La red de médicos que trabajan en las zonas sojeras asegura que cambió el patrón de enfermedades. La tasa de abortos espontáneos llega al 19 por ciento. Afirman también que aumentó la infertilidad
Fumigación
SALTA.- Con el corrimiento de la frontera agrícola en el país, las grandes extensiones de sojas comenzaron a crecer en forma exponencial en Salta en los últimos 15 años, igual que las fumigaciones algo que según los médicos que trabajan en las aéreas sojeras cambió el patrón de enfermedades con un aumento de casos de cáncer en las poblaciones cercanas a las zonas de explotación.
La red de médicos que trabajan en las zonas sojeras asegura que cambió el patrón de enfermedades. La tasa de abortos espontáneos llega al 19 por ciento. Afirman también que aumentó la infertilidad y los nacimientos con malformaciones. “Los problemas respiratorios son mucho más frecuentes y vinculados a las aplicaciones, igual que las dermatitis crónicas; de la misma manera, los pacientes epilépticos convulsionan mucho más frecuentemente en época de fumigación, son más frecuentes la depresión y los trastornos inmunitarios.
Se registran altas tasas de abortos espontáneos (hasta del 19%) y aumentó notablemente las consultas por infertilidad en varones y mujeres. Los rebaños de cabras de los campesinos y originarios registran, en algunas zonas, hasta un 100% de abortos vinculados a la exposición con pesticidas. Se detecta también un aumento de trastornos tiroideos y de diabetes. Cada vez nacen más niños con malformaciones, especialmente si los primeros meses del embarazo coinciden con la época de fumigaciones”, señala un informe de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, realizado en poblaciones de La Pampa, Salta, Jujuy, San Luis y Catamarca y casi en su totalidad en Chaco, Santiago del Estero, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Corrientes y Entre Ríos, en 2011.
El informe consigna además que los pueblos fumigados también presentan un cambio en sus causas de muerte. “Según los datos de los registros civiles a los que hemos podido acceder, encontramos que más del 30% de las personas que mueren en estos pueblos fallecen por cáncer, mientras que en todo el país ese porcentaje es menor a 20%”, asegura el trabajo firmado por el doctor Medardo Ávila Vázquez. La aplicación de los pesticidas en los cultivos varían de acuerdo a las condiciones climáticas imperantes en el lugar.
Temperatura y humedad son los principales factores que se toman en cuentan para determinar los volúmenes y frecuencia de las fumigaciones. En Salta, respondiendo a estos requerimientos se aplican mayores cantidades de dosis. En las zonas de fumigaciones el cáncer es la principal causa de muertes y en niños, las malformaciones.
A nadie escapa que las condiciones ambientales obligan a los productores y a los empresarios sojeros a utilizar mayores cantidades de agrotóxicos en las fumigaciones, la dosis por hectárea, por ejemplo de glifosato, que se aplica en Córdoba y Santa Fe, en los últimos años ha llegado a 12 y 15 litros, pero en Salta debido al exceso de calor y a la humedad, se están aplicando dosis que van de 20 a 25 litros de glifosato por hectárea, lo cual aumenta la toxicidad de las poblaciones que están expuestas.
Esto se nota en la población de peones y operarios rurales en donde el impacto es sumamente grande y la mortalidad es muy elevada. Los estudios demostraron que el glifosato, cipermitrina, que se usa tanto en el noroeste argentino, produce alteraciones en las moléculas de ADN, de las células, lo cual hace que no se transcriban los mensajes genéticos de manera correcta e incluso inducen a la pérdida de los embarazos y en caso de llegar a su culminación, las tasas de niños que nacen con malformaciones es 3 o 4 veces más elevadas que las que hay en las ciudades de la Argentina.
Desde hace años en la provincia se están aplicando los fungicidas para hongos que son comunes en la soja y poroto, en especial en verano cuando las condiciones climáticas son propicias para su aparición. El fungicida más común es el carbendazim, extrobirulina, triazoles, que se aplican a enfermedades de fin de ciclo. Pero el repertorio químico es más amplio y tiene como función controlar, prevenir o destruir cualquier plaga, incluyendo aquellos transmisores de enfermedades humanas.
Una de las clasificaciones es de acuerdo a la plaga: si son insectos, insecticidas; si son hongos, funguicidas; si son aves, avicidas; ácaros, acaricidas; nematodes, nematicidas; lombrices, vermicidas; y plantas (malezas), herbicidas. Oscar Delgado, integrante del Centro de Acción Popular Olga Marques de Aredes (CAPOMA), en declaraciones periodísticas efectuadas a FM Noticias aseguró que “crecieron más de un 300% las enfermedades de cáncer, se incrementan los casos de malformaciones congénitas y en la zona de Anta se registraron cinco abortos de embarazadas en días de fumigaciones”.
Medidas preventivas
Tras sendas presentaciones judiciales y manifestaciones públicas en noviembre de 2011, la Justicia ordenó suspender todas las fumigaciones aéreas y terrestres con agroquímicos en las cercanías del pueblo de Antillas, ubicada a 60 km de la Ciudad de Rosario de Lerma. Las fumigaciones se estaban realizando sobre unas 5.000 hectáreas cultivadas con soja que rodean al pueblo y que afectaban la zona residencial. Los vecinos señalaron que, desde que comenzaron las fumigaciones, niños y adultos empezaron a tener problemas respiratorios, en la piel, disminución de la vista y otras complicaciones.
Ante esta situación presentaron un amparo en el Juzgado Correccional Nº 2 del Distrito Judicial Sur, a cargo de Carolina Poma. La sentencia judicial prohibió todo tipo de fumigaciones terrestres, mecánicas o manuales, dentro de la franja de los 300 metros del límite urbano de Antillas. El fallo también prohibía las fumigaciones aéreas a 1.500 metros del límite urbano y que los aviones sobrevuelen el pueblo, ni aun después de haber agotado la carga. También quedó prohibida la circulación de los fumigadores terrestres, denominados “mosquitos”, por la zona urbana.
En Rosario de la Frontera, uno de los departamentos con mayor desarrollo agrícola de la provincia, el Concejo Deliberante, en marzo del 2012, estableció por ordenanza la obligación que los productores deben notificar a la secretaría de la Producción con 72 horas de anticipación a la pulverización en los campos. Esta es la última medida complementaria que toma el cuerpo y es ampliatoria de las ordenanzas que regulan la actividad y que fueron promulgadas en el 2005.
La ordenanza municipal, en vigencia , crea una zona ambientalmente protegida, conformada por las zonas urbanas, suburbanas, los núcleos poblacionales y las escuelas rurales ubicadas dentro del ámbito municipal y garantizar, así, la protección de la salud de los habitantes y del medio ambiente frente a las pulverizaciones con agroquímicos.
La Ordenanza, que lleva los números Nº 2828/05 prohíbe la aplicación de plaguicidas agrícolas dentro del radio de 3 km a partir del perímetro de la zona urbana. Además limita el uso de agroquímicos en lugares próximos a caseríos lindantes a lotes de uso productivo, por ejemplo, si existen cursos de aguas o lagunas en las proximidades de los lotes a tratar se establece una distancia de 50 metros.
También prohíbe el uso de productos fitosanitarios considerados por la Organización Mundial de la salud como muy peligrosos. Para los infractores, la ordenanza establece multas de hasta 200 litros de gasoil. Según un informe de la Red Universitaria de Ambiente y Salud publicado en 2011, en Argentina se utilizan cada año 300 millones de litros de agroquímicos y 12 millones de personas corren riego de sufrir problemas respiratorios, dermatitis crónicas, convulsiones y trastornos.
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