2 DE OCTUBRE 2017 - La posesión de tierras desune a puesteros y enfrenta a la empresa con la Iglesia. Pero el verdadero problema es el agua. Sin ella no hay posibilidades para nadie.
Jaime Barrera
Un sector de cerros y aguadas entre El Gólgota y El Toro. Agencia
En plena Quebrada del Toro el clima sigue enrarecido. Es un caldo de cultivo de la desunión e intereses que dilatan la solución a la intranquila parsimonia de este bello lugar enclavado al oeste de la provincia, en pleno departamento Rosario de Lerma, en la jurisdicción de la comuna de Campo Quijano.
Desde que Foxter SA tiene nuevos dueños, hay demandas de desalojo para alrededor de ocho puesteros.
Surgen denuncias de amenazas de ambos lados, pero también en esta historia aparecen puesteros manifestando su beneplácito por el acuerdo alcanzado con la empresa que les permitirá trabajar sus parcelas en comodato por 40 años.
La Iglesia Católica pide el diálogo y el perdón, aunque recalca: "Siempre apoyaremos al más débil".
La empresa arguye su posesión legítima de todas estas tierras, que quieren el bienestar de los habitantes, reconocen que "hay puesteros con quienes no se puede dialogar, que no son originarios y llegan a ser violentos al momento de tratar de comunicarse con ellos".
Entre el tire y afloje de un lado y del otro, la realidad muestra otro panorama del que nadie habla. Son necesidades elementales para subsistir al corto plazo. Ellas son la falta de agua y la escasa mano de obra local. En la actualidad estas comunidades están amenazadas con desaparecer si no se remedia este grave problema.
En la inmensa finca El Gólgota con sus alrededor de 80 mil hectáreas, el agua es escasa. Son miles de tierras sin una gota del líquido que da vida al hombre y a la naturaleza. El terreno sedimentado absorbe con facilidad el pequeña caudal de un manantial natural que brota desde los cerros cercanos.
Ahora se suma otro problema. En la actualidad los puesteros sufren por la escasa mano de obra existente en la zona. La razón es conocida: los planes sociales.
Son 160 mil hectáreas entre esta finca y la ubicada en el paraje El Toro. Son tierras propias de la precordillera salteña, agreste, árida y muy sufrida. Se estima que allí viven alrededor de 120 puesteros dispersos en tanta soledad.
De la mayoría de los consultados lugareños que viven y producen en estas extensiones, sus edades oscilan entre los 40 y los 80 años. No hay jóvenes que trabajen estas tierras. Según la empresa Foxter apenas 300 hectáreas son utilizables para el cultivo.
"Con algunos puesteros estamos trabajando para mejorar las acequias que cruzan las tierras productivas. Hay gente que ha entendido la situación y nos pide ayuda, pero hay otros que anteponen su identidad originaria como excusa de usurpar tierras. Se meten en la tierras productivas" comentó a El Tribuno el ingeniero agrónomo Facundo Robles, gerente de agronegocios de Foxter SA.
Cerca de la casona utilizada como base de la administración de Finca El Gólgota, a metros del puesto de control de Gendarmería en la ruta nacional 51, un lugareño de profesión agente sanitario, usurpó un campo de una hectárea a razón de ser originario.
"Así como este caso, hay otros, que a metros de la administración y donde tenemos las tierras utilizables para el cultivo se nos metió otro lugareño de Incahuasi en 5 hectáreas. Estas situaciones las hemos judicializado, pero hay otras personas con quienes se llegó a un acuerdo para seguir trabajando sus tierras. Entre todos podemos ayudarnos para mejorar esos campos con la llegada de agua permanentemente. La falta de agua es el gran problema en toda esta región", aseguró.
Lugareños divididos y otros avivados
“Tierra sin agua no es productiva”, dice Livorio Erazo. Con sus 77 años sigue como arrendatario en la zona de Lampasar de 5 hectáreas.
“Yo trabajo acá hace muchos años y siempre arrendé a esta gente (Foxter y su anteriores dueños). Nunca tuve problemas. Espero que me ayuden porque debo trabajar solo, los changos no quieren trabajar ahora. Esos planes sociales nos jodieron la vida a los puesteros”.
Sobre la casona, el equipo periodístico de El Tribuno se encuentra con Teofilo Mamaní. Supo ser presidente de la comunidad originaria de El Golgota y hoy trabaja para Foxter y por aparte consiguió un comodato para seguir explotando unas tierras cercanas a la administración en donde vive con su familia. “Acá hay gente con necesidad y otras avivadas que se hacen pasar por originarios, pero viven en Salta o Quijano. Esta empresa dijo que nos puede ayudar, pero algunos se molestaron porque dicen que nos van a correr a todos. Hay que vivir el día a día en esta zona. La gente debe elegir por su conveniencia”.
Iglesia
“Debemos unir a la comunidad por medio del diálogo y el amor, no sembrando temor en la gente de esta zona que son sumisos y dóciles. Hay casos en donde se sacará a la gente porque no firmaron el comodato por las tierras. Hay gente que vive en estas tierras de generación en generación. No sé si son originarios, pero también tienen un derecho adquirido”, sostuvo el padre Walter Medina del Centro Eclesial de Alfarcito.
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