El biólogo Javier Nori junto a un grupo de investigadores estudia cómo afecta el avance de la frontera agrícola a las áreas prioritarias de conservación de la herpetofauna en Córdoba. Nori explica que a medida que la frontera agrícola avanza y las decisiones en conservación se posponen disminuyen las posibilidades y aumentan los costos para conservar la biodiversidad. Asimismo, señala que la distribución de las áreas protegidas no representa de manera equitativa los distintos ambientes de la provincia. Ilustra su afirmación con el hecho de que en Córdoba existen grandes áreas protegidas donde el valor de la tierra es muy bajo, como en las Salinas Grandes, mientras que menos del 1% de la superficie de áreas protegidas se ubica en la región pampena del sur de Córdoba, donde el valor de la tierra es alto y esta puede ser usada para realizar cultivos intensivos. [19.12.2012
El biólogo Javier Nori del Centro de Zoología Aplicada de la UNC estudia, junto con otros investigadores, cuáles serían las áreas de conservación prioritarias para la herpetofauna en la provincia de Córdoba, a partir de la distribución estimada de las especies de anfibios y reptiles.
La posibilidad de establecer áreas prioritarias de conservación está en tensión con el avance de la frontera agrícola que hace que se vayan perdiendo los lugares donde existen ecosistemas naturales.
“A medida que la frontera agrícola avanza y las decisiones en conservación se posponen disminuyen las posibilidades y aumentan los costos para conservar de manera adecuada nuestra biodiversidad”, explica Nori.
En su investigación, Nori determinó áreas prioritarias de conservación de acuerdo a estimaciones de distribución de 70 especies de reptiles y anfibios. El suyo es un trabajo de cartografía, donde se superponen mapas para cruzar la información entre escenarios posibles y finalmente determinar las áreas prioritarias para la conservación.
Para su estudio, Nori y sus colaboradores plantearon cómo sería el sistema ideal de áreas protegidas bajo tres objetivos de conservación diferentes. En el primer objetivo para conservar el 5% de la distribución de las especies. En el segundo objetivo para conservar el 15% de la distribución de especies amenazadas, el 10% de especies vulnerables, el 7% de especies poco conocidas y el 5% de las restantes. En el tercer objetivo, el más ambicioso, se plantea proteger el 25% especies amenazadas, el 15% especies vulnerables, el 10% especies poco conocidas y el 5% de las restantes.
En el mapa, las áreas actualmente protegidas de la provincia se indican en negro. Las zonas azul representan las áreas prioritarias que sería necesario conservar adicionalmente para alcanzar un objetivo de conservación propuesto por los investigadores.
Luego, para estudiar la influencia del avance de la frontera agrícola en las áreas prioritarias, estos tres objetivos se aplican a tres escenarios de uso de suelo distintos: una situación ideal donde toda la provincia estuviera disponible, un escenario real de 2004 y otro de 2009.
“Lo que vemos es que a medida que pasa el tiempo es más difícil cumplir con los objetivos de conservación. Habría que proteger cada vez perímetros mayores y zonas más fragmentadas para poder cumplir con los objetivos. Y mientras mayor es el perímetro menos efectivas son las reservas. Asimismo, mientras más fragmentado, menor eficiencia en términos generales. Además, la distribución es importante ya que cuando se interponen áreas sembradas en medio de sus ecosistemas, los anfibios y reptiles tienen que moverse entre zonas no conectadas y se pierden especies, servicios ecosistémicos y el flujo de agua”.
Los resultados de esta investigación señalan que las áreas prioritarias para la conservación se ven afectadas significativamente por el avance de la frontera agrícola. Además, los investigadores aportan datos para discutir la situación actual: “Muchas de las áreas hoy protegidas no han sido elegidas en función de los patrones de distribución de la biodiversidad. Un criterio que prevalece es el valor y la productividad de la tierra. Se protegen grandes extensiones donde el valor de la tierra es bajo, como las Salinas Grandes, mientras que casi no hay superficie protegida en la región pampena, donde el valor de la tierra es alto y esta puede ser usada para cultivos intensivos. No es casualidad que en Córdoba, sólo el 1% de la superficie protegida está situada en ambientes altamente productivos”.
El trabajo sobre “Áreas prioritarias para la conservación de la herpetofauna” forma parte del proyecto general "Analizando los patrones de distribución espacial de la herpetofauna del Chaco de Córdoba desde diferentes escalas jerárquicas" que dirige Gerardo Leynaud y en el cual participan como investigadores Javier Nori, Julián Lescano, Paola Carrasco y Nicolás Frutos. Colaboraron además para la realización de este trabajo los doctores Mario Cabrera de la UNC y la investigadora mexicana Patricia Illoldi-Rangel, especialista en los análisis de detección de áreas prioritarias para conservación. El trabajo ya fue aceptado para ser publicado en la revista Biological Conservation.
Por Eliana Piemonte | epiemonte@comunicacion.unc.edu.ar
El biólogo Javier Nori del Centro de Zoología Aplicada de la UNC estudia, junto con otros investigadores, cuáles serían las áreas de conservación prioritarias para la herpetofauna en la provincia de Córdoba, a partir de la distribución estimada de las especies de anfibios y reptiles.
La posibilidad de establecer áreas prioritarias de conservación está en tensión con el avance de la frontera agrícola que hace que se vayan perdiendo los lugares donde existen ecosistemas naturales.
“A medida que la frontera agrícola avanza y las decisiones en conservación se posponen disminuyen las posibilidades y aumentan los costos para conservar de manera adecuada nuestra biodiversidad”, explica Nori.
En su investigación, Nori determinó áreas prioritarias de conservación de acuerdo a estimaciones de distribución de 70 especies de reptiles y anfibios. El suyo es un trabajo de cartografía, donde se superponen mapas para cruzar la información entre escenarios posibles y finalmente determinar las áreas prioritarias para la conservación.
Para su estudio, Nori y sus colaboradores plantearon cómo sería el sistema ideal de áreas protegidas bajo tres objetivos de conservación diferentes. En el primer objetivo para conservar el 5% de la distribución de las especies. En el segundo objetivo para conservar el 15% de la distribución de especies amenazadas, el 10% de especies vulnerables, el 7% de especies poco conocidas y el 5% de las restantes. En el tercer objetivo, el más ambicioso, se plantea proteger el 25% especies amenazadas, el 15% especies vulnerables, el 10% especies poco conocidas y el 5% de las restantes.
En el mapa, las áreas actualmente protegidas de la provincia se indican en negro. Las zonas azul representan las áreas prioritarias que sería necesario conservar adicionalmente para alcanzar un objetivo de conservación propuesto por los investigadores.
Luego, para estudiar la influencia del avance de la frontera agrícola en las áreas prioritarias, estos tres objetivos se aplican a tres escenarios de uso de suelo distintos: una situación ideal donde toda la provincia estuviera disponible, un escenario real de 2004 y otro de 2009.
“Lo que vemos es que a medida que pasa el tiempo es más difícil cumplir con los objetivos de conservación. Habría que proteger cada vez perímetros mayores y zonas más fragmentadas para poder cumplir con los objetivos. Y mientras mayor es el perímetro menos efectivas son las reservas. Asimismo, mientras más fragmentado, menor eficiencia en términos generales. Además, la distribución es importante ya que cuando se interponen áreas sembradas en medio de sus ecosistemas, los anfibios y reptiles tienen que moverse entre zonas no conectadas y se pierden especies, servicios ecosistémicos y el flujo de agua”.
Los resultados de esta investigación señalan que las áreas prioritarias para la conservación se ven afectadas significativamente por el avance de la frontera agrícola. Además, los investigadores aportan datos para discutir la situación actual: “Muchas de las áreas hoy protegidas no han sido elegidas en función de los patrones de distribución de la biodiversidad. Un criterio que prevalece es el valor y la productividad de la tierra. Se protegen grandes extensiones donde el valor de la tierra es bajo, como las Salinas Grandes, mientras que casi no hay superficie protegida en la región pampena, donde el valor de la tierra es alto y esta puede ser usada para cultivos intensivos. No es casualidad que en Córdoba, sólo el 1% de la superficie protegida está situada en ambientes altamente productivos”.
El trabajo sobre “Áreas prioritarias para la conservación de la herpetofauna” forma parte del proyecto general "Analizando los patrones de distribución espacial de la herpetofauna del Chaco de Córdoba desde diferentes escalas jerárquicas" que dirige Gerardo Leynaud y en el cual participan como investigadores Javier Nori, Julián Lescano, Paola Carrasco y Nicolás Frutos. Colaboraron además para la realización de este trabajo los doctores Mario Cabrera de la UNC y la investigadora mexicana Patricia Illoldi-Rangel, especialista en los análisis de detección de áreas prioritarias para conservación. El trabajo ya fue aceptado para ser publicado en la revista Biological Conservation.
Por Eliana Piemonte | epiemonte@comunicacion.unc.edu.ar
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