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Contra los monocultivos y minería contaminantes y a favor de la Soberanía Alimentaria y de un Proyecto Nacional Sustentable

28 de julio de 2015

En inédito operativo analizarán el ambiente en San Nicolás


Las universidades de La Plata, Río Cuarto y Rosario intervendrán en un relevamiento impulsado por entidades proteccionistas.


Despliegue. El relevamiento sanitario será mucho más amplio que en otras ocasiones y con la participación de profesionales.

Luis Emilio Blanco / La Capital
El Foro Medioambiental de San Nicolás (Fomea), Protección Ambiental del Río Paraná, y otras organizaciones proteccionistas impulsan la realización de un relevamiento sanitario para determinar el estado de salud de la población del barrio Química de esa ciudad bonaerense y generar una base de conocimiento que permita modificar o adoptar políticas púbicas en materia de salud y cuidado del ambiente.

El inédito operativo que se realizará en los próximos meses, en fecha a confirmar, tendrá la participación de profesionales especialistas de la facultad de ciencias médicas de la Universidad Nacional de Rosario, de Ciencias Exactas y de Medicina de la ciudad de La Plata y de Medicina de Río Cuarto (Córdoba).

La iniciativa surgió por la necesidad de identificar las causas de la alta incidencia de casos de cáncer, entre otras afecciones, en el barrio nicoleño que circunda a una de las compañías químicas más cuestionadas de la región. El despliegue de especialistas permitirá además realizar análisis en profundidad sobre la relación de los habitantes del barrio y los indicadores ambientales, así como el impacto que genera en los pobladores y el ambiente la actividad de la industria química de la región.
Muestras de sangre. "Dentro del relevamiento general, también se harán análisis sobre muestras de sangre de la población del barrio Química, cuyos vecinos son los más perjudicados y asentaron la primera demanda contra la empresa Atanor en 2009", adelantó el presidente de Fomea, Edgar Panigatti.

"En ese sector —abundó— se dieron numerosos casos de personas fallecidas por cáncer y hoy hay mucha gente que padece esa enfermedad y otras dolencias".
Causas por contaminación. En San Nicolás hay causas y también denuncias iniciadas por contaminación ambiental contra compañías como Atanor, Prochem Bío, Carboquímica del Paraná, Motomel y una denuncia contra funcionarios de la repartición oficial que debe controlar el uso del agua. Todas se tramitan en diversos juzgados pero los denunciantes se muestran optimistas respecto del resultado que obtendrán basados en la profusa documentación que aportaron a la Justicia para avalar sus dichos.

Entre ellos, hay un estudio realizado por el Centro de Investigación Medio Ambiental (Cima) de la Universidad Nacional de La Plata, liderado por el biólogo Lucas Alonso, quien hizo un informe final llamativo.
Efectos de empresas. "El trabajo determina que en la zona de San Nicolás es donde más concentración de agroquímicos se encontró, pero no debido a las fumigaciones y sus derivas, sino al impacto de las empresas que los fabrican", resaltó Panigatti. Se encontraron agroquímicos en aire, agua, suelo y en gran cantidad en el modo de lluvia ácida.

Las agrupaciones ambientalistas lograron, a través de sus denuncias y las evidencias de impacto ambiental, que la Justicia se expida con medidas cautelares como la que pesa contra la compañía Prochem Bío, que le prohíbe extraer agua y verter al sistema pluvial y cloacal del Parque Comirsa.
La compañía no tiene otorgado permiso de extracción o descarte de efluentes por parte de la autoridad del agua y además, un informe de la Defensoría del Pueblo indica que no posee planta de tratamiento de efluentes líquidos.

Una medida similar afecta a Atanor, que explota el recurso hídrico subterráneo sin la adecuada autorización administrativa y ejecuta su actividad industrial con notoria sobreexplotación del recurso. Esto genera un daño ambiental en el subsuelo por aumento de la dureza del agua por sobreexplotación.

Según los vecinos, tanto Prochem Bío como Atanor desoyen lo ordenado por la Justicia y continúan con sus respectivas actividades contaminantes.

Suelo, aire y agua. La situación de alerta es mayúscula si se tiene en cuenta que el estudio de Cima observa un alto contenido de agroquímicos en suelo, aire y agua subterránea. También advierte y se explaya en profundidad sobre la composición de lluvia ácida cargada de glifosato, atrazinas, ampa y 2,4 entre otros contaminantes químicos.

El equipo que elaboró el informe trabajó durante varias semanas en un radio de 30 kilómetros en la zona de San Nicolas y Ramallo y obtuvo indicadores que superan ampliamente la contaminación de otras zonas de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba.
Glifosato en la orina en el 70% de las personas estudiadas

Un estudio, hecho por la Asociación Civil Bios en el partido bonaerense de General Pueyrredón, determinó que habitantes de zonas urbanas y rurales tenían glifosato o su metabolito en la orina.
 “Hicimos una prueba con muestras de orina de personas que viven en ámbitos urbanos y otras que están en zonas rurales, pensando que íbamos a hallar diferentes resultados, pero no: ambas poblaciones tenían glifosato o su metabolito, es decir, lo que se genera en el cuerpo cuando el glifosato se metaboliza”, dijo a Télam, Silvana Bujan, referente de Bios.

 La ambientalista contó que “del universo analizado, el 70 por ciento tenía glifosato y el 70 Ampa, el metabolito del glisofato; muchos tenían ambas sustancias y sólo una persona no tenía”. Todos los que participaron de la muestra vivían en ciudades y ninguna había tenido contacto directo con el agrotóxico “El resultado fue una revelación para nosotros, comenzamos a investigar y hallamos que la mayoría de nuestros alimentos industrializados contienen algo con soja, ya sea lecitina, harina o proteína. El agua y los suelos, aunque no sean rociados con glifosato, lo reciben por la lluvia”, dijo.

 Bujan citó como antecedente al estudio del Centro de Investigaciones del Medio Ambiente de la Universidad de La Plata en el que se demostró que los agrotóxicos también evaporan y caen con la lluvia. “El fin de aquel trabajo consistió en estudiar niveles de lluvia desde octubre de 2012 a abril de 2014 en núcleos poblacionales urbanos y periurbanos de la Región Pampeana de la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. El glifosato fue el herbicida más detectado: 90 por ciento de resultados positivos”.

YPF del Litio: la minería "progresista"


Diputados impulsan un proyecto de ley para crear la “YPF del litio”. Intenta regular la extracción de un mineral pretendido por empresas mineras y automotrices. La propuesta legislativa no contempla los derechos básicos de los pueblos originarios. Tampoco hace hincapié en la leyes ambientales.
http://www.comambiental.com.ar/2015/07/ypf-del-litio-la-mineria-progresista.html
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Diputados kirchneristas impulsan un proyecto de ley para crear la “YPF del litio”. Intenta regular la extracción de un mineral pretendido por empresas mineras y automotrices en el noroeste del país, mayoritariamente en territorio indígena. La iniciativa se presenta como progresista porque promueve que el Estado controle este "recurso estratégico". Sin embargo, la propuesta legislativa no contempla los derechos básicos de los pueblos originarios. Tampoco hace hincapié en la leyes ambientales.


Por Darío Aranda
Para ComAmbiental

Leyes "progresistas" desde Buenos Aires pueden afectar a pueblos originarios en Jujuy.

“El oro del futuro”, publicitan empresas y gobiernos al referirse al litio, un mineral utilizado en las baterías de teléfonos celulares, computadoras y autos eléctricos. En el norte argentino ya se explota minería de litio, hermana menor de la megaminería metalífera (de oro, plata y cobre). Desde el kirchnerismo acaban de presentar un proyecto de ley para crear la “YPF del litio”, que lo intenta declarar “bien estratégico” y propone --con discurso progresista-- procesarlo y que el Estado se apropie de esa renta. El proyecto no contempla ninguno de los derechos de los pueblos originarios (donde está buena parte de las reservas de litio) y no menciona ningún aspecto del derecho ambiental. “¿Qué dirían esos diputados si vamos a su casa, no respetamos sus derechos y le hacemos desastres? Eso están queriendo hacer ellos en nuestra casa”, reprochó Clemente Flores, kolla de las Salinas Grandes de Jujuy.


Presentado por los diputados Carlos Heller y Juan Carlos Junio (Partido Solidario), el proyecto tiene 74 artículos, declara las reservas de litio como un “recurso natural de carácter estratégico” y establece de “interés público” la exploración, explotación, concesión de explotación e industrialización. También propone la creación de la “YPF del litio” (llamada formalmente Yacimientos Estratégicos de Litio Sociedad del Estado).

“Nosotros no decimos ‘no a la minería’, decimos ‘sí a la minería racional’, dentro de determinadas reglas de explotación y sobre todo cuidando que los intereses de nuestro país estén debidamente protegidos”, afirmó Heller en el lanzamiento de la propuesta, la semana pasada. El diputado Junio fue en el mismo sentido: “En Argentina debe haber un cambio drástico en la explotación del litio, entre el sistema imperante de concesiones a las grandes empresas mineras del mundo, cambiando a un gran protagonismo del Estado”.

Heller es también presidente del Banco Credicoop. Y Junio es titular del Centro Cultural de la Cooperación (vinculado al mismo banco), espacio de referencia para un sector del progresismo y la izquierda porteña. Y, desde la última década, ámbito alineado con el kirchnerismo. El escrito es acompañado con la firma de los legisladores Carlos Raimundi, Juan Mario Pais, Luis Basterra, Jorge Rivas, y Lautaro Gervasoni, todos del oficialismo.

El articulo 20 crea la Comisión Nacional de Explotación del Litio (CNEL), que dependerá del Ministerio de Planificación, tendrá como objeto regular y fiscalizar la exploración, explotación, industrialización y comercialización. La Comisión tendrá un directorio constituido por un presidente y siete miembros: uno a las provincias que tengan yacimientos de litio, uno a las universidades nacionales con sede en las provincias con litio, uno del Ministerio de Ciencia, uno al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), uno a la Secretaría de Ambiente de Nación, uno a la Secretaría de Minería y uno a las “comunidades originarias”.

En los fundamentos llama al litio como el "oro blanco" y "mineral del siglo XXI", afirma que se ha duplicado su demanda a nivel mundial en menos de una década (desde comienzos de 2000) y señala que “las proyecciones coinciden en que el incremento en la demanda será sostenido y crecerá en forma exponencial”.

También detalla que el “80 por ciento del litio del planeta” está en el sur de Bolivia, y el norte de Chile y Argentina, área denominada como “el triángulo del litio” y asegura que “en el mundo minero y de las finanzas asociadas a los recursos extractivos se habla informalmente de la 'Arabia Saudita del litio'". El proyecto remarca de manera reiterada la importancia de que el Estado maneje el recurso, menciona la posibilidad de una “asociación estratégica” con Bolivia y Chile, y celebra que (los tres países) podrían “controlar en forma cuasi-monopólica la oferta mundial del litio”.

Por un minería nacional (sin indígenas)
Las salinas (o salares) son las extensas planicies blancas del norte del país que suelen ser la foto buscada de los turistas y, al mismo tiempo, espacio de vida, trabajo y cultura de los pueblos originarios. El litio está contenido en esos territorios y ya es motivo de conflicto de corporaciones y comunidades indígenas.

Desde hace 4 años hay protestas, que los legisladores no deben desconocer. Foto: Code Po.

Las Salinas Grandes abarcan los departamentos de Cochinoca y Tumbaya, de Jujuy, y La Poma y Cobres, de Salta. Integran la subcuenca de la Laguna de Guayatayoc, que a su vez forma parte de la cuenca de la Puna. Las empresas mineras de litio comenzaron a llegar en 2010.


Las 33 comunidades kolla y atakama del lugar se organizaron en la Mesa de Pueblos Originarios de la Cuenca de Guayatayoc y Salinas Grandes y comenzaron con acciones directas (campaña informativa, marchas a las capitales provinciales, corte de ruta) y acciones legales para que se respeten los derechos vigentes. Según leyes nacionales (entre ellas, la Constitución Nacional), el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas (ONU) sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, para cualquier actividad que pudiera afectarlos debe existir el consentimiento libre, previo e informado de los pueblos originarios.

El proyecto de ley de Heller y Junio tiene 15 páginas y 4843 palabras. Y menciona sólo dos veces a los pueblos indígenas. El artículo 24 señala que habrá un representante de “las comunidades originarias” en el directorio de la Comisión Nacional del Litio y, en el artículo 30, explica que en el proceso de evaluación ambiental se deberá contar con la participación de las comunidades indígenas “a fin de considerar y aplicar su opinión al momento de desarrollar la actividad de explotación del litio”.

Según la propuesta de ley, la opinión indígena no es vinculante y está muy lejos de ser “consentimiento” (como establece la legislación vigente).

“Le pone una pátina indígena pero por supuesto que muy alejado de respetar el derecho a la consulta. La presencia de un indígena en la Comisión de explotación es sólo para legitimar, aparte que es ex post, nunca antes de la explotación. Y el artículo 30 es de sólo participación y no consulta, y sólo en la evaluación de impacto ambiental y tampoco es vinculante. En fin, con una ley de ese tipo se está en graves problemas, no se cumplen los derechos indígenas”, afirmó Silvina Ramírez, integrante de la Asociación de Abogados de Derechos Indígenas (AADI) y del Grupo de Apoyo Jurídico por el Acceso a la Tierra (Gajat).

El proyecto de ley mantiene una gran coincidencia con el avance del modelo sojero, la legislación de hidrocarburos (incluido el fracking en Vaca Muerta) y de las leyes de megaminería: ignora toda la legislación indígena vigente.

La acción judicial de las 33 comunidades reclama que se respeten sus derechos. Llegó hasta la Corte Suprema pero fue remitida a tribunales provinciales. En la actualidad tramita en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Dilemas del progresismo extractivo
La minería del litio forma parte del modelo de extracción de recursos naturales. A diferencia de la minería metalífera a gran escala, no realiza voladura de montañas ni utiliza explosivos y cianuro. Pero sí compromete las fuentes de agua, en una región de extrema sequía.

La minería de litio ya afecta los salares, territorio ancestral indígena. Foto: Salinas Grandes.

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) alertó ya en 2002 sobre el riesgo minero en la región de a Puna: “Sus principales problemas son la competencia con el sector agrícola por el recurso agua, destrucción del hábitat por la construcción de obras de infraestructura y efecto de la contaminación a largo plazo”.

En diciembre de 2010, la Coordinadora de Organizaciones Aborígenes de Jujuy (COAJ) solicitó a los expertos en biología Jorge Gonnet y geología Aníbal Manzur una inspección técnica en una zona de las salinas donde semanas atrás se había realizado una prospección minera. “Consideraciones ambientales en relación con la construcción de pozos de prospección minera y/o hidrogeológica en la Salinas Grandes”, se llama el informe que concluye: “Las perforaciones realizadas están generando impactos y/o riesgos sobre los niveles salinos superficiales y acuíferos (...) La perforación presenta surgencia permanente de aguas de baja salinidad provenientes de acuíferos profundos (...) Tendrá notables consecuencias sobre el sistema salino y limitará la posibilidad de extracción de sales superficiales (...) Existe una elevada posibilidad de que se esté favoreciendo la difusión de sales superficiales hacia acuíferos profundos de baja salinidad”.

Rodrigo Solá, uno de los abogados de las comunidades, explicó que (durante la exploración) “perforaron el acuífero” y realizaron un doble mal: contaminaron el acuífero de donde obtienen agua para consumo humano, animales y cultivos. Y, al mismo tiempo, el agua dulce que ascendió hasta la superficie arruinó la sal de ese sector de la salina.

Tras cinco años de resistencia, en Salinas Grandes no hay minería de litio. Sí comenzó la explotación a 90 kilómetros, en Susques, donde el accionar conjunto del gobierno provincial y las empresas Orocobre (australia-estadounidense), Posco-Exar (consorcio coreano-canadiense) y Sales de Jujuy dividió a las comunidades indígenas.

El proyecto de ley de Heller y Junio señala que en la explotación de litio “sus impactos a la salud y a la integridad territorial-ambiental son mucho menores que cualquier otra alternativa energética” y destaca que “la preocupación por el impacto ambiental y a la población de la extracción del litio está ampliamente incluida en los artículos 18, 29 y 41”.

De la lectura de los artículos se desprenden generalidades:
“Deberán adoptar las medidas necesarias para proteger el ambiente, los recursos naturales y culturales”.
“El Fondo Nacional para la Valorización del Litio se destinará a la implementación de instrumentos para la prevención de los impactos ambientales”.
Se incorpora “la inclusión de los organismos nacionales y provinciales que velan por la integridad ambiental”.
No menciona la Ley General del Ambiente (norma básica en la materia) ni el “principio precautorio” (cuando no haya certeza científica, deben tomarse medidas para proteger a la población y el ambiente), derecho reclamado por organizaciones sociales, asambleas socioambientales y pueblos indígenas.

Clemente Flores, kolla de la Mesa de Pueblos Originarios de la Cuenca de Guayatayoc y Salinas Grandes (que reúne a las 33 comunidades afectadas) no cree en espejitos de colores: “Dicen que no van a contaminar pero ya afectaron el acuífero y las salinas. No nos contó nadie, lo vimos nosotros mismos en el territorio”. Y deja un mensaje para los legisladores: “Antes de escribir leyes debieran leer la Constitución Nacional y los convenios internacionales. Ahí verán que tenemos derechos y que ellos también deben respetarlos”.

FUENTE

5 de julio de 2015

LA SEMILLA DEL DIABLO LLAMADA MONSANTO.

                         Foto de Germán Junqueras Montalvá.




El glifosato es un herbicida sistémico que actúa en post-emergencia, no selectivo, de amplio espectro, usado para matar plantas no deseadas como pastos anuales y perennes, hierbas de hoja ancha y especies leñosas. El glifosato mismo es un ácido, pero es comúnmente usado en forma de sales, más comúnmente la sal isopropilamina de glifosato, o sal isopropilamina de N-(fosfonometil) glicina. Su nombre comercial más conocido es el Roundup. En Colombia, además de su uso como herbicida en la agricultura, se usa también como desecante de granos y por vía aérea como madurante en la caña de azúcar y en los programas de erradicación de cultivos ilícitos, erradicando simultáneamente cultivos alimenticios y especies silvestres, sin que se hayan estudiado los verdaderos impactos de su utilización sobre la salud de las personas y el medio ambiente.Las ventas mundiales del glifosato, cuyo fabricante básico es Monsanto, superan los 1.500 millones de dólares actualmente y se calcula que crecerán a 2.000 millones de dólares en los próximos 5 años, equivalentes a más de 40.000 toneladas de ingrediente activo (Dinham, 1998). Actualmente las ventas de este herbicida representan cerca del 40% del mercado de agroquímicos a nivel mundial de Monsanto (ventas mundiales totales de 4.032 millones de dólares en 1998, un 23.2% mayores que en 1997). Monsanto en 1998 ocupó el segundo lugar en la comercialización de agroquímicos después de Novartis y el primer lugar en la producción y venta de semillas transgénicas, modificadas genéticamente para que los cultivos sean resistentes al glifosato e incrementar aún más las ventas de este agrotóxico (Dinham, 1999).


Entre 1986 y 1996 el uso del glifosato se triplicó en Estados Unidos y en Europa su uso se incrementó en 129% entre 1991 y 1995, por las declaraciones de Monsanto de que el herbicida no es peligroso para los humanos y que es ambientalmente seguro. Pero de acuerdo con informaciones de Cox (1995) y de Dinham (1998), existen resultados de investigaciones científicas acerca de herbicidas que contienen glifosato, independientes de Monsanto, que contradicen indicaciones de la empresa fabricante del veneno y muestran una visión muy diferente sobre los riesgos de salud y ambientales de estos herbicidas.

Los plaguicidas antes de salir al mercado pasan por el proceso de la formulación, durante el cual los ingredientes activos son mezclados con otras sustancias como solventes, coadyuvantes y otras, denominadas como “ingredientes inertes”, sobre las cuales no se da información en las etiquetas y que en muchos casos son sustancias activas biológica, química o toxicológicamente, que pueden conferir a las formulaciones comerciales, características diferentes a las encontradas en cualquiera de los componentes por separado. Ésto significa que si no se revisan y reconocen las pruebas toxicológicas con los plaguicidas comerciales, como se usan realmente, es imposible evaluar con seguridad sus riesgos sobre el ambiente y la salud de las personas.

La mayoría de productos que contienen glifosato están hechos o se usan con un surfactante para ayudar al glifosato a penetrar los tejidos de la planta, el cual le confiere características toxicológicas a la formulación comercial diferentes a las del glifosato solo. En el caso del Roundup, la formulación herbicida más utilizada, se sabe que contiene el surfactante polioxietileno amina (POEA), ácidos orgánicos de glifosato relacionados, isopropilamina y agua. En el presente estudio se hará referencia a características del glifosato sólo pero también a estudios científicos realizados con el Roundup.

Nombres comerciales

En Colombia el glifosato está registrado por Monsanto (ICA 1998) bajo los nombres comerciales de Roundup, Rocket, Rocky, Faena, Patrol, Squadron, Ranger y Fuete. Pero también otras empresas agroquímicas tienen registradas formulaciones comerciales con base en el mismo ingrediente activo, bajo los nombres de: Batalla (Bayer); Glyfoagri (Disagri); Socar (Agrevo); Crossout, Candela y Glyfosan (Agroser); Glifonox (Crystal); Glifosol (Coljap); Stelar (Dow); Panzer (Invequímica); Glyphogan (Magan); Faena (Proficol); Regio (Quimor); Sunup (Sundat); Glifosato Agrogen (Agroquímicos del Cauca) y Tunda (Fertilizantes Cafeteros).

Modo de acción

La acción herbicida del glifosato probablemente se debe a la inhibición de la biosíntesis de aminoácidos aromáticos (fenilalanina, tirosina y triptofano), usados en la síntesis de proteínas y que son esenciales para el crecimiento y sobrevivencia de la mayoría de las plantas. El glifosato inhibe la enzima 5-enolpiruvilchiquimato-3-fosfato sintasa, importante en la síntesis de aminoácidos aromáticos; también puede inhibir o reprimir la acción de otras dos enzimas involucradas en otros pasos de la síntesis de los mismos aminoácidos, la clorismato mutasa y prefrenato hidratasa. Todas estas enzimas forman parte de la vía del ácido chiquímico, presente en plantas superiores y microorganismos pero no en animales.

El glifosato puede afectar también otras enzimas no relacionadas con la vía del ácido chiquímico. En caña de azúcar reduce la actividad de una de las enzimas involucradas en el metabolismo del azúcar, la ácido invertasa. Esta reducción parece estar mediada por auxinas, hormonas de las plantas.

El glifosato también afecta sistemas enzimáticos en animales y humanos. En ratas, cuando se les inyectó en el abdomen en un estudio, disminuyó la actividad de dos enzimas detoxificantes, el citocromo P-450 y una monooxigenasa; también disminuyó la actividad intestinal de otra enzima detoxificante, la aril hidrocarbono hidroxilasa (Cox 1995).

Formulaciones más tóxicas de glifosato

Investigaciones: De acuerdo con investigaciones en invernaderos en Maryland (Estados Unidos) y de campo en Hawaii, llevados a cabo entre 1995 y 1997, y con la adición de dos surfactantes, AL77 y Optima, al glifosato en la formulación Rodeo, se incrementó cuatro veces la toxicidad del glifosato a la coca, comparado con la formula comercial Roundup: 1.1 kg/ha de glifosato comercial (Roundup) (Collins & Helling).

Supuestamente, de acuerdo con este estudio, la mezcla del herbicida actualmente usada en Colombia para los programas de erradicación de la coca habría sido modificada, con "excelentes" resultados.

Este supuesto cambio de fórmula coincide con denuncias de las comunidades afectadas, en el sentido de que se están causando mas daños a pastos y cultivos alimenticios, y también son más graves los síntomas de intoxicaciones. En realidad no se conoce exactamente que formulación se están utilizando. Los dos nuevos surfactantes propuestos tienen la siguiente composición:

AL77: Mezcla 1:1 en volumen de Agri-Dex y Silwet L-77.

Agri-Dex: mezcla de derivados polietoxilados de petróleo con base en parafina, de alto peso, y emulsificantes con base en sorbitan éster.

Silwet L-77: polialkileneoxido-modificado heptametiltrisiloxano.

OPTIMA: mezcla de alquil aminas polietoxiladas [C8-C18], alquil polioxietilen glicoles, y ácidos orgánicos.

Efectos sobre la salud

Toxicidad aguda: Los plaguicidas que contienen glifosato como el Roundup están registrados en Colombia en la clase toxicológica IV, levemente tóxicos, basados en la DL50 (2) oral a ratas del ingrediente activo, considerada mayor de 5.000 mg/kg (anteriormente se consideraba de 4.320 mg/kg, clase toxicológica III). Pero en Estados Unidos estos herbicidas ya han sido reclasificados por la Agencia de Protección Ambiental EPA en la clase II, altamente tóxicos, por ser irritantes de los ojos (2) (Meister 1995). La EPA lo tiene clasificado como un irritante medio, pero la Organización Mundial de la Salud ha encontrado efectos más serios; en varios estudios con conejos fue calificado como "fuertemente" irritante o "extremadamente" irritante (Cox 1995). El ingrediente activo glifosato solo está clasificado en categoría I, extremadamente tóxico.

Tanto el glifosato solo como los productos que lo contienen son más tóxicos por vía dermal e inhalatoria que por ingestión, las vías comunes en la exposición ocupacional. En varios ensayos, la inhalación de Roundup en ratas causó signos de intoxicación en todos los grupos estudiados y aún en las concentraciones más bajas probadas. Los síntomas incluyeron secreción nasal oscura, jadeo, ojos congestionados, actividad reducida, pelo erizado, pérdida de peso corporal y los pulmones se encontraron congestionados con sangre.

El Roundup está en varios países entre los primeros plaguicidas que causan incidentes de envenenamiento en humanos. La mayoría de éstos han involucrado irritaciones dermales y oculares en trabajadores, después de exposición durante la mezcla, cargue o aplicación. También se han reportado náuseas y mareos después de la exposición, así como problemas respiratorios, aumento de la presión sanguínea y reacciones alérgicas.

En casos de envenenamientos estudiados por médicos japoneses, la mayoría de ellos por ingestión accidental o intencional de Roundup, pero también por exposiciones ocupacionales, se reportó que los síntomas de envenenamiento agudo pueden incluir dolor gastrointestinal, pérdida masiva de líquido gastrointestinal, vómito, exceso de fluido en los pulmones, congestión o disfunción pulmonar, neumonía, pérdida de conciencia y destrucción de glóbulos rojos, electrocardiogramas anormales, baja presión sanguínea y daño o falla renal.

Gran parte de estos síntomas están actualmente siendo padecidos por los indígenas Yanaconas habitantes del Macizo Colombiano en el Departamento del Cauca en Colombia, particularmente niños, quienes están recibiendo fumigaciones indiscriminadas sobre casas de habitación, escuelas y personas trabajando en los campos de cultivo (adicionalmente se están destruyendo los pastos de los que depende la alimentación de los animales, y cultivos de papa, maíz, cebolla, ullucos, cilantro y otros, de los que depende la sobrevivencia de estas comunidades).

Se ha considerado que el surfactante que lleva el Roundup es el causante principal de la toxicidad de esta formulación. El POEA tiene una toxicidad aguda más de tres veces mayor que la del glifosato, causa daño gastrointestinal y al sistema nervioso central, problemas respiratorios y destrucción de glóbulos rojos en humanos. Además está contaminado con 1-4 dioxano, el cual ha causado cáncer en animales y daño a hígado y riñones en humanos.

La EPA ha encontrado que exposiciones a residuos de glifosato en aguas de consumo humano por encima del límite máximo autorizado de 0.7 mg/l, pueden causar respiración acelerada y congestión pulmonar.

Toxicidad crónica: El glifosato también se ha encontrado tóxico a largo plazo en estudios con animales. Con dosis altas en ratas (900-1.200 mg/kg/día), se ha reportado disminución del peso del cuerpo en hembras; mayor incidencia de cataratas y degeneración del cristalino en machos y mayor peso del hígado en machos. En dosis bajas (400 mg/kg/día) ocurrió inflamación de la membrana mucosa estomacal en los dos sexos.

En ratones con dosis altas (alrededor de 4.800 mg/kg/día) se presentó pérdida de peso del cuerpo, excesivo crecimiento y posterior muerte de células hepáticas particulares e inflamación crónica de los riñones en machos; en hembras ocurrió excesivo crecimiento de células de los riñones. A dosis bajas (814 mg/kg/día) se presentó excesiva división celular en la vejiga urinaria (Cox 1995).

Para la EPA, exposiciones continuadas a residuos en aguas en concentraciones por encima de 0.7 mg/L pueden causar daño renal.

Efectos reproductivos: En pruebas de laboratorio con ratas y conejos el glifosato afectó la calidad del semen y la cantidad de espermatozoides (Cox 1995, Dinham, 1998). De acuerdo con la EPA, exposiciones continuadas a residuos en aguas en concentraciones por encima de 0.7 mg/L pueden causar efectos reproductivos en seres humanos.

Acción cancerígena: La EPA tuvo inicialmente clasificado al glifosato como clase “D”: “no clasificable como carcinógeno humano”. Posteriormente, a comienzos de la década de 1990, lo ubicó en clase “C”: “Posible carcinógeno humano. Actualmente lo tiene clasificado como Grupo E, "evidencia de no carcinogénesis en humanos". Cuando se emitió esta clasificación se añadió que la clasificación se basaba en la evidencia disponible hasta el momento y que no debía ser interpretada como una conclusión definitiva de que el producto no fuera un carcinógeno en cualquier circunstancia. Esta afirmación probablemente se debió a que el potencial del glifosato para causar cáncer ha estado sujeto a controversia desde los primeros estudios a comienzos de la década de 1980.

El primer estudio (1979-1981) encontró un incremento en tumores testiculares intersticiales en ratas machos a la dosis más alta probada (30 mg/kg/día), así como un incremento en la frecuencia de un cáncer de tiroides en hembras. El segundo estudio (completado en 1983) encontró incrementos relacionados con la dosis en la frecuencia de un tumor renal raro. Otro estudio (1988-1990) encontró un incremento en el número de tumores de páncreas e hígado en ratas machos, junto con un incremento en el mismo cáncer de tiroides encontrado anteriormente en hembras. Todos estos tumores no fueron considerados por la EPA relacionados con el compuesto: o se afirmaba que no había significancia estadística, que no era posible distinguir consistentemente entre los tumores de la tiroides y el cáncer, que no había tendencia relacionada con la dosis o que no había progresión a la malignidad.

Las dudas sobre el potencial carcinogénico del glifosato persisten, porque este ingrediente contiene el contaminante N-nitroso glifosato (NNG) a 0.1 ppm o menos, o este compuesto puede formarse en el ambiente al combinarse con nitrato (presente en saliva humana o fertilizantes), y es conocido que la mayoría de compuestos N-nitroso son cancerígenos. Y no existe nivel de seguridad frente a sustancias cancerígenas. Adicionalmente, en el caso del Roundup el surfactante POEA está contaminado con 1-4 dioxano, el cual ha causado cáncer en animales y daño a hígado y riñones en humanos. El formaldehido, otro carcinógeno conocido, es también otro producto de descomposición del glifosato.

Acción mutagénica Ninguno de los estudios sobre mutagénesis requeridos para el registro del glifosato ha mostrado acción mutagénica. Pero los resultados son diferentes cuando los estudios se realizan con formulaciones comerciales a base de glifosato: en estudios de laboratorio con varios organismos se encontró que el Roundup y el Pondmaster (otra formulación) incrementaron la frecuencia de mutaciones letales recesivas ligadas al sexo en mosca de la fruta; el Roundup en dosis altas, mostró un incremento en la frecuencia de intercambio de cromátidas hermanas en linfocitos humanos y fue débilmente mutagénico en la bacteria Salmonella. También se ha reportado daño al DNA en pruebas de laboratorio con tejidos y órganos de ratón (Cox 1995).

Efectos ambientales

Deriva: Dosis subletales de glifosato arrastradas por el viento (deriva) dañan flores silvestres y pueden afectar algunas especies a más de 20 metros del sitio asperjado. Al aplicar un plaguicida la deriva es inevitable y dependerá de varias circunstancias, entre ellas la forma de aplicación, terrestre o aérea; la velocidad del viento. Las distancias medidas para las diferentes técnicas de aplicación son las siguientes:

Aplicaciones terrestres: entre 14% y 78% del glifosato aplicado sale del sitio. Especies sensibles murieron a 40 metros. Los modelos indican que especies susceptibles pueden morir a 100 metros. Se han encontrado residuos a 400 metros del sitio de aplicación terrestre.

Aplicaciones con helicóptero: Entre 41% y 82% del glifosato aplicado con helicóptero se desplaza fuera del sitio. En un estudio en California se encontró glifosato a 800 m, la mayor distancia estudiada.

Aplicaciones con avión: Con este sistema ocurre la deriva a mayores distancias. En un estudio en California el glifosato se encontró a 800 m, la mayor distancia estudiada.

En Canadá han calculado que las zonas buffer deben estar entre 75 y 1.200 m para evitar daños a la vegetación que se quiere proteger.

Contaminación del suelo: La información sobre el movimiento y la persistencia del glifosato en suelos es variada. De acuerdo con la EPA y otras fuentes, el glifosato que llega al suelo es fuertemente adsorbido, aún en suelos con bajos contenidos de arcillas y materia orgánica. Por ésto, aunque es altamente soluble en agua, se considera que es inmóvil o casi inmóvil, permaneciendo en las capas superiores del suelo, siendo poco propenso a la percolación y con bajo potencial de escorrentía, excepto cuando se adsorbe a material coloidal o partículas suspendidas en el agua de escorrentía.

Varios investigadores afirman que el glifosato puede ser fácilmente desorbido en algunas clases de suelo, o sea que se puede soltar de las partículas pudiendo ser muy móvil en el ambiente del suelo (Dinham, 1998). En un suelo, 80% del glifosato adicionado desorbió o se soltó en un período de dos horas (Cox 1995).

Las pérdidas por volatilización o fotodescomposición son insignificantes, pero es descompuesto por microorganismos, reportándose vidas medias en el suelo (tiempo que tarda en desaparecer la mitad de un compuesto del ambiente) de alrededor de 60 días (2 meses) según la EPA y de 1 a 174 días (casi 6 meses) para otros. Sin embargo, la EPA añade que en estudios de campo los residuos se encuentran a menudo al año siguiente.

Existen estudios que hablan de una larga persistencia en suelos. Se considera que la degradación inicial es más rápida que la degradación posterior de lo que permanece, resultando en larga persistencia. La persistencia larga se ha encontrado en varios estudios, resultando en 249 días en suelos agrícolas y entre 259 a 296 días en ocho sitios forestales de Finnish; 335 días en un sitio forestal de Ontario (Canadá); 360 días en tres sitios forestales en Columbia Británica (Canadá); y de 1 a 3 años en 11 sitios forestales de Suecia.

No es fácil detectar residuos en laboratorio de sustancias altamente solubles en agua como el glifosato, tebuthiuron e imazapyr, porque en las pruebas de laboratorio se trabaja comúnmente con solventes orgánicos. De ahí que sean importantes las pruebas biológicas o siembra de cultivos susceptibles, los cuales pueden permitir detectar presencia de herbicidas cuando ya no se detecten residuos en laboratorio.

Contaminación de aguas: El glifosato es altamente soluble en agua, con una solubilidad de 12 gramos/litro a 25ºC. De acuerdo con la EPA, puede entrar a ecosistemas acuáticos por aspersión accidental, por derivas o por escorrentía superficial. Debido a su estado iónico en el agua no se espera que se volatilice de aguas ni de suelos. Se considera que desaparece rápidamente del agua, como resultado de adsorción a partículas en suspensión como materia orgánica y mineral, a sedimentos y probablemente por descomposición microbial.

Si se acepta que el glifosato se adsorbe fácilmente a partículas de suelo tendrá poco potencial para moverse a contaminar aguas superficiales y subterráneas. Pero si se desorbe o suelta fácilmente de las partículas de suelo como se mencionó en el punto anterior la situación cambia. Lo cierto es que el glifosato se ha encontrado contaminando aguas superficiales y subterráneas. Por ejemplo, contaminó por escorrentía dos estanques en granjas de Canadá, uno por un tratamiento agrícola y el otro por un derrame; contaminó aguas superficiales en Holanda; y siete pozos en Estados Unidos (uno en Texas y seis en Virginia) se encontraron contaminados con glifosato.

Su persistencia en aguas es más corta que en suelos. En Canadá se ha encontrado que persiste de 12 a 60 días en aguas de estanques pero persiste más tiempo en los sedimentos del fondo. La vida media en sedimentos fue de 120 días en un estudio en Missouri, Estados Unidos. La persistencia fue mayor de un año en sedimentos en Michigan y en Oregon.

En el Reino Unido, la Welsh Water Company ha detectado niveles de glifosato en aguas desde 1993, por encima de los límites permisibles fijados por la Unión Europea.

Contaminación de alimentos: Los análisis de residuos de glifosato son complejos y costosos, por eso no son realizados rutinariamente por el gobierno en Estados Unidos. Pero existen investigaciones que demuestran que el glifosato puede ser tomado por las plantas y movido a las partes que se usan como alimento. Por ejemplo, se ha encontrado glifosato en fresas, moras azules, frambuesas, lechugas, zanahoria y cebada después de su aplicación.

Su uso antes de la cosecha de trigo para secar el grano resulta en "residuos significativos" en el grano según la Organización Mundial de la Salud; el afrecho contiene residuos 2 a 4 veces mayores que el grano completo y no se pierden durante el horneado.

Se han encontrado residuos de glifosato en lechuga, zanahoria y cebada, sembrados un año después de que el glifosato fue aplicado.

Efectos en animales:

Insectos y otros artrópodos benéficos: El glifosato es tóxico a algunos organismos benéficos como avispas parasitoides y otros artrópodos predadores, a artrópodos del suelo importantes en su aireación y en la formación de humus; y a algunos insectos acuáticos.

Peces y otros organismos acuáticos: Diferentes especies de peces tienen diferentes susceptibilidades al glifosato. Las toxicidades agudas en términos de la CL50 oscilan entre 3.2 a 52 ppm, lo cual significa toxicidad moderada. Pero el Roundup es unas 30 veces más tóxico a peces que el glifosato solo, o sea que es desde extremada a altamente tóxico a éstos organismos acuáticos.

Hay factores que influyen en la toxicidad del glifosato y de productos que lo contienen, como a) la especie; b) la calidad del agua (el glifosato en aguas blandas puede ser unas 20 veces más tóxico a la trucha arco iris que en aguas duras); c) la edad también influye, por ejemplo el Roundup puede ser cuatro veces más tóxico a trucha arco iris en estados juveniles que en edades mayores; d) La nutrición influye en la toxicidad, siendo mayor cuando los peces están hambrientos; e) Respecto a la temperatura, la toxicidad aumenta al aumentar la temperatura, siendo mayor el efecto en especies acuáticas susceptibles a estos cambios.

Efectos subletales sobre peces también pueden ser significativos y ocurren a bajas concentraciones en el agua. Por ejemplo, en estudios con trucha arco iris y tilapia, concentraciones equivalentes a la mitad y a la tercera parte de la CL50 causaron nado errático y la trucha también mostró dificultad para respirar. Los cambios de comportamiento alteran su capacidad de alimentación, migración y reproducción y pierden capacidad de defensa.

Aves: El glifosato es moderadamente tóxico a aves. Además de efectos directos puede tener impactos indirectos porque mata plantas, por tanto puede causar cambios dramáticos en la estructura de la comunidad de plantas afectando las poblaciones de aves, porque ellas dependen de las plantas para alimentarse, protegerse y anidar. Esto ha sido documentado con estudios de poblaciones expuestas.

Pequeños mamíferos: En estudios de campo, poblaciones de pequeños mamíferos también se han visto afectadas a causa del glifosato, por muerte de vegetación que ellos o sus presas utilizan para alimentarse o protegerse.

Lombrices de tierra: Un estudio en Nueva Zelanda mostró que el glifosato afecta significativamente el desarrollo y la sobrevivencia de una de las lombrices más comunes en sus suelos agrícolas. Aplicaciones cada 15 días en dosis bajas (1/20 de la dosis normal), redujeron el crecimiento e incrementaron el tiempo de madurez y la mortalidad.

Efectos sobre plantas deseables: El glifosato, por ser herbicida de amplio espectro, tiene efectos tóxicos sobre la mayoría de especies de plantas. Afecta árboles y arbustos de los cercos y cultivos cercanos, e incrementa la susceptibilidad de los cultivos a enfermedades. Puede ser un riesgo para especies en peligro de extinción si se aplica en áreas donde ellas viven.

En un estudio el glifosato inhibió la formación de nódulos fijadores de nitrógeno en trébol durante 120 días después del tratamiento.

Malezas resistentes: En 1996 se descubrió ryegrass resistente a glifosato en Australia.

Flujo de genes de cultivos transgénicos: El flujo de genes en niveles significativos de cultivos transgénicos es inevitable. Se ha comprobado que la dispersión del polen por el viento de campos de cultivo grandes, ocurre a distancias mucho mayores y en mayores concentraciones que lo que se predice a partir de lotes experimentales. Por tanto, es real el riesgo de transmitir a malezas similares, la resistencia a herbicidas introducida por ingeniería genética a los cultivos.

Incremento del uso de herbicidas con cultivos Roundup Ready: Los cultivos resistentes a herbicidas intensificarán e incrementarán la dependencia del uso de herbicidas en la agricultura en vez de disminuirla como dicen los fabricantes, con el incremento de efectos ambientales adversos en suelos y aguas y repercusiones en la salud.

El desarrollo de la resistencia al glifosato en malezas por el flujo de genes, o las prácticas para minimizar los riesgos de la resistencia en las malezas, perpetuarán la práctica de aplicar mezclas de herbicidas. También existe el riesgo de que se reintroduzcan herbicidas para controlar poblaciones feroces de cultivos y malezas resistentes al glifosato.

Incremento del uso de insecticidas y fungicidas: La toxicidad del glifosato a organismos benéficos del suelo, a artrópodos benéficos predadores y su capacidad de incrementar la susceptibilidad de los cultivos a enfermedades, significa que su uso lleva a los agricultores a incrementar el uso de insecticidas y fungicidas.

Fracasos en producción de algodón Roundup Ready: El algodón Roundup Ready resistente al glifosato fue introducido en Estados Unidos en 1997. En la primera cosecha fracasaron 12.000 hectáreas. Una cuarta parte de 200 agricultores con licencia para cultivar el algodón encontraron cápsulas deformadas y pérdida temprana de cápsulas.



1- Ing. agrónoma. Lic. en biología y química. Directora Ejecutiva RAPALMIRA. PAN-Colombia. Cali.
2- La DL50 oral (Dosis Letal 50), es la dosis que al ser ingerida mata la mitad (el 50%) de los animales sometidos a ensayo. A menor DL50 mayor toxicidad.
3- Actualmente se consideran los riesgos corrosivos o irritantes de piel y ojos en animales de laboratorio, para determinar la clasificación toxicológica de los venenos, porque estas son las vías más comunes de exposición de los seres humanos. Se anexan tablas de categorías toxicológicas.
4- Refleja la dosis suministrada a los animales de prueba con base en el peso del cuerpo.
5- Concentración en la dieta. No se relaciona con el peso del cuerpo del animal. Medida de exposición ambiental.
6- Concentración en el agua. No se relaciona con el peso del cuerpo del animal. Medida de exposición ambiental.

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4 de julio de 2015

La erosión, un daño ambiental que vuelve a aumentar

(Clarin.com) - Frente al Día de la Conservación del Suelo que se viene (el 7 de julio), el experto Roberto Casas advierte que el 35% del territorio argentino (unas 100 millones de hectáreas) está afectado por procesos de erosión hídrica y eólica. Las causas y los caminos a seguir.


Uno de los desafíos más significativos que ha afrontado la humanidad a través de la historia, es la degradación de los recursos naturales y principalmente la degradación de los suelos cultivados. Esta correlación es muy bien resumida por René de Chateubriand al expresar que “los bosques preceden las civilizaciones, los desiertos las siguen”.

En vastas regiones de la Argentina se viene observando con preocupación una reactivación de los procesos de erosión del suelo producto principalmente de los cambios producidos en el uso del suelo, simplificación o falta de rotaciones y el sobrepastoreo en regiones secas.

En la región pampeana húmeda y subhúmeda, el abandono de la rotación de cultivos ha generado consecuencias negativas en el incremento de la erosión de los suelos, el balance de la materia orgánica, la fertilidad y la eficiencia hídrica.

En las regiones patagónica y seca occidental, el sobrepastoreo, el desmonte y uso del fuego en los pastizales y bosques secos, conjuntamente con otras actividades antrópicas, tales como la petrolera y la minería, han contribuido a incrementar los procesos de erosión y contaminación en éstas regiones, como parte de una problemática más vasta y compleja como es la desertificación.



En algunos pampeanos, el suelo presenta síntomas de desertificación causada por la erosión eólica.

Se estima que actualmente un 35% del territorio argentino está afectado por procesos de erosión hídrica y eólica, lo cual representa unas 100 millones de hectáreas en total. Al analizar los datos globales de la estimación de erosión hídrica y eólica correspondiente al 2015, se observa un crecimiento de un 80% respecto de la efectuada en 1990.

Se trata de un incremento muy importante de los procesos erosivos, que están conspirando contra la sustentabilidad de los modelos productivos actuales. La erosión hídrica es la que más creció en este último cuarto de siglo, duplicándose, con un incremento de 35 millones de hectáreas, mientras que el crecimiento de los procesos eólicos fue algo menor, aunque importante en términos absolutos (13 millones de hectáreas más de suelos erosionados).



La erosión hídrica es una consecuencia de la falta de rotaciones agrícolas.

En cuanto a los factores causales de erosión y degradación de suelos a nivel de las regiones, en función de la importancia relativa para cada región, se concluye que para las regiones NOA y NEA, las principales causas son el desmonte y expansión de la frontera agrícola, cambio del uso del suelo, simplificación de rotaciones, sobrepastoreo, y labranzas inadecuadas.

En la región pampeana se mencionan el cambio de uso del suelo, simplificación de rotaciones e intensificación agrícola. Para la región de Cuyo los factores causales más importantes son el manejo deficiente del riego, el sobrepastoreo y la minería. En la Patagonia se mencionan como principales factores de degradación, el sobrepastoreo, la actividad petrolera y los incendios de pastizales y bosques.

El 7 de julio de 1963 se instituyó en la Argentina, a través de un decreto, el Día de la Conservación del Suelo en homenaje al Dr. Hugh Bennet, pionero y luchador incansable de la protección de los suelos en remotas regiones del mundo. Decía Bennet hace 70 años que en el cuidado del suelo descansa el futuro de la humanidad. Para la Argentina el futuro es hoy, por lo que debemos obrar en consecuencia.

* Nota de la Redacción: el autor es director del Centro para la Promoción de la Conservación del Suelo y del Agua.
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