”, y convoca a todos sus equipos docentes a ponerse “a disposición de las comunidades afectadas por los modelos de producción contaminantes”.

El debate minero y los peligros actuales


EL PAIS › OPINION
El debate minero y los peligros actuales

Por Norma Giarracca *

El debate acerca de la actividad minera ha llegado a un punto que, a nuestro juicio, conduce a dos situaciones peligrosas en relación con las interacciones necesarias para avanzar en la democratización de la sociedad y en ese contexto discutir la minería como parte del modelo extractivo. El movimiento contra las actividades extractivas necesita de terceros aliados que le permitan conseguir visibilidad, así como espacios de democratización institucional donde sus reclamos sean efectivizados. En la Argentina este movimiento social contiene distintas organizaciones con diferentes sujetos –campesinos, indígenas, poblaciones cordilleranas y patagónicas o aquellas que piden “paren de fumigar”– y mantiene diferentes tipos de relaciones con el Estado. La principal disputa es con las corporaciones económicas transnacionales o inversores nacionales o extranjeros y, en tal sentido, el Estado en sus distintos niveles cumple papeles diferentes y, por tal razón, no hay un solo modo dentro del movimiento de relacionarse con él (pasa lo mismo en el resto de América latina).

Las asambleas de autoconvocados contra la megaminería han tenido desde su formación distintas posiciones en relación con el Estado pero siempre han buscado alianzas con terceros para dar a conocer los enfrentamientos o llegar a quienes demandan. Dentro de estos “terceros” últimamente apareció el Grupo Clarín, primero en Famatina y luego en Catamarca, donde propuso poner la resistencia en la mira nacional por su capacidad de llegar a todo el país. Es importante señalar que su llegada a Famatina (donde estuvimos) desató discusiones dentro de los pobladores en el corte y sus periodistas recibieron tantos aplausos como silbatinas en sus transmisiones. Esta intervención, como era de esperar, tuvo consecuencias no deseadas: a partir de allí, y sobre todo de los sucesos represivos de Tinogasta, nuevamente el espacio sociopolítico comenzó a ser presentado de un modo binario; Clarín-Gobierno. El peligro que esta situación acarrea es que las organizaciones en resistencia y los “terceros comprometidos” queden atrapados en esta falsa disyuntiva por agradecimiento a un medio que los puso en imágenes y por la falta de diálogo con el Estado.

En el espacio progresista de esta sociedad existe la reiterada necesidad de una coherencia entre el pasado y el presente, porque lo que ocurrió de 1976 a 1983 es de tamaña magnitud que no puede borrarse de las biografías sociales o personales. Monsanto, la Barrick Gold, pero también Ledesma o el Grupo Clarín deben ser juzgados por el daño que hacen hoy y por lo que algunos de ellos significaron durante la dictadura. No pueden convertirse en aliados tácticos ni estratégicos de ningún movimiento social que se reivindique como tal, es decir con un mínimo sentido emancipador. En síntesis, el primer peligro que visualizamos reside en que algunas de las organizaciones en resistencias o de los terceros comprometidos, crean que Clarín juega un papel “progresista” en estas resistencias porque otorga cámara u ofrece espacios de debates en sus medios, con toda la legitimidad que supone ocupar esos espacios; debe quedar claro que no es eso lo que está en discusión sino la caracterización del vínculo.

El segundo peligro que avizoramos tiene que ver con lo que está ocurriendo del lado de los actores del campo estatal y sus terceros aliados. Como la causa minera está apoyada por su enemigo central de los últimos años, están tentados a negarse a discriminar entre este hecho y el problema propiamente dicho y muchos “cierran filas” defendiendo la minería y desvalorizando a las poblaciones en resistencia con epítetos tales como “fundamentalistas”, “ignorantes”, “hacerle el juego a la derecha”. En las últimas semanas, comunicadores con largas y coherentes trayectorias progresistas se han enganchado en la ridícula discusión de si una minera usa o no cianuro o, peor aún, “invisibilizando” represiones o “patoterismo” empresarial, “para no hacerle el juego a la corpo”. Ni hablar de las posturas de “intelectuales” que aunque ignoran en profundidad lo que ocurre salen a levantar banderas empresariales más que estatales.

Debemos recordarles a todos ellos que la lucha contra las corporaciones mineras atraviesa el mundo y que no existen sujetos progresistas de ningún tinte en este siglo XXI que no critiquen sostenidamente a estas corporaciones por devastadoras, contaminantes y corruptas. Caer en la trampa del planteo “desarrollo vs. ecología” muestra la falta de actualización en la lectura de los ricos debates de América latina. Discusión que es dura y profunda en los países que sufren esta devastación “extractivista” en sus territorios, como por ejemplo Bolivia y Ecuador. Juan Perón, quien fue un pionero en estos debates, lo previó en 1972 y dejó un magnífico legado ambiental (que era mucho más que eso) “a los pueblos y gobiernos del mundo”.

Clarín, que acepta propaganda comercial de los mineros, que es socio del negocio sojero y que fue cómplice activo de la ominosa dictadura, no es “un tercero” confiable para ningún movimiento social aunque saque a la luz lo que otros medios callan; por otro lado, perder la posibilidad de un debate en tensión (donde hay más de una posición) en el espacio oficial puede derivar en situaciones peligrosas para las poblaciones en resistencia y para una discusión seria acerca de la relación entre economía y política democratizadora en el país. A nuestro juicio, perder la crítica y la discusión interna dentro de los espacios del Gobierno y sus aliados es tan alarmante como negar la historia de Clarín y convertirlo en un “tercero partícipe” de las luchas socioterritoriales.

* Socióloga. Instituto Gino Germani-UBA.
25 marzo, 2012

RESPUESTA DE: 
Jorge E. Rulli

Me pareció importante antes de volcar mis propias opiniones, colocar de modo textual el artículo aludido de Norma Giarraca en Página doce. Con Norma Giarraca lamentablemente no simpatizamos, pero la respeto mucho y la considero una de las referentes en este tipo de pensamientos de ecología política, también, para dejar sentadas las diferencias importantes que existen y han existido en estos planos con el GRR y desde hace años. Me parece que en términos generales NG trata de impugnar el pensamiento binario que preside la Argentina actual cristinista y corporativa, y creo que esa es la parte rescatable de su escrito, aunque luego resbale y veamos cómo termina criticando esa lógica binaria desde la misma lógica binaria existente y montada por el Gobierno mismo con su viejo aliado Clarín. No quisiera ser duro con ella que no se lo merece de manera alguna, deberiamos reconocer que no es fácil evadir las trampas montadas por los intelectuales de Carta Abierta y otros, como simulacros que encubren los nuevos colonialismos. Lo que más enfatizaría del pensamiento de NG son esos últimos párrafos en que llama a reconocer la validez y la necesidad de mantener diálogos y alianzas con sectores críticos internos al Gobierno y con aliados cercanos al Gobierno… Creo que ha sido ese modo de pensar de ella lo que nos ha distanciado desde hace años y debo reconocer que aunque coherente, que lo pensara año atrás en función de la relación con Greenpeace, con el oscilante Pablo Bergel o con algunos grupos piqueteros era un hecho anecdótico frente al desafío que ahora nos plantea. Concretamente, la nueva Argentina neocolonizada implica una entrega monstruosa de nuestros bienes y el sometimiento horrorozo de nuestros pueblos. Si reconocemos que entre el variopinto conjunto de sectores provenientes de la izquierda y del progresismos que muerden las mieles del gerenciamiento de esa Argentina neocolonizada, existen sectores con los que debemos entendernos y hasta aliarnos, estamos en el mismo camino de connivencia, de traición y chupada de medias con mucho dinero de por medio, del MOCASE VC con Strapasson y Cía, en el mismo camino de GRAIN Internacional con Carlos Vicente de la ONG Biodiversidad y hasta de la pobre y al borde de la disolución RENACE kk y su penosa carta a la Señora Presidenta… Por no mencionar a algún periodista censurado de la misma Página doce y una larga lista de grupos y dirigentes que abarcan inclusive sectores internos a Proyecto sur… Con nuestra amiga NG a la que no pondría de manera alguna en el mismo bando de asalariados por el activismo internacional y piratas de los caminos campesinos, pero sí en el sector de muchos que pretenden ser oposición pero a la vez convivir de manera civilizada y hasta compartir espacios plurales, con ella se expone con ingenuidad el pensamiento que podría sostener muchas de quellas pillerías… Se trata acaso, me pregunto, de construir en espacios que el progresismo me permita, una contrahegemonía popular desde el pensamiento de Gramsci, contrahegemonía que inevitablemente fortalecerá la hegemonia de los administradores de la Arg neocolonizada, y a los que legitimizará ante la historia? Son viejos debates que ya se dieron en épocas de John W. Cooke y el viejo Marcos allá por 1958 y que con el voto a Frondizi demostraron adónde, a qué infierno del desarrollimo cipayo nos conducían… por eso reivindican hoy los Feinman y Carta abiera con Horacio González al gordo Cooke, porque imaginó la misma trampa que ahora nos proponen ellos: apoyemos a Sabatella que es de izquierda, no apoyemos al gobierno, pero apoyemos a los movimientos sociales que están dentro o cercanos al Gobierno…! Nos están engañando de manera vil… son, en definitiva, las estrategias estalinistas de los bolches sobrevivientes al propio cataclismo de la URSS y del PC argentino, que ahora nos proponen un Capitalismo en serio con el rostro humano de Heller, de Aliverti, de Víctor Hugo, Lino Barañao, Filmus, el cuervo Larroque y Cristina mientras el poder los tienen los Peter Munk, los grobo y los Elzstain… Nos están jodiendo, nos están tomando el pelo… Los progresistas no son sino la garantía de una administración corporativa que ha reemplazado definitivamente la política por los negocios y que asegura las nuevas colonizaciones y el Capitalismo de amigos que reina con pizza y champagna a pesar de los muertos provocados por TBA… Estos sinverguenzas del campo popular como el MOCASE, la Milagros, la CCC y tantos otros… están buscando aliados o dineros fáciles que a la vez les permitan continuar teniendo una baronía sobre un sector cautivo de nuestro pobre Pueblo que alguna vez fue Peronista y revolucionario, y ahora está atado de patas y de manos por el asistencialismo, ahora mueren por ocupar un lote de mierda, mientras estos canallas de izquierda los sodomizan por un sanguche y un tetra, simplemente porque esos indigentes han caido en la desmemoria de sus propias historias… Me parece que este es el gran tema y el gran desafío… legitimamos a los que entregan a la Patria y nos asesinan, o no aceptamos sentamos a su misma mesa, no los reconocemos y nos comprometemos a juzgarlos por crímenes de lesa humanidad cuando logremos el poder para ello, como a los genocidas? En la respuesta de NCosta y Avila se ven a mis entender, similares resbalones gramscianos…. como eso de interrogarse contra quién luchamos? Luchamos contra las Corporaciones o contra el gobierno progresista? Por favor, dejemos de masturbarnos con pensamientos sutiles que una cosa es la complejidad y otra el marearse con la pelota… organicemos la bronca y canalicemos la sed de justicia contra el que se nos ponga por delante… que los progresistas no son sino el maquillaje y el simulacro de una Argentina colonizada por las corporaciones… y si queremos dedicarnos a pensar metamos el bisturi hasta el hueso y sobre todo: no juguemos a victimizarnos, como han hecho por años tantos indios urbanos y tanto mocase santiagueño, que victimizarse es el primer paso para bajarse luego los pantalones y ponerse precio hasta aceptar un arreglo. Necesitamos luchadores no víctimas… necesitamos revivir una mística y una épica del combate por la Liberación Nacional… Jorge E. Rulli
25 marzo, 2012
http://www.pararelmundo.com/comunicados/debate-mineria-argentina-peligro-confundir/#comment-1878
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